Los desafectos
El pasado domingo, el diario La Vanguardia publicaba una entrevista de Jordi Barbeta al presidente de la Generalitat de Catalu?a, Pasqual Maragall, bajo el t¨ªtulo de "Si Espa?a no cambia ahora, se producir¨¢ la desafecci¨®n de Catalu?a". Se trata de una proposici¨®n formulada en t¨¦rminos condicionales que es sin duda merecedora de un an¨¢lisis detenido, m¨¢s todav¨ªa cuando acaba de anunciarse el plazo de una semana para el acuerdo buscado entre el Gobierno del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y el tripartito o cuatripartito catal¨¢n, proponente del nuevo Estatut de Autonom¨ªa. Un acuerdo sin el cual el itinerario del texto en el Congreso de los Diputados quedar¨ªa, al parecer, frustrado.
El titular m¨¢s arriba reproducido de la entrevista sirve para resumir el lanzamiento "de una seria advertencia que recuerda", escribe el periodista, "otras planteadas en verso hace un siglo por su abuelo, el poeta Joan Maragall: Espa?a ha de cambiar o de lo contrario se producir¨¢ un peligros¨ªsimo fen¨®meno de desafecci¨®n en Catalu?a y en las otras nacionalidades que la integran". A la espera de consultar esos versos centenarios del abuelo del president, el lector anota de momento que se postula un cambio de Espa?a porque de lo contrario se incurrir¨ªa en graves riesgos. Pero sucede que en las declaraciones se omite cualquier definici¨®n de Espa?a y tampoco se mencionan los cambios que precisar¨ªa esa realidad. Nos quedamos sin saber de qu¨¦ idea de Espa?a se parte como realidad a modificar y en qu¨¦ sentido deber¨ªan ir las modificaciones que se prescriben en abstracto.
El riesgo que se vaticina por Maragall en ausencia de cambios es nada menos que el de la desafecci¨®n en Catalu?a, un fen¨®meno que se considera peligros¨ªsimo. Desde luego, el vocablo desafecci¨®n lo es porque trae resonancias muy penosas. Recordemos que, por ejemplo, los informes de la polic¨ªa franquista utilizaban el t¨¦rmino desafectos para referirse a quienes entonces acampaban, por mucho que fuera su disimulo, fuera de la ortodoxia del r¨¦gimen, a quienes se consideraba merecedores de toda suerte de prevenciones. Eran los tiempos en que para cualquier asunto se requer¨ªa un certificado de adhesi¨®n al Movimiento o se prescrib¨ªa la jura de sus Principios Fundamentales si la ocasi¨®n era de mayor solemnidad. Unos Principios promulgados el 17 de mayo de 1958 con aquel inicio insuperable que rezaba as¨ª: "Yo, Francisco Franco Bahamonde, caudillo de Espa?a, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del reino, promulgo como Principios del Movimiento Nacional, entendido como comuni¨®n de los espa?oles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, los siguientes...".
En otro pasaje de la entrevista, Jordi Barbeta, despu¨¦s de observar que "con la propuesta catalana estalla una aut¨¦ntica algarab¨ªa pol¨ªtica, sobre todo, en Madrid", le pregunta a Maragall si cree que esto era inevitable. El president responde dejando trascender una posici¨®n de superioridad que "era f¨¢cil de prever... porque la historia de Espa?a es la que es, historia tr¨¢gica durante m¨¢s de un siglo". No sabemos con exactitud si esa contestaci¨®n incluye el intento de presentar la algarab¨ªa pol¨ªtica que habr¨ªa estallado, sobre todo en Madrid, como la continuidad previsible de otras anomal¨ªas y barbaries sucedidas en la historia tr¨¢gica de Espa?a, de las que una Catalu?a por ¨¦l imaginada se habr¨ªa visto venturosamente excluida, merced al ejercicio de sus probadas virtudes c¨ªvicas.
Pero los hechos desmienten semejante idealizaci¨®n y demuestran que Catalu?a se vio inmersa junto al resto de Espa?a en la misma historia tr¨¢gica y que los catalanes, llegado el momento, se implicaron a tope en los distintos bandos en lucha. Ni el Tamborcito del Bruch, ni el sitio de Gerona, pueden borrarse de la guerra de la Independencia contra Napole¨®n. Otro d¨ªa hablaremos del general Miguel Primo de Rivera, pero vaya por adelantado que las tergiversaciones tendentes a presentar la Guerra Civil del 36 como una guerra de Espa?a contra Catalu?a est¨¢n bloqueadas por hechos incontrovertibles. Y de la represi¨®n que sigui¨® al 1 de abril del 39 est¨¢ documentado que caus¨® en Madrid el triple de v¨ªctimas mortales que en Barcelona. En todo caso, si el estallido de la algarab¨ªa a causa de la propuesta del Estatut era tan f¨¢cil de prever, ?por qu¨¦ se procedi¨® con tanta imprevisi¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.