Yo soy un ciclista
YO SOY UN CICLISTA. S¨ª, es cierto que cada vez lo digo con menos orgullo y con la cabeza m¨¢s gacha. Soy un ciclista, as¨ª en singular y no en gen¨¦rico. En teor¨ªa pertenezco a un gremio (los ciclistas), pero en la pr¨¢ctica eso no existe. Aqu¨ª el ego¨ªsmo campa a sus anchas; cuando uno da positivo, el resto mira hacia otro lado o esconde la cabeza, la t¨¢ctica del avestruz. Y ahora, cuando la credibilidad de este deporte est¨¢ tan en entredicho, nos dedicamos a tirar balones fuera cuestionando la validez del m¨¦todo de detecci¨®n de la EPO en vez de plantear un debate serio sobre cu¨¢l es el camino que tenemos que tomar para que la utop¨ªa de un deporte limpio donde gane el mejor est¨¦ m¨¢s cercana. Yo soy un deportista. He sacrificado mucho en mi vida para llegar adonde estoy. Los que me conocen lo saben, lo mismo que yo he visto sacrificarse a tantos otros. Gran parte de lo que tengo y lo que soy, mucho o poco, me lo ha dado el ciclismo. Pero lo que para m¨ª siempre fue motivo de orgullo se est¨¢ convirtiendo ahora en una lacra; me averg¨¹enza confesar c¨®mo me gano la vida por las miradas que recibo y por los comentarios que me hacen. Y lo m¨¢s doloroso es que (aunque a veces pequen de generalizar en exceso) esos comentarios no suelen estar exentos de raz¨®n.
Lo de Roberto Heras es la punta del iceberg. Los esc¨¢ndalos por dopaje se suceden uno tras otro en los ¨²ltimos a?os y esto es consecuencia de la predisposici¨®n que siempre ha tenido el ciclismo en la lucha contra el dopaje. A m¨¢s controles, m¨¢s positivos, y por esta sencilla f¨®rmula la realidad del ciclismo est¨¢ en el disparadero cuando la de otros deportes permanece en el olvido. Pero es un error mirar a otro lado cuando tenemos la mancha a nuestros pies.
Yo, como todos, tambi¨¦n paso controles. Sin embargo, siempre voy a ellos de buena gana, a pesar de las molestias que me puedan ocasionar porque los considero un mal necesario, un filtro para que la trampa no campe a sus anchas. Pero no acepto que se me criminalice, que se me trate como a un delincuente por ser ciclista. Y muchos lo hacen, desde la UCI, con el modo de actuar de sus vampiros y sus formularios de localizaci¨®n, hasta aficionados desenga?ados que ven c¨®mo sus h¨¦roes se convierten en antih¨¦roes por arte de una dosis de EPO. No debemos olvidar que detr¨¢s de un dopado, a pesar de todo, hay un deportista que, adem¨¢s de c¨®mplice, es v¨ªctima de un sistema.
Yo soy un ciclista. Mi pretemporada comienza ahora, y la ilusi¨®n que tengo es poca. Nada de esto ayuda. Una ilusi¨®n que se va perdiendo conforme ves que no todos competimos en igualdad de condiciones. Pero conf¨ªo en que la repercusi¨®n del caso Heras haya hecho reflexionar al sector de este mundillo que ha hecho de la trampa su m¨¦todo y que la consecuencia sea que la pr¨®xima temporada tengamos un ciclismo un poco m¨¢s justo, que eso s¨ª que es posible.
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