?Baja el nivel educativo?
Se da por supuesto que el sistema educativo espa?ol est¨¢ en crisis, lo cual resulta muy llamativo si tenemos en cuenta que se puede afirmar que nunca ha estado tan bien como en la actualidad en varios indicadores. Por ejemplo, el gasto por alumno es mayor actualmente que en cualquier otro momento (medido en moneda constante) o los padres valoran positivamente el trabajo de los profesores en m¨¢s de un 80%, seg¨²n un reciente estudio del Instituto de Evaluaci¨®n Educativa IDEA. Tampoco nunca hab¨ªamos tenido una juventud con un nivel educativo tan alto. Es un reto sociol¨®gico explicar c¨®mo es posible que la percepci¨®n p¨²blica se encuentre tan alejada de la realidad. En este art¨ªculo me centrar¨¦ s¨®lo en una de las equivocaciones que se han convertido en lugar com¨²n actualmente: la bajada del nivel educativo.
En los resultados en matem¨¢ticas el nivel es inferior, pero no terriblemente bajo
"Estamos dispuestos a acudir a todas las reuniones que se convoquen"
Para empezar, no me queda m¨¢s remedio que ser esc¨¦ptico con todos aquellos que claman por el descenso del nivel educativo, una jeremiada que se conoce casi desde que hay escritura. Digamos que una de las pocas constantes sociales existentes es proclamar que el nivel cultural de los j¨®venes de ahora es mucho peor que el de antes, es decir, que cuando era joven quien lo expresa. Normalmente, a tal percepci¨®n se llega debido a que quienes as¨ª piensan eran buenos estudiantes y/o proven¨ªan de familias con un alto nivel cultural, y comparan a los j¨®venes de ahora mismo con ellos, y sus amigos estudiosos, cuando eran j¨®venes, y no con el conjunto de la juventud de su ¨¦poca. Lo cierto es que nunca en la historia de Espa?a ha habido una juventud que lee tanto por ocio como la actual (74% de lo j¨®venes se declaran lectores habituales, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del gremio de libreros). Y es dif¨ªcil encontrar otra generaci¨®n tan bien integrada como la presente en la ciencia internacional. No es un lema vac¨ªo afirmar que estamos ante la juventud mejor formada, m¨¢s lectora y m¨¢s viajada de la historia de Espa?a. Y todo ello sin contar con el "efecto Flynn", seg¨²n el cual cada generaci¨®n de ni?os punt¨²a mejor que la anterior ante las mismas pruebas de inteligencia, sin que los motivos est¨¦n muy claros. Quiz¨¢ los psicopedagogos y su hija, la LOGSE, hayan conseguido en una generaci¨®n cumplir una letan¨ªa milenaria. Pero los ¨²nicos datos objetivos sobre la cuesti¨®n, elaborados por el Ministerio de Educaci¨®n (cuando Esperanza Aguirre estaba al frente) muestran que el nivel educativo de los adolescentes que estaban bajo el sistema LOGSE y bajo el sistema previo es similar.
Pero ah¨ª est¨¢n los vergonzosos datos de PISA. En los resultados en matem¨¢ticas, el nivel es inferior, pero no terriblemente bajo. Si la media de la OCDE es de 500, el resultado para Espa?a es de 460, en una escala en la que el 85% de los estudiantes de toda la OCDE punt¨²a entre 358 y 668. Y en lectura, las diferencias con la media de la OCDE son pr¨¢cticamente insignificantes en t¨¦rminos estad¨ªsticos (la media para la OCDE es de 477, y para Espa?a de 461 ¡À 7,6 de error aleatorio). Si tenemos en cuenta el rendimiento en matem¨¢ticas seg¨²n el nivel del PIB per c¨¢pita, medido en unidades de paridad de compra, estamos m¨¢s o menos donde nos corresponde, aunque son muchos los pa¨ªses que est¨¢n por debajo o por encima de tal relaci¨®n (por ejemplo, puntuamos similar en matem¨¢ticas que EE UU, cuyo PIB per c¨¢pita es de 35.179 d¨®lares en paridad de poder de compra, mientras que para Espa?a es de 21.347 d¨®lares). Pero si tenemos en cuenta el nivel educativo de los padres, que en Espa?a es de los m¨¢s bajos de la OCDE, estamos mucho mejor; en ese caso, en matem¨¢ticas pasamos a 505 puntos, quedando por encima de la media de 500 puntos. Es decir, parte del bajo nivel educativo de la generaci¨®n actual tiene que ver con el bajo nivel educativo de la generaci¨®n de sus progenitores, por lo que cabe dudar de que en el pasado el nivel educativo fuera mejor. Por otro lado, algunos rasgos del sistema educativo espa?ol quiz¨¢ puedan dar cuenta de estas peque?as diferencias, como que el n¨²mero de horas lectivas anuales que se imparte en Espa?a es menor que la media de la OCDE (845 y 936, respectivamente), o que en ciertas ¨¢reas, como matem¨¢ticas, la parte proporcional de ese periodo m¨¢s corto, tambi¨¦n es menor.
?A qu¨¦ se debe que una percepci¨®n que no se ajusta a la realidad tenga tanto ¨¦xito? En parte al narcisismo apocal¨ªptico de creerse los ¨²ltimos de una edad de oro. En parte, a una serie de cuestiones, que ya se?alaron Baudelot y Establet en Francia hace m¨¢s de 15 a?os. Por un lado, es dif¨ªcil saber a ciencia cierta el nivel educativo, no s¨®lo porque no haya medidas con las que comparar, sino porque lo que cabe exigir a los ni?os en cada ¨¦poca como nivel educativo var¨ªa: los ni?os actuales pueden creer que la leche "crece" en los estantes del supermercado, pero son los ¨²nicos de la familia que se apa?an con la cacharrer¨ªa electr¨®nica, es decir, unos conocimientos han sido desplazados por otros, m¨¢s adaptados al nuevo entorno social. Por otro lado, puede estar aumentado el nivel educativo de la juventud al tiempo que baja el nivel educativo en la escuela. Imaginemos un pueblo con 3 j¨®venes, dos que asisten a la escuela, uno con un nivel educativo de 10, otro con un nivel educativo de 5 y un tercero, que no asiste a la escuela, con un nivel de 0. El nivel medio de la escuela ser¨ªa de 7,5, pero el de la juventud ser¨ªa de 5. Supongamos que el tercer joven asiste a la escuela, y es mal estudiante, con lo que su nivel ser¨¢ de 1. El nivel medio de los j¨®venes habr¨¢ aumentado a 5,3, pero el de la escuela habr¨¢ bajado a 5,3. El n¨²mero de estudiantes buenos no ha disminuido, pero son menos en el conjunto de la poblaci¨®n escolarizada. Cuando se dice "qu¨¦ bueno era el sistema educativo previo", no me queda m¨¢s remedio que pensar para qui¨¦n, pues en lugares como Canarias, a principios de los ochenta la escolaridad obligatoria cubr¨ªa menos de un 80% de los ni?os de ciertas edades.
Por tanto, la percepci¨®n sesgada de la propia juventud de aquellos que escriben y leen, junto con la lectura apresurada de un informe, han contribuido a crear una sensaci¨®n de crisis que dista mucho de reflejar tanto el estado de la cuesti¨®n, bastante aceptable, como el origen del (ligero) mal, la LOGSE, cuando parece que se debe m¨¢s bien a nuestro d¨¦ficit cultural secular.
Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez Garc¨ªa es profesor del departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad de La Laguna.
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