Bachelet abre camino a las mujeres
La candidatura socialista ha dado un impulso a la lucha por la igualdad de sexos
Durante 25 a?os Mar¨ªa Victoria Torres, de 47 a?os, fue agredida f¨ªsica y psicol¨®gicamente por su marido, Gerardo Flores, un ex agente de la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional (DINA). Por no perjudicar a sus hijas, callaba. Fue a denunciarlo a la polic¨ªa y le replicaron: "Por algo le pegar¨¢n, alguna cosita habr¨¢ hecho usted". Una psic¨®loga le dio la receta que le permiti¨® rebelarse: escribir su historia. Lo hizo y hoy es un libro. Fue la primera en pedir el divorcio hace un a?o, desde que la ley lo autoriza, pero a¨²n no lo ha conseguido.
Su caso es frecuente: una de cada dos mujeres ha sufrido violencia intrafamiliar y casi un tercio ha sido pateada, arrastrada o sufrido una paliza, seg¨²n una encuesta del Gobierno. Este domingo Torres votar¨¢ en la elecci¨®n presidencial a Michelle Bachelet, la candidata que encabeza las encuestas, para combatir el machismo chileno. Est¨¢ orgullosa de su opci¨®n: "Las mujeres tenemos que trabajar el doble para demostrar que sabemos hacer las cosas", afirma.
Un ministro amigo de Bachelet se disculp¨® por llamarla "mi gordi"
Que una mujer est¨¦ por primera vez pr¨®xima a llegar al Palacio de La Moneda ha puesto en primer plano los temas de g¨¦nero. A Bachelet la miden y observan de forma diferente que a los otros tres candidatos, no por su militancia socialista, sino por ser mujer. Las encuestas coinciden en que la candidata de la coalici¨®n de centroizquierda logra m¨¢s adhesi¨®n en las mujeres que en los varones, algo que en Chile se puede medir porque ambos sexos votan en mesas y lugares separados, una tradici¨®n desde que las mujeres obtuvieron el derecho a voto, a mediados del siglo XX.
"La fortaleza de Michelle Bachelet se observa en mayor medida en el voto femenino. La mujer es m¨¢s proclive a votar mujer", sostiene Clarisa Hardy, soci¨®loga y directora de Chile 21, un centro de reflexi¨®n socialista. Atribuye este fen¨®meno al progreso que ha experimentado la situaci¨®n de la mujer en los ¨²ltimos a?os, en lo que llama "un salto modernizador, que obedece al aumento de la participaci¨®n laboral y escolaridad femenina, y la menor tolerancia a la desigualdad y discriminaci¨®n".
Todav¨ªa queda mucho camino por delante. Las mujeres no ganan lo mismo que los hombres, llegan hasta ciertos cargos porque se topan con el llamado "techo de cristal", una barrera invisible pero igualmente eficaz, presente en las empresas y esferas de poder, muy dif¨ªcil de cruzar para ellas. El m¨¦rito en la mujer ayuda menos que en el var¨®n.
Bachelet expresa las demandas pendientes de las mujeres, sostiene Hardy: "Si ella est¨¢ pr¨®xima a llegar a La Moneda, yo impedir¨¦ que abusen, que me discriminen. Otras se sienten convocadas porque Michelle refleja una sociedad que despert¨® a sus derechos, y otras [la apoyan] porque la ven descontaminada de un mundo pol¨ªtico tradicionalmente masculino y muy mal evaluado en todas las encuestas", afirma.
Donde se observan las mayores diferencias es en el mercado laboral, sostiene la encargada del tema de mujer de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), Mar¨ªa Elena Valenzuela. La participaci¨®n de la mujer en el trabajo ha aumentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas "pero es la m¨¢s baja de Am¨¦rica Latina". "Chile es el pa¨ªs donde hay m¨¢s due?as de casa, en especial en los grupos de ingresos bajos y medios", sostiene.
Atribuye Valenzuela la diferencia a factores como la presi¨®n de la pareja para que la mujer siga en el hogar, la supuesta desvalorizaci¨®n del trabajo masculino que implicar¨ªa la salida femenina al mercado laboral, la falta de oportunidades de empleo y de guarder¨ªas donde dejar a los hijos y a la visi¨®n conservadora de la contrataci¨®n de grandes empresas en cargos gerenciales. "Las mujeres no suelen llegar a cargos directivos, salvo las de recursos humanos y de la banca", afirma.
En promedio, las mujeres tienen el 67% del ingreso mensual de los hombres. En 1990, al inicio de la democracia, ten¨ªan el 65%. "La brecha ha disminuido poco a pesar de que las mujeres ocupadas tienen 12,7 a?os de estudio y los varones, 11. Si se pagara por igual en funci¨®n del promedio educacional, las mujeres deber¨ªan ganar m¨¢s que los varones en Chile", dice Valenzuela. Las mujeres sufren mayor desempleo y sus trabajos son m¨¢s precarios que los de los varones.
Pero el machismo es tambi¨¦n latente. Los ataques frontales a Bachelet de los candidatos de la derecha han sido pocos en la campa?a, porque no ser¨ªan bien vistos. Han sido ataques indirectos -dudas sobre su capacidad de gobernar y de liderazgo-, pero el efecto ha sido un bumer¨¢n. "Se ha producido una reacci¨®n de defensa corporativa de las mujeres, a reafirmar el voto femenino", dice Hardy.
El lenguaje es otro problema. La candidata a senadora democristiana Soledad Alvear, derrotada por Bachelet en las primarias oficialistas, sostuvo en una entrevista que a los varones les cuesta tratar de igual a igual a las mujeres. Usan "mijita", una expresi¨®n t¨ªpica "con la que creen que le hacen un gran favor, pero la verdad es que se trata de un poquitito de protecci¨®n y un poquitito de ninguneo". Al ministro de Hacienda, Nicol¨¢s Eyzaguirre, amigo de Bachelet, se le escap¨® una de estas expresiones, lo que provoc¨® un peque?o esc¨¢ndalo. Se refiri¨® a Bachelet como "mi gordi" y debi¨® disculparse explicando que fue algo inconsciente y "un resabio de machismo, muy indebido".
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