C¨®mo Washington incendi¨® la zona espa?ola sin avisar
Muchos militares espa?oles que estuvieron en Irak se preguntan todav¨ªa si es cierto que los soldados estadounidenses que detuvieron el 3 de abril de 2004 a Mustaf¨¢ al Yaqubi, representante en Nayaf del cl¨¦rigo radical chi¨ª Muqtada al Sader, llevaban uniformes del Ej¨¦rcito espa?ol. Aunque fuera un bulo, la esposa de Yaqubi crey¨® que estaba detenido en base Al Andalus, compartida por militares espa?oles y salvadore?os, y all¨ª acudi¨® a liberarlo con 700 milicianos del llamado Ej¨¦rcito del Mahdi. El acuartelamiento se convirti¨® as¨ª en objetivo de un ataque multitudinario, que dej¨® un soldado salvadore?o muerto y 10 heridos, as¨ª como un n¨²mero indeterminado de bajas iraqu¨ªes. Lo cierto es que Yaqubi no estaba en base Al Andalus y su jefe, el coronel espa?ol Alberto Asarta, ni siquiera hab¨ªa sido avisado de la detenci¨®n, por lo que no pudo adoptar medidas preventivas, pese a que Nayaf formaba parte en teor¨ªa de la zona de Irak bajo responsabilidad espa?ola.
Las discrepancias surgieron semanas antes: el mando de EE UU en Irak dict¨® una orden de b¨²squeda y captura, "vivo o muerto", contra el propio Muqtada. Tras consultar con el Gobierno, en funciones desde el 14 de marzo, los militares espa?oles respondieron que esa orden exced¨ªa su mandato y que no participar¨ªan en operaciones ofensivas. "Nosotros", recuerda uno de los mandos espa?oles que estuvieron entonces en Irak, "hab¨ªamos ido a una misi¨®n de reconstrucci¨®n, mientras que ellos segu¨ªan en guerra".
Las estrategias eran cada vez m¨¢s contradictorias. Tal como hab¨ªan aprendido en los Balcanes o Afganist¨¢n, los militares espa?oles empleaban m¨¢s la diplomacia que la fuerza. Negociaban con todas las partes en litigio y buscaban acuerdos hasta con el diablo. A veces, eso implicaba concesiones. Por ejemplo, se permit¨ªa a los milicianos del Ej¨¦rcito del Mahdi guardar armas, siempre que no las exhibieran en p¨²blico. Los soldados espa?oles s¨®lo estaban autorizados a recurrir a la fuerza si eran atacados.
Esta estrategia, criticada ahora por Bremer, mantuvo durante ocho meses la zona bajo responsabilidad espa?ola libre de la ola de violencia que se iba extendiendo por el pa¨ªs.
Hasta que EE UU decidi¨® que, si los espa?oles no estaban dispuestos a lanzar operaciones ofensivas en su zona, lo har¨ªan las tropas estadounidenses por ellos. Sin su permiso ni aviso previo.
Eso ocurri¨® el 3 de abril. Desde esa fecha hasta el 21 de mayo, cuando el ¨²ltimo soldado sali¨® de Irak, las tropas espa?olas fueron atacadas al menos 40 veces. Y echaron mano de sus armas de fuego.
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