El juego peligroso de los ayatol¨¢s
Las mentiras de Ir¨¢n sobre su programa nuclear ponen en guardia a Occidente
El plan se cumpli¨® seg¨²n lo previsto. El martes pasado, los t¨¦cnicos iran¨ªes acudieron a las instalaciones de Natanz, Pars Trash y Farayand Technique y retiraron una cincuentena de precintos que sellaban equipamiento y componentes nucleares, como las centrifugadoras P1. Los inspectores del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) comprobaban con desmayo que las amenazas eran ciertas: Ir¨¢n cruzaba la l¨ªnea roja trazada por la comunidad internacional y retomaba los trabajos de enriquecimiento de uranio, poniendo fin a una moratoria de dos a?os.
No era una ruptura improvisada. En agosto, Teher¨¢n hab¨ªa reiniciado el proceso de conversi¨®n de uranio en la planta de Isfah¨¢n. El objetivo de la conversi¨®n y el enriquecimiento de ese mineral, explicaban las autoridades iran¨ªes, era obtener combustible para la central nuclear de Bushehr, destinada a satisfacer la creciente demanda de energ¨ªa el¨¦ctrica del pa¨ªs. ?Acaso no ten¨ªan derecho a acceder a una tecnolog¨ªa que Occidente, con su mentalidad avara y colonialista, se empe?a en monopolizar?
As¨ª expuestos, los argumentos del gu¨ªa supremo iran¨ª, Al¨ª Jamenei, son incontestables. Pero tambi¨¦n incompletos. En primer lugar, resulta desconcertante el empe?o de Ir¨¢n por la energ¨ªa nuclear, dado que ese pa¨ªs guarda en su subsuelo el 11% de las reservas mundiales de petr¨®leo y las segundas reservas mundiales de gas. "Se han hecho c¨¢lculos de las necesidades energ¨¦ticas de Ir¨¢n, y las cifras dadas por sus autoridades resultan muy exageradas", se?ala Vicente Garrido, director del Instituto de Cuestiones Internacionales y Pol¨ªtica Exterior. "Adem¨¢s, para producir electricidad no hace falta uranio".
Y ah¨ª viene la clave. "Por supuesto que Ir¨¢n puede tener capacidad nuclear para uso civil, y estamos dispuestos a ayudarles. El problema es que tenemos dudas de que sus fines sean pac¨ªficos", explica Cristina Gallach, portavoz del alto representante de la UE para la Pol¨ªtica Exterior, Javier Solana.
Y aqu¨ª hay que echar mano de los antecedentes. A pesar de ser firmante del Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP), que permite el desarrollo nuclear para uso civil bajo inspecci¨®n del OIEA, Ir¨¢n ocult¨® durante 18 a?os sus trabajos de enriquecimiento de uranio, que no s¨®lo sirve para obtener energ¨ªa, sino tambi¨¦n para fabricar armas at¨®micas, en concreto, cabezas nucleares que encajar¨ªan perfectamente en los misiles Shahab que atesoran los Guardianes de la Revoluci¨®n, el temible ej¨¦rcito paralelo de los pasdaran. Fueron los sat¨¦lites estadounidenses los que descubrieron, en 2002, la construcci¨®n clandestina de la planta de Natanz y de la central de agua pesada de Arak. Las inspecciones realizadas all¨ª en agosto y septiembre de 2003 revelaron restos de uranio enriquecido a un nivel apto para armamento nuclear.
Fue entonces cuando Europa, representada por la llamada troika (Alemania, Francia, Reino Unido) y el propio Javier Solana, decidi¨® intervenir. En octubre, Ir¨¢n y la UE firmaron un acuerdo por el que Teher¨¢n suspend¨ªa las actividades de enriquecimiento de uranio a cambio de cooperaci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica para el desarrollo nuclear civil. "Pero Ir¨¢n no cumpli¨®. En 2003 y 2004 se descubrieron m¨¢s mentiras", dice Gallach. Entre ellas, experimentos con polonio 210, mineral empleado en la fabricaci¨®n de armas nucleares, y la compra de tecnolog¨ªa b¨¦lica a Abdul Qader Jan, uno de los padres de la bomba nuclear de Pakist¨¢n. Frente a las presiones de Estados Unidos para promover sanciones en el Consejo de Seguridad, la UE sigui¨® intentando la v¨ªa diplom¨¢tica. En noviembre de 2004, Ir¨¢n firma el Acuerdo de Par¨ªs, por el que de nuevo se compromete a suspender los trabajos con el uranio. Sin embargo, los informes emitidos en esas fechas por el OIEA, que dirige el egipcio Mohamed El Baradei, son un rosario de lamentos ante la falta de colaboraci¨®n y transparencia de Teher¨¢n. En agosto de 2005, Europa presenta el "paquete global" de cooperaci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica. "Su respuesta", explica Gallach "fue reanudar las actividades de la planta de Isfah¨¢n y ahora, con Natanz".
El desplante coincidi¨® con la llegada a la presidencia de Ir¨¢n del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad. Las ambiciones nucleares de Ir¨¢n hunden sus ra¨ªces en la casta clerical que dirige el pa¨ªs, con Jamenei al frente, pero el verbo flam¨ªgero de Ahmadineyad y su feroz discurso contra Israel, al que desea "borrar del mapa", no hacen sino reafirmar a Occidente en su decisi¨®n de evitar que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s tenga control del proceso de enriquecimiento de uranio.
"Ir¨¢n cree que haber negociado ha debilitado su posici¨®n y le ha restado respeto en el mundo isl¨¢mico", se?ala Haizam Amirah, experto del Instituto Elcano. "Sus reservas petroleras y su capacidad para desestabilizar a¨²n m¨¢s la regi¨®n les hace sentirse invulnerables. Quiz¨¢s est¨¢n tensando demasiado la cuerda".
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