?Hablamos de la ordenanza o no?
Al inicio del mandato, cuando se aprob¨® el Programa de Actuaci¨®n Municipal en Barcelona para estos cuatro a?os (2004- 2007), algunos consideraron absurdo y otros puramente demag¨®gico que la primera l¨ªnea estrat¨¦gica de futuro para la ciudad fuera el civismo. El Ayuntamiento pon¨ªa sobre la mesa la necesidad, y as¨ª lo indica literalmente el plan, de construir a largo plazo un modelo de convivencia basado en la corresponsabilidad de vecinos y vecinas, comerciantes, empresas y entidades para el futuro de la ciudad y de los ciudadanos que viven en ella.
Ahora parece que todo el mundo comparte que nos encontramos en momentos de transformaciones r¨¢pidas y cambios significativos: de tipo social, econ¨®mico, de costumbres, de h¨¢bitos.
El objetivo no es imponer sanciones, sino establecer unas normas que ayuden a la convivencia
Ocurre en todas las grandes ciudades, Barcelona no es en este sentido una excepci¨®n. Todos estos cambios nos llevan, en algunas ocasiones, a situaciones de conflicto en la convivencia, que hasta ahora no eran tan intensos.
Podr¨ªamos decir que el comportamiento y la utilizaci¨®n del espacio p¨²blico basados en unas normas y unos determinados h¨¢bitos entran en una cierta crisis y hace falta renovar el compromiso de todos frente a la convivencia en la ciudad. Reencontramos en este momento la obligaci¨®n y la funci¨®n municipal.
En la primera l¨ªnea estrat¨¦gica del Ayuntamiento y en el esp¨ªritu de sus actuaciones se encuentra la convivencia: fuerte inversi¨®n en limpieza, mantenimiento, servicios sociales (a partir del plan de inclusi¨®n social), programas de choque y autoridad, construcci¨®n de equipamientos de barrio y proximidad...
La ordenanza marca tres objetivos principales. En primer lugar, centrar la atenci¨®n sobre un uso del espacio p¨²blico en el que existan el equilibrio y el l¨ªmite entre el derecho a disfrutar de un espacio com¨²n de calidad, el derecho al descanso y el ejercicio del resto de derechos. La ordenanza define as¨ª una serie de normas de conducta, claras y concretas, y lejos de las cr¨ªticas que se han lanzado al proyecto, lo hace de forma altamente concisa.
En segundo lugar, el proyecto de ordenanza tambi¨¦n supone un esfuerzo para garantizar su aplicaci¨®n efectiva y eficaz. Esto es lo que muchos ciudadanos y ciudadanas nos piden, y lo que, con la redacci¨®n, estructura y contenidos de la norma hemos procurado hacer. Y destaco dos aspectos: por un lado el T¨ªtulo III -bastante menos comentado que otros t¨ªtulos-, que trata de la aplicabilidad, la graduaci¨®n de las sanciones, las medidas sustitutivas, la reparaci¨®n de da?os, las medidas sociales, la mediaci¨®n y aspectos tan y tan importantes como la actuaci¨®n en el caso de personas visitantes a la ciudad. Por otro lado, la estructura y la claridad de la norma, que incluye fundamentos de derecho en cada uno de los cap¨ªtulos y para cada una de las situaciones, lo que tiene que servir para que todo el mundo entienda cu¨¢les son los bienes jur¨ªdicos protegidos por parte de los servicios municipales.
El objetivo final no es el de imponer sanciones, sino el de establecer unas normas claras y conocidas, que nos ayuden a compartir la ciudad con convivencia.
En tercer y ¨²ltimo lugar, este proyecto de ordenanza, de forma muy novedosa en los instrumentos legales, implica e implicar¨¢ a todos los servicios de la casa y no s¨®lo a la autoridad y a la justicia.
El proyecto de ordenanza no es sencillamente un cat¨¢logo de conductas. Todo lo contrario. Se trata de proteger a los sectores m¨¢s d¨¦biles, a trav¨¦s de los servicios sociales, el Plan de Inclusi¨®nSocial y otros instrumentos (como puede ser ahora el Plan de Prostituci¨®n), y de proteger a los menores. Barcelona ha trabajado siempre para que su espacio p¨²blico sea un lugar de convivencia. La recuperaci¨®n de calles, de plazas... es s¨®lo un ejemplo del trabajo del d¨ªa a d¨ªa. Ahora, una cierta p¨¦rdida de sentimiento de pertenencia a la ciudad, por un lado, y por otro, la aparici¨®n o intensificaci¨®n de nuevos fen¨®menos en el espacio p¨²blico, nos ponen delante de un nuevo reto y de la necesidad de iniciar una nueva recuperaci¨®n. Nuestra apuesta es favorecer el pacto, la convivencia y la mediaci¨®n. No buscamos el enfrentamiento, sino que intentamos evitarlo. Nuestro fin no es la penalizaci¨®n, sino que, como todo instrumento municipal, la ordenanza quiere regular, explicar, establecer normas y que ¨¦stas se cumplan, con la finalidad com¨²n de conseguir una ciudad mejor para todos.
Assumpta Escarp es concejal de Participaci¨®n Ciudadana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.