La UEFA acusa a los grandes clubes de inducir al tr¨¢fico de menores
Lars-Christer Olsson, secretario general de la UEFA, dispar¨® ayer contra los grandes clubes, de los que dijo que su potencia econ¨®mica y su codicia les lleva a robar a los peque?os y que su insaciable voracidad induce al tr¨¢fico de menores. El f¨²tbol necesita, seg¨²n ¨¦l, una profunda reforma, pero est¨¢ marcado por una especificidad que convierte en inapropiada la estricta aplicaci¨®n de las leyes que rigen para los otros ¨¢mbitos.
El caso Bosman abri¨® las puertas a un aluvi¨®n de efectos perversos, manifest¨® Olsson. "Bosman tuvo un gran impacto, pero no hay que echarle la culpa de todo porque tambi¨¦n estaban apareciendo otros factores, como el crecimiento de la televisi¨®n y la mercadotecnia, generadora del efecto riqueza", matiz¨® despu¨¦s; "la sentencia es inapelable y debe ser aceptada, pero el f¨²tbol no estaba preparado". "Los clubes que recibieron el dinero de los derechos de televisi¨®n empezaron a robar a los peque?os", a sus florecientes jugadores, sostuvo, y el deporte perdi¨® su car¨¢cter intr¨ªnseco y sus valores fueron arrasados por los del espect¨¢culo comercial.
No se beneficia a la sociedad en general y a los pa¨ªses pobres en particular cuando se aplica la sentencia, contra la que, seg¨²n Olsson, se alzan los pa¨ªses de ?frica y Am¨¦rica del Sur, que se ven expoliados de sus j¨®venes y que no tienen en su ¨¢mbitos jurisdiccionales la capacidad de luchar contra las normas impuestas y que rigen en Europa. En ese sentido, habl¨® pr¨¢cticamente en t¨¦rminos de mafias, de menores y sus familias a los que se hace saltar de sus continentes hacia la rica Europa con el se?uelo del oro del f¨²tbol. "Hay tr¨¢fico de ni?os, clubes que trafican con jugadores, familias enteras que llegan de Am¨¦rica del Sur a Europa", explic¨® sin dar nombres, pero atribuyendo la responsabilidad a los intermediarios, cuya actividad favorece el nuevo orden: "Hay jugadores de menos de diez a?os. Los agentes se los llevan a clubes de poca categor¨ªa que los aceptan a cambio de la promesa del dinero a ganar con su futuro traspaso. Luego, si no responden, se les deja en la calle, abandonados, sin nada".
Las normativas sobre los agentes son s¨®lo algunas de las que hay que cambiar. Tambi¨¦n habr¨¢ que revisar el sistema que rige los traspasos y limitar el n¨²mero de jugadores extra?os a la cultura del club en el que militan. Casos extremos son equipos convertidos en una ONU de nacionalidades o el Beveren, belga, que ha llegado a alinear a once marfile?os. La UEFA impondr¨¢ a partir del pr¨®ximo curso que en cada club que compita en sus torneos haya al menos cuatro jugadores de la cantera, que ser¨¢n seis y ocho en los dos siguientes. "El deporte tiene una especifidad y, cuando sus normas chocan con las de otros ¨¢mbitos, como la legislaci¨®n sobre competencia o la laboral, hay que saber qui¨¦n tiene la prioridad. Nosotros queremos que la tenga la norma deportiva", dijo.
El enfrentamiento entre clubes y FIFA por las cesiones de jugadores a las selecciones nacionales es algo que se ha desmandado, seg¨²n Olsson, por el amparo que equipos como el Charleroi y el Lyon han buscado en los tribunales. "Se est¨¢ pidiendo a los pa¨ªses que paguen por sus jugadores. Eso llevar¨ªa a la ruina. Hay que tener en cuenta que algunos ganan diez veces el presupuesto de sus federaciones", advirti¨®; "habr¨ªa que hablar, pero c¨®mo si ya se est¨¢ en los tribunales". Una soluci¨®n, apunt¨®, ser¨ªa extender a las fases clasificatorias los seguros que se aplican en la fase final de los campeonatos.
A la UEFA tambi¨¦n le preocupa el racismo en los estadios. La respuesta, fuera de la natural de tener un p¨²blico civilizado, son las sanciones disuasorias. "Hay que buscar un dif¨ªcil equilibrio, ya que el resultado de un partido debe decidirse en el campo, no en los despachos", destac¨® Olsson; "si no se puede conseguir cambios, se expulsar¨¢ a los equipos de los torneos europeos y de los nacionales".
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