El Bal¨®n de Ronaldinho
La revista France Football conceder¨¢ el pr¨®ximo lunes su Bal¨®n de Oro y nos dir¨¢ lo que ya sab¨ªamos: Ronaldinho es un juguete mec¨¢nico gobernado por un duende.
En la figura de este mu?eco, armado en las misteriosas fraguas del Olimpo, coinciden dos propiedades del metal incandescente: una manera de agrupar las fibras y otra de combinar las articulaciones. Cuando arranca, movido por una violenta energ¨ªa que procede del fondo de las c¨¦lulas, la tensi¨®n recorre su cuerpo, tac, tac, tac, en una medida secuencia matem¨¢tica. Es, de los pies a la cabeza, una lustrosa escultura en la que cada grupo muscular sucede al anterior y encaja en el siguiente con el inconfundible pi?oneo de los aut¨®matas.
Esa hinchaz¨®n atl¨¦tica que permite distinguir las piezas de la maquinaria a trav¨¦s de la piel no limita su repertorio, pero impone a sus movimientos un punto de tosquedad. Por eso su estilo provoca sugestiones contradictorias en el espectador: sus potentes aplomos nos hacen pensar en un tractor de competici¨®n, pero sus quiebros, piruetas y torbellinos tienen el brillo azulado de la llama del soplete. Es una mezcla, por supuesto explosiva, de dureza y de calor.
Animado por sus genes brasile?os, su juego tiene adem¨¢s el factor garrincha, un veneno hereditario cuyos efectos son imprevisibles: a veces ataca las neuronas, a veces violenta las rodillas y a veces desarma la cintura del contrario. Podemos explicar este fen¨®meno de dos maneras: o se trata de un legado natural o de un elaborado producto de escuela. Sabemos que, como en las carreras de relevos, el ¨²ltimo talento de la lista aprovecha los avances de su antecesor: si el que llega pierde velocidad, quien recibe el testigo acelera. En la l¨ªnea sucesoria es imposible concebir a Pel¨¦ sin Coutinho, a Tostao sin Pel¨¦, a Zico sin Tostao, a Romario sin Zico, a Ronaldo sin Romario y a Ronaldinho sin Ronaldo; como es imposible concebir a Robinho sin Ronaldinho.
Con independencia de modas y debilidades, nunca recibe el bal¨®n dorado un mal futbolista. Sin embargo, algunos de los premiados, ll¨¢mense Mathias Sammer, Pavel Nedved o Andrei Shevchenko, son en realidad aves de paso; seres que se transforman, dos a?os m¨¢s tarde, en una memoria vaga de lo que el viento se llev¨®.
En cambio, Ronaldinho es emisario de una estirpe de deportistas superiores. Un enviado especial en el que se suman las condiciones del heredero y el precursor.
Sus venas conducen el pasado y el futuro.
Llevan oro l¨ªquido, f¨²tbol de fundici¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.