Reglamentos para el escaparate

Ahmed regenta un comercio de alimentaci¨®n en el Raval, el viejo barrio chino de Barcelona. Tras unos meses en la ciudad, empieza a soltarse en castellano, pero a duras penas chapurrea unas pocas palabras en catal¨¢n. La mayor parte de sus clientes responde a esas mismas coordenadas ling¨¹¨ªsticas. "Nunca he tenido ning¨²n problema, ni con extranjeros ni con la gente de aqu¨ª", afirma. Su comercio incumple de forma flagrante la ley catalana, que obliga a rotular "al menos en catal¨¢n" la informaci¨®n comercial y a entender al cliente en cualquiera de las dos lenguas oficiales. Ahmed -como muchos otros comerciantes, incluso en los principales ejes de compra de la ciudad- no conoce la normativa.

El Departamento de Comercio, Turismo y Consumo del Ejecutivo aut¨®nomo inici¨® en 2003 las inspecciones ling¨¹¨ªsticas, que pueden traducirse en expedientes sancionadores y multas. "El a?o pasado se multiplicaron por cinco las sanciones, pero part¨ªamos casi de cero", explica el director de la Agencia Catalana de Consumo (ACC), Enric Aloy. "La prueba de que no hay caza de brujas es que hay muchos escaparates donde domina el castellano", argumenta.

El consejero del ramo, Josep Huguet, asegura que las comprobaciones ling¨¹¨ªsticas "son una de las 20 que realizan los inspectores. Se trata del ¨²nico caso en el que, ante un incumplimiento, no se abre expediente de inmediato: se le da al comerciante un plazo de tres meses para adecuarse a la ley". "No hay ninguna obsesi¨®n por el seguimiento ling¨¹¨ªstico, m¨¢s all¨¢ de velar por el derecho del consumidor a ser atendido en su propia lengua", a?ade. Con la ley en la mano, el consumidor puede denunciar que los r¨®tulos figuran s¨®lo en castellano, pero no en el caso de que est¨¦n s¨®lo en catal¨¢n. En cambio, s¨ª puede poner una denuncia si en el comercio no lo atienden en castellano.

Miquel ?ngel Fraile, secretario general de la Confederaci¨®n del Comercio de Catalu?a (CCC), explica que apenas hay sanciones "porque es bastante sencillo cumplir la normativa", y ve "l¨®gico" que el comercio deba atender al cliente en su lengua. "Es inadmisible que las cartas de algunos restaurantes mallorquines est¨¦n s¨®lo en alem¨¢n, y tambi¨¦n lo es que algunos comercios regentados por inmigrantes tengan pr¨¢cticamente toda su rotulaci¨®n en ¨¢rabe", dice.

Alejandro Go?i, responsable de comercio de la patronal Pimec, se queja del exceso "general" de reglamentaci¨®n, "que al final se deja notar en el bolsillo del comerciante". Pero descarta cualquier "psicosis" con la lengua en el comercio, y en todo caso reclama a la Administraci¨®n "flexibilidad con los peque?os empresarios para cumplir con la normativa desde el sentido com¨²n".

Comercio cuenta con 30 inspectores e incorporar¨¢ a 20 m¨¢s en 2006, aunque insiste en que el repertorio de la inspecci¨®n es general, no s¨®lo ling¨¹¨ªstico. El PP present¨® una pregunta en el Parlamento sobre los m¨¦todos de inspecci¨®n tras recibir la queja de un comerciante despu¨¦s de que una inspectora revisara si era equitativo el tama?o de los carteles en catal¨¢n y castellano de su establecimiento. El propio Mariano Rajoy ha criticado esta normativa: "En Madrid es posible encontrar una tienda donde no se hable en castellano y no pasa nada".