"Es una tragedia nacional"
Los israel¨ªes viven la enfermedad del primer ministro como el final de una ¨¦poca
"Es una tragedia humana y nacional. Asistimos impotentes y resignados a la muerte de nuestro padre. S¨ª; Arik Sharon es como nuestro padre", aseguraba ayer Yuval tras realizar sus compras del viernes, poco antes del inicio del sabbat (la festividad semanal jud¨ªa que comienza el viernes al ponerse el sol). Yuval refleja el sentir del Kiriat Yovel, el barrio en el que se encuentra el hospital Hadassah en el que permanece internado Sharon. Y reflejaba tambi¨¦n el sentir de un pa¨ªs que se hab¨ªa acostumbrado a la oronda figura de su primer ministro, un pa¨ªs que le hab¨ªa perdonado su pol¨¦mico pasado, los problemas de corrupci¨®n y las aventuras militares, sobre todo en L¨ªbano durante la invasi¨®n de 1982. El periodista Uri Dan, uno de los m¨¢s allegados, dio ayer una de las claves del sentimiento nacional de orfandad: "Israel no ha conocido un l¨ªder tan fuerte y decidido desde la ¨¦poca de David Ben Gurion".
Muchos israel¨ªes siguieron ayer con los habituales quehaceres del viernes, el ¨²ltimo d¨ªa laborable de la semana en Israel: reunirse con los amigos, ir de compras, hacer deporte en los parques p¨²blicos y a media tarde congregarse en las sinagogas para rezar el arbit (una de las tres plegarias jud¨ªas diarias). Muchos siguieron con esa rutina pero conscientes que viven un momento hist¨®rico para todos ellos. Saben que se les va uno de los ¨²ltimos dirigentes que sobreviven en la esfera pol¨ªtica tras colaborar en la fundaci¨®n de Israel hace 50 a?os. "S¨®lo nos queda Simon Peres pero ese se?or no es humano, llegar¨¢ a los 90 como si tuviera 30", bromea Albert, de 70 a?os.
Es indudable que los israel¨ªes viven, individual y colectivamente, un proceso traum¨¢tico. Para muchos de ellos, el nuevo candidato laborista, Amir Peretz, es bueno pero blando y muy novato y el del Likud, Benjam¨ªn Netanyahu, arrogante e imprevisible. Arik era una mezcla de ambos. El veterano Ezra, que estuvo con Sharon en algunas guerras, dice: "Es cierto que nosotros lloraremos en su funeral y seguramente muchos ¨¢rabes brinden por ello. Pero en un futuro no muy lejano, cuando necesiten un l¨ªder israel¨ª capaz de desmantelar m¨¢s colonias e incluso de llegar a un compromiso en el espinoso asunto de Jerusal¨¦n, le echar¨¢n de menos".
En la laica y cosmopolita Tel Aviv, lejos de la santa y politizada Jerusal¨¦n, los ciudadanos se agolpaban ante los televisores y transistores. Los bares y discotecas segu¨ªan en su particular mundo, pero el ambiente era diferente: menos euforia y descontrol. "Nosotros hemos ganado las guerras porque siempre est¨¢bamos unidos y sin fisuras. Los pa¨ªses ¨¢rabes perd¨ªan tiempo y energ¨ªa pele¨¢ndose entre ellos. Al margen de las guerras, s¨®lo recuerdo tres momentos en los que vi una verdadera uni¨®n en la calle, ya sean laicos o religiosos, ashkenaz¨ªes o sefard¨ªes, ricos o pobres. Durante la ofensiva de Scuds de Sadam Husein, los d¨ªas posteriores al asesinato de Isaac Rabin y ahora ante la agon¨ªa de Sharon", dice Amir, un joven del norte de Tel Aviv que se ha reunido con amigos para seguir por televisi¨®n el ¨²ltimo parte m¨¦dico.
Amir siempre ha votado a los laboristas pero esta vez iba a poner la papeleta con el nombre de Sharon. "No es un pecado reconocerlo. Este pa¨ªs es tan extra?o y loco que en los ¨²ltimos meses, la izquierda tuvo que defender a Sharon de los ataques de la derecha".
En muchas colonias jud¨ªas de Cisjordania se hicieron plegarias por Sharon. "Es cierto que nos arrebat¨® la idea del Gran Israel b¨ªblico y que nos evacu¨® de mala manera de los asentamientos de Gaza pero prefiero recordar al Sharon que iba de colina en colina fomentando la colonizaci¨®n. En este momento tan cr¨ªtico me olvido de las diferencias y le deseo que se recupere", dec¨ªa ayer Benzi Liberman, dirigente del Consejo de Colonos y uno de los m¨¢s ac¨¦rrimos rivales del todav¨ªa primer ministro.
No opina lo mismo Meir Har Tzion, amigo de juventud de Sharon y que luch¨® a su mando en la c¨¦lebre unidad de combate 101. Los amigos desde la juventud ambos sellaron una alianza de d¨¦cadas de guerras y complicidades ideol¨®gicas que se rompi¨® con el plan de desconexi¨®n de la franja de Gaza. Desde esa semana de agosto, Har Tzion cort¨® relaciones. "He o¨ªdo que se encuentra mal pero a m¨ª me da igual. No me interesa para nada lo que le pueda pasar", se limit¨® a decir.
Los israel¨ªes se abalanzaron ayer a comprar los diarios, que como cada viernes ofrecen m¨²ltiples suplementos (como en los dominicales espa?oles). Buscaban informaci¨®n, comentarios y sobre todo alguna luz de esperanza. Ayer, eran monta?as de papel dedicadas al paciente m¨¢s famoso del Hospital Hadassah de Jerusal¨¦n, valorando sus posibilidades de vivir pero sobre todo glosando y resumiendo la trayectoria de Sharon. El art¨ªculo de opini¨®n del periodista m¨¢s le¨ªdo en Israel, Najum Barnea, llevaba como t¨ªtulo una idea que lo resumen todo: "El hombre y la leyenda".
Miedo y estr¨¦s
"Lo que m¨¢s me irrita es imaginar a Sharon, el soldado que no tem¨ªa a nada, el general que conoc¨ª en la guerra con un vendaje en el frente, agonizando como un viejo desahuciado, d¨¦bil y sin recursos, envuelto de cables y aparatos", se lamentaba ayer un veterano en Kiriat Yovel. "Esta noche, como muchos israel¨ªes, rezar¨¦ por ¨¦l en la sinagoga. Me da igual que su carrera pol¨ªtica est¨¦ acabada, s¨®lo quiero verle sonre¨ªr de nuevo", dijo dirigiendo su mirada a la s¨¦ptima planta del hospital en la que se encuentra Ariel Sharon.
Lejos de los mitos y las leyendas, los ciudadanos de la calle sienten ansiedad de un futuro sin Sharon de forma diversa. La hemorragia de su primer ministro les ha provocado confusi¨®n, tristeza y mucha resignaci¨®n.
Durante los ¨²ltimos dos d¨ªas, los tel¨¦fonos no paran de sonar en Eran, uno de los principales centros de ayuda psicol¨®gica de Israel. "Hemos registrado un aumento de m¨¢s del 20% de llamadas telef¨®nicas. Son personas que sienten miedo, estr¨¦s y ansiedad por la p¨¦rdida de la autoridad paternal que representa para ellos el primer ministro. Necesitan un o¨ªdo que les escuche y una voz que les calme", dec¨ªa ayer Tzila Newman, directora de Eran.
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