Ellos, ellas... y ellas
En 2002, un poco conocido guionista, Daniel Serrano, y un veterano cultivador de comedia, el notable Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro, unieron sus talentos para proponer un producto ciertamente ins¨®lito en nuestro cine, Al otro lado de la cama, un musical con actores que cantaban (pasablemente bien, en todo caso), con n¨²meros musicales en los que los propios actores encabezaban los bailes y con la consabida trama de encuentros y desencuentros amorosos, cuernos y celos, la salsa necesaria para que funcionen estos guisos. Y funcion¨®, vaya si lo hizo: casi tres millones de espectadores respaldaron la originalidad de la propuesta.
Tres a?os y dos protagonistas menos que entonces (se cayeron del cartel Paz Vega y Natalia Verbeke, sustituidas por Ver¨®nica S¨¢nchez y Luc¨ªa Jim¨¦nez), pero con id¨¦nticos mimbres, Mart¨ªnez-L¨¢zaro y Serrano vuelven a las andadas, aunque con algunas diferencias nada despreciables. Una tiene que ver con la profundizaci¨®n de todos los resortes entonces empleados, lo que hace que, por un lado, los amigos-enemigos (Toledo y Alterio, el eje de todas las peripecias: est¨¢n tan bien como en la anterior entrega) se comporten a¨²n m¨¢s como unos cr¨ªos caprichosos (en ocasiones, como en la secuencia en que Jim¨¦nez se acuesta con ambos, rozando el rid¨ªculo); y por el otro, que ambos sean incapaces de entender, en su soberbia de machos, que sus respectivas no se la pegan con otros, sino entre ellas: la homosexualidad y el lesbianismo campan en esta ocasi¨®n abiertamente a sus anchas.
LOS 2 LADOS DE LA CAMA
Direcci¨®n: Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro. Int¨¦rpretes: Ernesto Alterio, Guillermo Toledo, Alberto San Juan, Luc¨ªa Jim¨¦nez, Mar¨ªa Esteve, Ver¨®nica S¨¢nchez. G¨¦nero: comedia, Espa?a, 2005. Duraci¨®n: 105 minutos.
Canciones
Y por el otro lado, en una operaci¨®n inteligente que tal vez presagie posteriores derroteros, se echa mano de un personaje puente entre los dos amigos, Carlota, a quien una inspirada Pilar Castro da cuerpo, gracia y espesor. Pero lo que sin duda caracteriza nuevamente el producto es la gracia de las situaciones en que el gui¨®n coloca a los personajes, que se suelen resolver con las canciones m¨¢s impensadas (un recurso al cual el espectador est¨¢ ya acostumbrado, y espera en todo momento). Y tampoco es nueva la moraleja que la pel¨ªcula propone: que las mujeres, y es ¨¦ste uno de los lugares comunes m¨¢s aquilatados de la comedia amorosa desde los a?os treinta, son siempre las que saben m¨¢s, las que van un paso por delante de sus amantes-contrincantes.
Hay que reconocer, en fin, que la pel¨ªcula puede resultar no tan sorprendente como su antecesora, pero tambi¨¦n que quienes gozaron de aqu¨¦lla se encontrar¨¢n sin duda alguna en un territorio conocido y confortable. Y que la pel¨ªcula rezuma gracia y proporciona carcajadas casi constantes... qu¨¦ m¨¢s se le puede pedir a una comedia de enredos.
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