El urinario de Duchamp, otra vez agredido
De nuevo, 13 a?os despu¨¦s, un artista mediocre con ganas de notoriedad rompe a martillazos el Urinario de Duchamp en una exposici¨®n p¨²blica de la obra. El 24 de agosto de l993, Pierre Pinoncelli, despu¨¦s de haber orinado en la fuente (francamente, muy poco vigilada en las salas del Carr¨¦ d'Art de N?mes) la emprendi¨® a martillazos contra el ready-made de Duchamp. Pinoncelli es un artista que realiza acciones provocadoras desde la d¨¦cada de 1960, entre las que se cuenta el haber rociado de pintura roja al ministro Malraux en l969 con motivo de la inauguraci¨®n del Museo Chagall de Niza y recientemente, en 2002, el haberse cortado un dedo con un hacha en el festival de la performance en Cali, en acto de solidaridad con Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC en Colombia.
Seg¨²n Pinoncelli, que ya se orin¨® en la 'fuente' de Duchamp en 1993, su acci¨®n destructora pretende extraerlo de la pompa f¨²nebre que lo rodea
Pinoncelli tiene su p¨¢gina en Internet, en la que se explican sus acciones art¨ªsticas, siempre en contra del establishment art¨ªstico y en la que se muestran sus pinturas, que dif¨ªcilmente pasar¨¢n a la historia.
Ahora, en el entorno de la excelente exposici¨®n Dad¨¢ en el Centro Pompidou, este artista de Niza ha vuelto a repetir, el pasado 4 de enero, su acci¨®n destructora, para, seg¨²n ¨¦l, "extraer el urinario de Duchamp de la pompa f¨²nebre", es decir, museal, que lo rodea desde hace a?os.
La cer¨¢mica, como se sabe, fue presentada por Duchamp con el seud¨®nimo R. Mutt a un concurso en Nueva York en l9l7, en el que fue rechazada. A ra¨ªz de ello Marcel Duchamp dimiti¨® como miembro del jurado y su acci¨®n ha sido desde entonces interpretada como fundamental en la historia del arte del siglo XX porque con ella, como todos sabemos y el mismo artista puntualiz¨®: "cualquier objeto cotidiano, incluso banal, puede ser considerado art¨ªstico".
Al escoger un urinario, Duchamp le a?ad¨ªa un toque de provocaci¨®n, evidentemente consciente, que provoc¨® el rechazo de aquellos bienpensantes cr¨ªticos de la ¨¦poca, quienes consideraron el env¨ªo "inmoral y vulgar". Pero la propuesta de Duchamp fue revolucionaria no tanto en su provocaci¨®n moral, sino en su descubrimiento de la idea del ready-made, de la cual vive el arte desde hace casi 100 a?os. Las provocaciones son relativas al estado de las costumbres de la ¨¦poca: lo que otrora escandaliza, hoy puede pasar casi inadvertido (como esta segunda destrucci¨®n de Pinoncelli) pero las ideas nuevas, en cambio, son verdaderamente escasas.
Lo que me interesaba destacar hoy de todo este affaire es que en septiembre de 1993, al poco del suceso de N?mes, tuve a comer a la viuda de Duchamp, Teeny Duchamp, y a la hija de ¨¦sta, Jackie Monnier. Le pregunt¨¦ directamente a Teeny: "?Qu¨¦ hubiera dicho Duchamp al conocer una noticia as¨ª?". Ella me contest¨®: "Hubiera cre¨ªdo que m¨¢s val¨ªa no constar, no hacer ning¨²n caso". Entonces yo a?ad¨ª: "Pero, personalmente, ?le hubiera afectado?". Y entonces Teeny me contest¨® literalmente: "Il s'en fichait" ("le importaba un bledo").
Inmediatamente he conectado este "me importa un bledo" en lo personal y moral (y que conecta perfectamente con la b¨²squeda de un "no estilo est¨¦tico" o carencia de estilo en Duchamp), esta especie de apat¨ªa que unos llamar¨¢n zen y otros relativismo, con acontecimientos sociales actuales. Por ejemplo, hoy parece que las nociones del bien y del mal, claras para los que incluso no son cat¨®licos, no est¨¢n tan di¨¢fanas para los adolescentes. Tres de ellos queman viva a una indigente y parece que se lo toman como una gamberrada, nada m¨¢s. Lejos de m¨ª de apuntar que las ideas de Duchamp llevan a la violencia o al homicidio (¨¦l no hubiera matado ni a una mosca, seguramente por no fatigarse). Lo que se?alo es que el artista, el gran artista, es siempre un vidente, un precursor, a la vez que un m¨¦dium: alguien que capta, por el hecho de poseer una mayor sensibilidad e inteligencia, una serie de ideas o de percepciones del mundo que el com¨²n de los mortales, enfrascado en su pobre vida cotidiana, no sabe ver. Los grandes creadores siempre se adelantan, y otro gallo nos cantar¨ªa si los pol¨ªticos, en lugar de perder el tiempo en vanas disputas ret¨®ricas y en rencillas entre ellos, estuvieran m¨¢s atentos a lo que dicen los artistas, a los cuales suelen tratar tan s¨®lo como bufones o como moneda de cambio en una pol¨ªtica cultural de escaparate.
Victoria Combal¨ªa es cr¨ªtica de arte y asesora de Artes Pl¨¢sticas de la Consejer¨ªa de Cultura de la Comunidad de Madrid.
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