Ponge, reinventar la poes¨ªa
En 1942, Francis Ponge (1899- 1988) public¨® uno de los libros capitales para la poes¨ªa europea de la segunda mitad del siglo XX: Le part¨ª pris des choses. La traducci¨®n castellana, publicada por Monte¨¢vila en 1971 como De parte de las cosas, est¨¢ agotada desde hace muchos a?os; pueden encontrarse en cambio sus libros m¨¢s tard¨ªos, Piezas (Visor) y La rabia de la expresi¨®n (Icaria). Cuando se public¨® Les parti pris... -firmado por un poeta desconocido de m¨¢s de cuarenta a?os sin relaciones con el mundo literario; aparecido en plena guerra mundial- ten¨ªa todo para pasar inadvertido. Sucedi¨® lo contrario: Sartre escribi¨® una larga rese?a (incluida en Situations, I); Phillipe Jaccottet public¨® un estudio de su estilo, Blanchot le dedic¨® un ensayo en La part du feu (1949). En 1947, Borges -de quien Ponge resulta tan cercano y tan opuesto a la vez- tradujo un texto de Le parti pris... ('De l'eau') para la revista Sur. Albert Camus y Andr¨¦ Pieyre de Mandiargues participaron en el n¨²mero que la Nouvelle Revue Fran?aise le dedic¨® en septiembre de 1956. Para ese mismo monogr¨¢fico escrib¨ªa el gran poeta catal¨¢n Josep Carner: "Ponge querr¨ªa no s¨®lo expresar las cosas, sino hacerlo tal como ellas mismas lo har¨ªan si no fueran inm¨®viles y mudas". Ya en los sesenta, el grupo Tel Quel lo tom¨® como emblema: Phillipe Sollers le hizo una serie de entrevistas para la radio, luego recogidas en un muy citado volumen; a?os despu¨¦s, Derrida jug¨® con su nombre: lo llam¨® ¨¦-ponge (esponja, callo; passer l'¨¦ponge: hacer borr¨®n y cuenta nueva).
M?TODOS
Francis Ponge
Traducci¨®n de Silvio Mattoni
Adriana Hidalgo
Buenos Aires, 2005
302 p¨¢ginas. 14,78 euros
No es raro que el azoro estra-
t¨¦gico con que Ponge miraba el mundo haya atra¨ªdo al pensamiento de posguerra. Sartre vio en ¨¦l una reacci¨®n contra "la gran charlataner¨ªa surrealista", un intento de atrapar la inhumanidad radical de las cosas, su estado anterior al proyecto que el hombre pone en ellas. As¨ª ambas instancias -el sujeto, el objeto- renacen tras la caducidad de todos los valores. Desnudo de palabras y saberes preexistentes, el desaf¨ªo del poeta es reencontrar el nombre verdadero de las cosas. De all¨ª el amor -la obsesi¨®n- de Ponge por los diccionarios: de hecho, sus p¨¢ginas (¨¦l prefer¨ªa llamarlas "textos" a "poemas") pueden leerse como entradas de una enciclopedia potencial.
Por una v¨ªa del todo inespe
rada, la obra de este raro sublime, tan elaboradamente ingenuo, es la respuesta m¨¢s contundente a aquella demanda de Hofmannsthal, a trav¨¦s de la m¨¢scara de Lord Chandos, de encontrar "una lengua de la que no conozco ni una palabra, una lengua en la que me hablan las cosas silenciosas". Ponge muestra que ¨¦sa no ten¨ªa que ser necesariamente una imposible lengua nueva sino una renovada, limpiada de sus heces ret¨®ricas, refrescada en la recuperaci¨®n sesgada de sus etimolog¨ªas.
M¨¦todos recoge diversos tex-
tos menores -no por ello menos asombrosos, felices y de intacta pertinencia- de los a?os cuarenta y cincuenta. El primero, escrito en Argelia en 1948, elabora a posteriori el programa del partido de las cosas: utilizar el magma po¨¦tico "para librarme de ¨¦l", "desembocar en f¨®rmulas claras e impersonales", pues "nombrar la cualidad diferencial de la nuez es la meta, el progreso". 'El vaso de agua' y 'Ensayos breves' est¨¢n en la ¨®rbita del genial Cuaderno del bosque de pinos (en castellano, en Tusquets, 1976): sacan del objeto m¨¢s elemental un discurso completo, una f¨®rmula comprensiva. El libro se completa con tres transcripciones: 'La tentativa oral' (una conferencia acerca del arraigado error de convertir a los escritores en conferenciantes), 'La pr¨¢ctica de la literatura' (discurso en el que desarrolla su idea del poema como "eugenia") y 'Conversaci¨®n con Breton y Reverdy'. El traductor de esta edici¨®n tiene el buen tino de anotar a pie de p¨¢gina los numerosos, intransferibles juegos de palabras del texto original.
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