Guepardos
Algunos movimientos que ejecuta Ronaldinho en el campo los he visto a menudo en los reportajes del National Geographic: as¨ª corren los guepardos cuando cazan. Los grandes felinos tienen una cola larga y musculosa que les sirve de tim¨®n basculante en la persecuci¨®n de la presa. Antes de entregarse a sus garras la gacela efect¨²a toda clase de quiebros y alguno de ellos acabar¨ªa echando a rodar por la pradera el cuerpo del guepardo si ¨¦ste no usara el rabo como instrumento para ce?ir su fulgurante velocidad a los resortes el¨¦ctricos que le marca la presa. Aunque no se le vea, Ronaldinho tiene la misma cola de los grandes felinos. Otros futbolistas tambi¨¦n la tienen. Eto'o ya es todo ¨¦l una pantera negra. Estos jugadores se adentran en el ¨¢rea como en la selva donde los defensas descargan toda clase de hachazos. En ese momento Ronaldinho saca el tim¨®n de cola que le permite frenar en seco, arrancar un segundo despu¨¦s con la quinta marcha, bascular la cadera con la barbilla alta sin mirar la pelota y en el instante preciso pasarla a Eto'o para que la pantera que ¨¦ste lleva dentro se desdoble del propio cuerpo del jugador para dar el ¨²ltimo zarpazo al portero. En medio de una lluvia de tarascadas a simple vista parece que ellos son las inocentes presas cuando, en realidad, son los predadores. Ciertamente los futbolistas se dividen en dos: los que tienen rabo de felino y los que no lo tienen. Lo ten¨ªa Garrincha, Pel¨¦, Maradona, Cruyff y Platini. Est¨¢n a punto de perderlo Ronaldo y Zidane. Por otro lado, Aimar y Robinho tienen tim¨®n de cola, aunque les falta cuerpo. En los grandes deportistas la acci¨®n se confunde con el pensamiento, pero el rabo de felino rige tambi¨¦n en otros ¨®rdenes de la vida, seg¨²n la pr¨¢ctica de la educaci¨®n anglosajona. En los colegios brit¨¢nicos los principios morales que deben aplicarse a la conducta se extraen del deporte. Para convertirse en una estrella de la pol¨ªtica o de las finanzas hay que combinar el zarpazo con el swing, la fiereza con las formas. Esa cintura ondulante que se gobierna desde el tim¨®n de cola, la ha tenido Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez y Jordi Pujol, pero no Fraga, Arzallus ni Aznar. La tiene Gallard¨®n y Rodrigo Rato; no la tiene Rajoy. Del rabo de felino se sirven tambi¨¦n algunos empresarios para abatirse sobre la presa y fijarla bien con las garras. La devoran y luego sonr¨ªen melifluamente mientras el p¨²blico ovaciona la jugada. As¨ª lo hace Ronaldinho, as¨ª lo hace tambi¨¦n el gato despu¨¦s de comerse al canario.
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