'Itxastresna' y polifon¨ªa
El oriotarra Patxi Oliden, pionero en la fabricaci¨®n de tablas de surf, ultima su estreno como compositor musical
La puerta del taller de Patxi Oliden es rigurosamente an¨®nima. Es m¨¢s, muchos vecinos de Orio seguro que no saben todo lo que se ha cocido y se cuece en su interior, aunque s¨ª tengan noticia de la personalidad de Danbolin, que es como le conocen los m¨¢s cercanos al tambi¨¦n organista de la iglesia parroquial, reconocido experto en micolog¨ªa y mitolog¨ªa, profesor inquieto de la Escuela Profesional de Zubieta y hasta compositor fecundo de m¨²sica por ordenador.
Todo comenz¨® cuando, harto de las miserias de la vida de los negocios, este mec¨¢nico de profesi¨®n dej¨® su taller de reparaci¨®n de barcos en manos de los empleados. "Me di cuenta de que no val¨ªa para las relaciones comerciales, que mi car¨¢cter no era capaz de soportar aquellas tensiones. Y luego tuve dos pufosque me dejaron sin un duro: mont¨¦ dos barcos y no me pagaron: 200.000 pesetas de hace 40 a?os y medio mill¨®n de pesetas de las de 1970".
Oliden comenz¨® entonces una nueva vida en su taller de la calle Eusko Gudari de Orio. "Un d¨ªa, al pasar por la calle Mayor de San Sebasti¨¢n, vi una tabla de surf en una tienda de efectos navales". "Ya por entonces", sigue recordando", "hac¨ªa un par de a?os que ven¨ªan a la playa de Orio extranjeros a practicar ese deporte que era desconocido en la costa vasca". Y en ese momento, Oliden entr¨® en la tienda, compr¨® la tabla y decidi¨® que se iba a poner a fabricarlas. El oriotarra era un buen nadador, como corresponde a quien ha vivido siempre junto al mar, pero nunca hab¨ªa cogido olas, ni hab¨ªa visto c¨®mo se trabajaban materiales como el poli¨¦ster, el foan o la fibra de vidrio con ese destino. Pero eso no era inconveniente.
Eso s¨ª, ten¨ªa claro que sus precios iban a ser populares. "Entonces, una tabla costaba 8.000 pesetas, y me dije: '?por qu¨¦ este deporte va a ser s¨®lo para pudientes?". En principio, para abaratar costes, decidi¨® que las tablas fueran huecas, realizadas con moldes, en lugar de trabajar el poliester el bruto para darle forma. Sus primeras creaciones le dieron problemas, pero con la pr¨¢ctica y la observaci¨®n de c¨®mo se comportaban con las olas fue evolucionando en la aerodin¨¢mica y en los materiales.
Por eso se pas¨® al foan (poliuretano expandido), por consejo de los chavales que ya compraban sus primeras tablas. "Con el foan, darle forma a la primera me cost¨® seis horas y media; la siguiente la hice en hora y media". Luego quedaba el acabado y el remate final. En los buenos a?os, Patxi Oliden constru¨ªa seis tablas a la semana. Ponerlas a la venta venta fue m¨¢s complicado. "Las llev¨¦ a El Corte Ingl¨¦s y otras tiendas de deportes, pero el intermediario pon¨ªa unos m¨¢rgenes tales que las tablas sal¨ªan car¨ªsimas". Al final, se decidi¨® por la venta directa y los chavales hac¨ªan fila en la puerta del taller para adquirir una itxastresna, el nombre que le puso a sus productos.
El logotipo de aquellas itxastresna, todav¨ªa sorprende por la calidad de su dise?o. Y las tablas no estar¨ªan a la zaga. En el documental de Peru Izeta que se present¨® en la pasada edici¨®n del Surf Film Festival de San Sebasti¨¢n, se puede ver c¨®mo un aficionado recupera una de aquellas tablas y coge olas con dominio, aunque, quiz¨¢s, a una velocidad m¨¢s lenta que la que permiten las actuales. Oliden lo confirma: "No es tanto la calidad de la tabla, sino la habilitad del ejecutante".
Y habla con el conocimiento de quien se maneja en distintas actividades, siempre con destreza. Adem¨¢s de buen nadador y experto recolector de setas, es compositor fecundo. All¨ª, en un rinc¨®n del taller, donde todav¨ªa se pueden contemplar alguna de sus itxastresna, Oliden guarda una sorpresa para el visitante: un peque?o estudio de m¨²sica donde compone polifon¨ªas para textos sagrados, una inclinaci¨®n en la que, sin duda, sigue la inercia de su actividad como organista en la iglesia de San Nicol¨¢s de Bari. En las estanter¨ªas se encuentran los cancioneros de Resurrecci¨®n Mar¨ªa de Azkue, Aita Donostia o Manterola, junto a los centenares de composiciones (2.616 hasta el momento) propias.
Son obras escritas sobre todo para su propio disfrute, como una forma de mantenerse activo, despu¨¦s de la jubilaci¨®n. En 1978, dej¨® de fabricar tablas de surf porque le llamaron de la Escuela Profesional para impartir clases de taller. Pero su inter¨¦s por continuar aprendiendo no se detuvo y se introdujo en el mundo de los ordenadores. "Tengo un viejo mac, ahora trabajo con un PC y hasta escrib¨ª programas en basic", comenta, con la soltura de un joven inform¨¢tico.
Aquellos conocimientos inform¨¢ticos los aplica ahora a la creaci¨®n musical que, por fin, podr¨¢ disfrutarse en p¨²blico. "En una hoja de calendario encontr¨¦ un texto de un te¨®logo asesinado por los nazis, Dietrich Bonhoeffer, lo he musicado y se lo he ofrecido a la Coral Saratxo, que lo presentar¨¢ este pr¨®ximo verano en Noruega", explica, mientras manipula el ordenador para poder ofrecer un esbozo de la composici¨®n. Efectivamente, la inquietud de Patxi Oliden parece no tener final: en las baldas de su taller-estudio, junto a revistas de euskaltzale, figuran libros de todo el mundo, incluso en japon¨¦s.
Hu¨¦rfano emprendedor
Nacido en Orio en 1923, Patxi Oliden se qued¨® hu¨¦rfano con s¨®lo dos a?os: su padre, marino, falleci¨® en un accidente de mar. Su madre estaba embarazada de su ¨²nica hermana cuando ocurri¨® la desgracia. La familia qued¨® entonces a cargo del hermano mayor; y cuando ¨¦ste se cas¨®, Patxi tom¨® el relevo. Entre una cosa y otra, se qued¨® soltero. Sin embargo, es notoria su capacidad emprendedora y sus habilidades sociales. Fue, en gran parte, su buena relaci¨®n con la juventud por la que la direcci¨®n de la Escuela Profesional requiri¨® sus servicios como profesor.
De todos modos, la vinculaci¨®n con el mar y la m¨²sica es extensible al resto de la familia: su hermano fabricaba los remos que usaban las traineras desde Ferrol a Hondarribia; y sus sobrinos m¨¢s peque?os comienzan a interesarse por la m¨²sica, para la que han requerido el magisterio de Patxi Oliden. Otra dedicaci¨®n m¨¢s.
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