Los habitantes olvidados de Kosovo
La mayor¨ªa de los serbios de la provincia viven aislados en el campo y malviven de la agricultura o de pensiones m¨ªnimas
La barrera que separa la parte albanesa de la serbia en la aldea de Kos, en el oeste de Kosovo, es invisible, pero nadie la cruza. A un lado se encuentra el pueblo alban¨¦s, al otro una serie de n¨²cleos de poblaci¨®n, m¨¢s o menos aislados, en los que viven serbios que han retornado en los ¨²ltimos meses. Esta peque?a localidad es uno de los reasentamientos que se encuentran en la zona de acci¨®n de las tropas espa?olas de la Kfor (800 militares sobre un total de 17.000 efectivos internacionales). Apenas ha habido incidentes en los ¨²ltimos tiempos, pero la presencia militar es constante.
Los contactos entre las comunidades son m¨ªnimos en este territorio de 1,8 millones de habitantes, en un 90% albaneses y en un 8% serbios. Pero lo que ocurre en Kos y en otras zonas del valle de Osojane no es una excepci¨®n sino la regla en esta provincia administrada por la ONU: la mayor¨ªa de la poblaci¨®n serbia se encuentra repartida en el campo, al igual que los principales monumentos religiosos, entre ellos el Patriarcado de Pec y el monasterio de Decani, patrimonio de la humanidad de la Unesco.
Tropas espa?olas
"Si se fuesen los soldados, nosotros tambi¨¦n nos ir¨ªamos", asegura Ljubisa Popovic, de 45 a?os, due?o del bar y ¨²nico comercio de Osojane, una aldea de unos 400 habitantes situada en un valle precioso en el que se encuentra un destacamento de las tropas espa?olas. "Todo est¨¢ tranquilo y nadie nos molesta. No s¨¦ cual va a ser la soluci¨®n, pero para nosotros ser¨ªa necesario tener libertad para movernos", agrega al ser preguntado sobre el desarrollo de las conversaciones sobre el estatuto final, que empezaron esta semana. Cuando los serbios del campo quieren salir de su zona, en la mayor¨ªa de los casos utilizan autobuses blancos de Naciones Unidas con los cristales de pl¨¢stico, escoltados militarmente hasta hace poco, que llegan hasta Mitrovica Norte, el principal n¨²cleo urbano serbio de poblaci¨®n.
La mayor¨ªa de los habitantes de la zona sobreviven del campo o de pensiones m¨ªnimas y muchos son personas mayores que o no se fueron despu¨¦s de la entrada de las tropas internacionales en 1999 o han ido volviendo con cuentagotas. Seg¨²n las ¨²ltimas cifras de la ONU, desde 2000 han regresado s¨®lo 6.440 serbios a sus lugares de origen.
En los monasterios, la situaci¨®n de aislamiento es similar: aunque no se han producido incidentes en los ¨²ltimos tiempos, y los l¨ªderes pol¨ªticos kosovares de todo signo insisten en la necesidad de que el patrimonio hist¨®rico y religioso sea conservado, los monjes o monjas apenas se mueven y cuentan con severas medidas de seguridad: ante el Patriarcado de Pec o el monasterio de Decani hay blindados italianos 24 horas, mientras que el monasterio de Goriok, que alberga a seis religiosas, est¨¢ siempre protegido por soldados espa?oles.
Uno de los informes m¨¢s exhaustivos sobre la poblaci¨®n serbia, elaborado en 2004 por el instituto European Stability Iniciative (ESI), aseguraba: "En Kosovo viven todav¨ªa unos 130.000 serbios, una poblaci¨®n que representa dos tercios de la que hab¨ªa antes de la guerra. De ella, dos tercios (75.000) viven en zonas de poblaci¨®n mayoritaria albanesa. Casi todas las ciudades han sido abandonadas por los serbios, por lo que Mitrovica Norte es el ¨²nico n¨²cleo urbano. La realidad de los serbios es que se trata de campesinos que viven de una econom¨ªa de subsistencia en peque?as comunidades repartidas por Kosovo".
"Es nuestra tierra"
"Hemos vuelto porque es nuestra tierra y nuestra casa", afirma Ruzica Popovic, de 33 a?os, que en agosto regres¨® a Kos con su marido, Radovan, y sus cuatro hijos. Sobreviven de la agricultura y de la ayuda humanitaria en una casa reci¨¦n construida por la cooperaci¨®n internacional. "En Serbia resid¨ªamos en un campo de refugiados y las condiciones de vida eran terribles; pero esper¨¢bamos algo mejor a nuestra vuelta", agrega en la puerta de su vivienda que forma un n¨²cleo de poblaci¨®n junto a otras casas, tambi¨¦n reci¨¦n terminadas.
El colegio de Kos est¨¢ al final de un repecho, a unos cientos de metros. Pero all¨ª est¨¢ la frontera. Los ni?os deben recorrer un par de kil¨®metros hasta la escuela de Osojane.
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