Cien a?os jugando
Pay¨¢ es una de las f¨¢bricas jugueteras espa?olas que puede presumir de ser centenaria. Pionera en introducir el pl¨¢stico, en la d¨¦cada de los ochenta la crisis del sector le hizo volver a sus originales juguetes de hojalata convertidos en objetivo de coleccionistas. Crear un museo del juguete es su pr¨®ximo reto.
La sirena de la f¨¢brica de juguetes Pay¨¢ marcaba el discurrir diario de la poblaci¨®n alicantina de Ibi. La entrada, la hora de comer, la salida? Ahora forma parte del recuerdo sordo de los m¨¢s mayores. El sonido industrial y vital de la entonces llamada La Sin Rival-Pay¨¢ Hermanos se fue amortiguando hasta extinguirse. La competencia del mercado asi¨¢tico, unas decisiones empresariales quiz¨¢ equivocadas? El pegadizo eslogan publicitario de "Pay¨¢, Pay¨¢, los juguetes que parecen de verdad" fue uno de los ¨²ltimos intentos de insuflar vida a la empresa, que lleg¨® a contar con 500 trabajadores y en la que ahora trabajan poco m¨¢s de una docena. Pero Pay¨¢ no ha muerto. Los trabajadores siguen acabando con sus manos los apreciados juguetes de hojalata. Se construyen modelos con las matrices y los dise?os art d¨¦co de los a?os veinte y treinta. Coches, trenes, motos de hojalata? se han convertido en codiciado objeto de deseo de coleccionistas.
Centenario y exposici¨®n. Este a?o, con motivo del centenario de la fundaci¨®n de la f¨¢brica Pay¨¢, se ha introducido una novedad en su pieza m¨¢s popular, el Bugatti. La preciosista reproducci¨®n del coche descapotable est¨¢ pilotada por Isadora Duncan. A la bella, revolucionaria y feminista bailarina no le falta ni el fular en el cuello que, seg¨²n relata su historia, provoc¨® su muerte al enredarse con las ruedas del veh¨ªculo.
Este y otros de los juguetes m¨¢s emblem¨¢ticos de Pay¨¢ se han exhibido durante las fechas navide?as en el Museu Valenci¨¤ de la Il•lustraci¨® i la Modernitat (Muvim). La muestra permit¨ªa rastrear un retazo de la historia de Espa?a a trav¨¦s de una firma en una comarca que, con los a?os, pas¨® a llamarse El valle del juguete y en cuyas laderas, adem¨¢s de Pay¨¢, se instalaron Rico, Jyesa, Famosa y Fam¨®bil, entre otras muchas f¨¢bricas que hoy pertenecen a un sector industrial que lucha por sobrevivir a la extendida deslocalizaci¨®n.
Los hermanos Pay¨¢ empezaron vendiendo helados por Espa?a a finales del siglo XIX; despu¨¦s pasaron a comercializar ¨²tiles de hojalata, navajas y cuchiller¨ªa. Pero el origen de la f¨¢brica de juguetes fue una r¨¦plica de la tartana que bajaba el hielo de las monta?as y que el patriarca del clan regal¨® a su hija. Tambi¨¦n fue clave el viaje que dos de los tres emprendedores hermanos realizaron a N¨²remberg a principios del siglo XX, explica Lino Vila, actual gerente de la empresa y organizador de la exposici¨®n. Al regresar a su pueblo copiaron todo lo que hab¨ªan visto, en particular los veh¨ªculos extranjeros de hojalata accionados por resorte, que introdujeron en Espa?a. El proceso de fabricaci¨®n se repite hoy d¨ªa: primero se estampa la litograf¨ªa, luego se corta la plancha, despu¨¦s se copa y se perfora, y por ¨²ltimo se monta.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la industria juguetera europea se dedic¨® a producir armamento. Como consecuencia, Pay¨¢ experiment¨® un periodo de auge, consolid¨¢ndose como una de las principales industrias, seg¨²n apunta Carlos P¨¦rez, coordinador tambi¨¦n de esta exposici¨®n, y Espa?a lleg¨® a ser el tercer pa¨ªs europeo en producci¨®n de juguetes. En 1930, la centenaria firma juguetera construy¨® el famoso modelo Bugatti para la marca Caf¨¦s Marcilla, y tres a?os m¨¢s tarde se inici¨® la producci¨®n de los tambi¨¦n populares trenes el¨¦ctricos. Desde los puertos espa?oles de Barcelona y Valencia, la industria juguetera espa?ola exportaba a Cuba, Argentina, B¨¦lgica o Turqu¨ªa.
Con la Guerra Civil, la empresa fue colectivizada para fabricar espoletas y municiones. Tras la contienda, la familia Pay¨¢ volvi¨® a tomar el control de la firma. La II Guerra Mundial signific¨® otro impulso. Un hito fue la aparici¨®n de la locomotora el¨¦ctrica Santa Fe. Pero los tiempos estaban cambiando. En los cincuenta, Pay¨¢ fue la industria pionera en Espa?a en instalar una m¨¢quina de inyectado de pl¨¢stico para juguetes.
Crisis y cambio de rumbo. En 1975 se produjo una gran crisis en el sector por la subida del precio del petr¨®leo, y en la d¨¦cada siguiente, a este problema se uni¨® la cada vez mayor competencia del juguete chino. En 1983 lleg¨® la suspensi¨®n de pagos a Pay¨¢ y este proceso desemboc¨® en que los trabajadores tomaran las riendas de la f¨¢brica en r¨¦gimen de cooperativa. Una de las decisiones que tomaron fue abandonar el pl¨¢stico y dirigir de nuevo las actividades hacia los juguetes antiguos. Conservan el tesoro de la f¨¢brica: la antigua matricer¨ªa. Desde entonces, como explica Vial rodeado de tranv¨ªas, toreros, trenes, coches y soldados de caballer¨ªa, se han recuperado 50 modelos hist¨®ricos, siendo las piezas m¨¢s preciadas las m¨¢s antiguas. Por ejemplo, por un Bugatti de los a?os treinta se han llegado a pagar 9.000 euros.
El siguiente paso de Pay¨¢ ser¨¢ su conversi¨®n en un gran museo del juguete, sin abandonar la producci¨®n a peque?a escala. La sirena ser¨¢ un recuerdo m¨¢s en las estancias de la vieja factor¨ªa rehabilitada.
Piezas de coleccionista
Los juguetes m¨¢s antiguos de Pay¨¢ se cotizan al alza en el mercado internacional de coleccionistas privados. Tambi¨¦n se han convertido en objeto de atenci¨®n de numerosos museos. Hay demanda sobre todo en pa¨ªses como Alemania, Francia, Estados
Unidos, Italia, Inglaterra o Espa?a. Un Bugatti de los a?os treinta se subast¨® recientemente por 9.000 euros. En la exposici¨®n del Museu Valenci¨¤ de la Il?lustraci¨® i la Modernitat se re¨²nen decenas de juguetes, desde un mu?eco malabarista, que cuesta 900 euros, hasta un transatl¨¢ntico, que vale 1.200 euros, pasando por el juego completo de matriz de un taxi, cuyo coste se eleva a 12.000 euros. Adem¨¢s de los juguetes, la muestra permite conocer su proceso de fabricaci¨®n a partir de litograf¨ªas estampadas. En Espa?a, adem¨¢s de Pay¨¢, s¨®lo una empresa centenaria de juguetes contin¨²a su actividad: Borr¨¢s, aunque fuera de nuestras fronteras existen otras como la alemana M?rklin, fundada en 1859, que es la m¨¢s antigua del continente.
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