La idiotez m¨¢s idiota
De todas las ideas e iniciativas idiotas que a menudo se les ocurren a las gentes de nuestra ¨¦poca bastante idiota, una de las mayores es la de boicotear los productos de un pa¨ªs cuando su Gobierno se comporta de una manera que no gusta al Gobierno de otro, o le lleva la contraria, o no lo complace u obedece. Uno de los casos m¨¢s conspicuos de semejante idiotez se dio hace un par de a?os, cuando la Administraci¨®n americana idiota de entonces (ay, me temo que es la idiota de ahora) no s¨®lo decidi¨® que hab¨ªa que castigar econ¨®micamente a Francia por la postura de su Presidente Chirac en contra de la fraudulenta, delictiva e idiota Guerra de Irak que en aquel momento propugnaban Bush, Blair y Aznar, sino que adem¨¢s hab¨ªa que borrar la palabra "French" ("franc¨¦s") de la lengua de Shakespeare, o al menos de la de Elvis Presley. Recordar¨¢n que, en el apogeo de la puerilidad y de la idiotez, las patatas fritas, que en esa lengua se han conocido siempre como "French fries", pasaron a ser llamadas por la Casa Blanca, la C¨¢mara de Representantes, el Senado y todos los ciudadanos idiotas que se apuntaron a la idiotez may¨²scula, "Freedom fries", esto es, "patatas de la libertad". Fue lo que m¨¢s apareci¨® en la prensa, pero es de suponer que, para ser consecuentes, los "French kisses", que es como en el idioma de Dolly Parton se denominan los besos con lengua, se tornaron "besos libres"; las "French letters" (popular y cursimente, "condones"), "cartas de libertad"; la "French dressing" ("vinagreta"), el "ali?o lib¨¦rrimo"; la frase "to take French leave" ("despedirse a la francesa") se debi¨® de convertir en "despedirse por libre", y as¨ª un mont¨®n de t¨¦rminos y de expresiones m¨¢s en los que -qu¨¦ falta de previsi¨®n- aparece el maldito adjetivo.
Asimismo, muchos americanos idiotas dejaron de consumir vinos y quesos originarios de nuestro vecino del norte, e imagino que, por tanto, esos patriotas idiotas dejaron de leer a Flaubert, Montaigne, Dumas, Baudelaire y Proust inmediatamente (si tambi¨¦n cay¨® Houellebecq, miren, ah¨ª, sin querer, fueron listos y salieron ganando); de escuchar m¨²sica de Ravel, Debussy, Edith Piaf y Couperin; se tapar¨ªan los ojos en los museos al pasar por delante de un Degas, un Manet, un C¨¦zanne o un G¨¦ricault; se abstendr¨ªan de mirar tebeos de Tint¨ªn y Ast¨¦rix, y sacar¨ªan de sus armarios, para rasgarla, toda prenda que en tiempos m¨¢s armoniosos hubieran adquirido con etiqueta de Saint-Laurent, Gaultier, Givenchy o Dior. Una admirable tarea de vigilancia e inspecci¨®n constantes.
Ahora, en Espa?a, se est¨¢ llevando a cabo una campa?a a¨²n m¨¢s idiota (lo cual parece dif¨ªcil y ya es decir), que insta a la poblaci¨®n a boicotear y abstenerse de productos catalanes. El idiota motivo es el desagrado que a una parte de los pol¨ªticos nacionalistas espa?olistas les causa el nuevo Proyecto de Estatut dise?ado y aprobado por la mayor parte de los pol¨ªticos nacionalistas catalanistas. La campa?a la conducen, con gran entusiasmo proselitista idiota, una serie de articulistas y locutores de radio que a estas alturas, supongo, y para predicar con el ejemplo, habr¨¢n comprado, para destruirlos, todos los ejemplares de sus libros publicados en editoriales como Planeta y Plaza & Jan¨¦s, y habr¨¢n decidido no volver a firmar un solo contrato con ellas. Lo supongo, ay, pero me temo que al hacerlo hago el idiota, porque no he le¨ªdo en ning¨²n sitio que esos locutores de los obispos y esos columnistas del Abc, La Raz¨®n o El Mundo hayan renunciado, abnegada y pioneramente, a los grandes beneficios que sacan de su comercio con esas editoriales potentes. La idea, ya digo, es idiota a m¨¢s no poder: "Pr¨ªvense", as¨ª amonestan a sus lectores y oyentes, "del fuet, el cava, la butifarra y el pan con tomate, y si les dan n¨ªscalos, comprueben que no son rovellons disfrazados, recogidos en Catalu?a; no escuchen m¨¢s a Serrat, a Peret ni a Mompou; no paguen un solo volumen de las ya mencionadas Planeta y Plaza, pero tampoco de Seix Barral, Lumen ni Ediciones B; no lean una l¨ªnea -ni siquiera en el diario- de Mars¨¦, Mendoza, Vila-Matas, Gimferrer o Az¨²a; ojo con comprar en taquilla un solo partido del Espanyol o el Bar?a, que se llevar¨¢n unos cuantos de sus euros madrile?os pur¨ªsimos (o andaluces, castellanos, murcianos o riojanos); miren cada cosilla que cojan, no vaya a estar envasada en Sabadell o Manresa, o distribuida por una empresa de Badalona o Reus; y cuidado con el papel que adquieran, que por all¨ª hay muchas f¨¢bricas de ese negocio"; y as¨ª hasta el infinito. El colmo de la idiotez ser¨ªa que se arengara ahora a los catalanes a boicotear a su vez a Madrid, Castilla, La Rioja o Murcia, y as¨ª tendr¨ªamos a toda la poblaci¨®n espa?ola haciendo el completo idiota y perdiendo miserable e idiotamente su tiempo para mirar la procedencia de cada libro, medicamento, lata de at¨²n, de aceitunas o sardinillas, folio y cuartilla, botell¨ªn de cerveza y bote de anchoas, para no contaminarse con lo de unas u otras regiones proscritas. Ser¨ªa algo c¨®mico, pero entre todos los idiotas de cada sitio lograr¨ªan hacerles la vida imposible e idiota a los idiotas que obedecen las consignas m¨¢s idiotas.
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