Cacer¨ªas
Una de las mayores preocupaciones que durante este a?o hemos tenido los cazadores ha sido la de armonizar un a?o severo de sequ¨ªa con el hecho de cazar. Un n¨²mero mayor de piezas pod¨ªa causar una situaci¨®n cercana a la destrucci¨®n de la caza. Razones econ¨®micas han impedido a la Consejer¨ªa de Medio Ambiente tomar unas decisiones que, hoy por hoy, han reca¨ªdo en los propios cazadores. Esta realidad, en la que lo privado ha mirado por los intereses p¨²blicos, est¨¢ siendo la nota dominante de los m¨¢s de 200.000 cazadores que hay en Andaluc¨ªa. Sin embargo, esta misma semana, en la vecina Extremadura, un grupo de "cazadores" se han dedicado a matar en una finca de "caza deportiva" tigres, leones o lobos al gusto. Pagaban cifras que ni se cobran en Namibia. Unos 24.000 euros por pieza m¨¢s foto. Es una llamada de atenci¨®n. Es cierto que, en esta ocasi¨®n, los energ¨²menos han sido detenidos. No obstante, hay otras que pasan desapercibidas. No se les presta atenci¨®n. Al menos no se percibe que se les preste. Son muchos a?os los que me lleva ocupando la caza y, cada d¨ªa m¨¢s, observo que no se est¨¢ cuidando. Muchas fincas se est¨¢n llenando de reses que no son aut¨®ctonas con el ¨²nico objetivo de conseguir grandes trofeos. Hay org¨¢nicas (empresas que organizan cacer¨ªas) que cobran las monter¨ªas u ojeos sin IVA y es much¨ªsimo el dinero que se mueve. Es m¨¢s, en cualquier revista especializada, se establecen los precios sin IVA y que no se te ocurra pedirlo. Si lo haces, y es alguna de estas org¨¢nicas, no hay puesto que llevarse a la boca y ser¨¢ dif¨ªcil que lo encuentres. Son realidades que empiezan a exigir una mayor atenci¨®n y responsabilidad. Lo de los tigres de bengala o de Peraleda, como ha sido en este caso, no es m¨¢s que un aviso. Hay m¨¢s tigres y m¨¢s lobos en este entramado de intereses. Unos lobos que exigen una mejor regulaci¨®n, como tambi¨¦n una mayor vigilancia y un control que evite la destrucci¨®n de la caza aut¨®ctona y la defraudaci¨®n p¨²blica y privada. Si no se hace as¨ª, entre sequ¨ªa y los nuevos depredadores no va a quedar una pieza frente a la que podamos sentir la emoci¨®n del cazador. Esa persona que, cuando est¨¢ en el campo, no sabe lo que va a pasar y a veces -dice Yebes- cuando logra sorprender a la pieza vacila antes de disparar.
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