Genial e insoportable
La plantilla del Roma y sus hinchas suspiran aliviados por la venta de un jugador sutil en el campo pero de car¨¢cter muy complicado
Antonio Cassano es un futbolista genial e impredecible, muy creativo y especialmente h¨¢bil en los peque?os espacios: uno de esos tipos que garantizan unos cuantos momentos inolvidables cada temporada y que parecen practicar un juego m¨¢s sutil que el de sus adversarios, con otras reglas y otros objetivos. Tambi¨¦n es un hombre dif¨ªcil, de buen coraz¨®n y car¨¢cter insoportable.
No s¨®lo el vestuario del Roma suelta un suspiro de alivio al verle marchar. Los seguidores romanistas, que un a?o atr¨¢s le adoraban, est¨¢n encantados de perderle de vista. Al mismo tiempo, toda Italia conf¨ªa en que Cassano se asiente en el Madrid, recupere la forma y est¨¦ a punto para ayudar a la selecci¨®n en el Mundial de Alemania. A Cassano se le quiere y se le odia.
Su infancia fue dif¨ªcil. Naci¨® el 12 de julio de 1982, mientras todo el vecindario celebraba el triunfo italiano en el Mundial espa?ol, en Bari Vecchia, el barrio viejo de una ciudad antigua, pobre, hermosa y violenta como Bari. Se acostumbr¨® a jugar en aceras, patios y plazoletas diminutas, demasiado lejos de la escuela y demasiado cerca de la delincuencia juvenil. Jugara donde jugase, en su equipo ten¨ªa que alinearse un amigo cojo por la polio al que regalaba siempre un par de goles. Sin embargo, cuando el heroico Tomassi regres¨® al Roma el pasado verano, tras dos a?os de grav¨ªsima lesi¨®n y con un salario simb¨®lico, Cassano le hac¨ªa t¨²neles burlones en los entrenamientos y se re¨ªa: ¨¦se es el tipo de ambivalencia crispante que Fabio Capello defini¨® como cassanada.
Jug¨® en el ProInter y en los juveniles del Bari. El 11 de diciembre de 1999 debut¨® en la Primera Divisi¨®n con el Bari en un derby frente al Lecce. La semana siguiente, en el estadio San Nicola de Bari, contra el Inter de Mil¨¢n, dio la victoria a su equipo con un gol exquisito. Desde ese momento, el muchacho exc¨¦ntrico marcado por el acn¨¦ estuvo en el punto de mira de los grandes del f¨²tbol italiano. Y en 2001 fue el Roma campe¨®n de Fabio Capello el que, por 60.000 millones de liras (unos 30 millones de euros), lo emparej¨® con Francesco Totti en una delantera de ensue?o. Totti y Cassano se hicieron amigos fuera del campo y dentro de ¨¦l firmaron algunos de los instantes m¨¢s bellos que ha dado el f¨²tbol en los ¨²ltimos a?os. La autoridad paternal de Capello hizo que durante unas temporadas las cassanadas se mantuvieran en un l¨ªmite tolerable.
Pero Capello se fue al Juventus. Y Cassano, que desde su excelente comportamiento con la selecci¨®n en el Europeo de Portugal 2004 se daba por rehabilitado, entr¨® en una espiral autodestructiva. Ninguno de los t¨¦cnicos que se sucedieron en el banquillo del Roma pudo controlarle. Quer¨ªa marcharse a Tur¨ªn con Capello y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para quedar libre. La directiva del Roma aceptaba su marcha, pero no gratuita. Le exig¨ªa que renovara el contrato que expira en junio pr¨®ximo para negociar un traspaso con el Juventus o con el Inter de Mil¨¢n, los dos grandes pretendientes. Le presion¨® hasta l¨ªmites muy discutibles, dej¨¢ndole fuera de las convocatorias. En las raras ocasiones en que le permitieron jugar, como en una reciente eliminatoria de la Copa de la UEFA contra el Estrella Roja, Cassano se empe?¨® en ejecutar un penalti y lo bombe¨® de forma rid¨ªcula a las manos del portero. Toda Roma aprendi¨® a odiar al chico del acn¨¦. Por fortuna para los romanistas, lleg¨® el Madrid y todos suspiraron aliviados.
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