La mar de un conservacionista
En sus 49 a?os dedicados a la pesca I?aki Zabaleta ha pasado del esplendor del Cant¨¢brico a la crisis de la anchoa
Si uno ha ido viendo desaparecer en directo el besugo, el chicharro o la anchoa, c¨®mo no convertirse en un conservacionista. Bastante dura es la mar, con su trabajo sin fin, el descanso imposible, los naufragios, la p¨¦rdida de vecinos y parientes, como para, adem¨¢s, tener que asistir sin levantar la voz a la extinci¨®n de las especies m¨¢s preciadas. I?aki Zabaleta (Bermeo, 1945) es uno de los portavoces de esa indignaci¨®n ante el fin de las pesquer¨ªas tradicionales, cuyo destino queda en manos de las negociaciones de esos pol¨ªticos que muchas veces ni se han montado en una simple chalupa.
"Eso se est¨¢ percibiendo desde que entramos en la Uni¨®n Europea y ya son veinte a?os. Las negociaciones entre los estados, los juegos con los cupos, el desinter¨¦s ante los informes de los cient¨ªficos,... Al final la anchoa ha desaparecido en nuestro caladero, y, ahora, que hemos pedido que se mantenga la prohibici¨®n de su pesca, no nos hacen caso". Zabaleta, actual presidente de la Federaci¨®n de Cofrad¨ªas de Pesca de Vizcaya, asiste ahora a este conflicto desde tierra, ya que se jubil¨® el pasado mes de septiembre.
Pese a su jubilaci¨®n ah¨ª sigue, en la defensa de las artes de pesca tradicionales, las que aprendi¨® cuando era ni?o faenando con su padre en aquellas peque?as embarcaciones que se dedicaban a la captura de la merluza, la famosa flota merlucera del Cant¨¢brico. "Entonces la pesca era totalmente distinta. Hab¨ªa dos flotas: una peque?a, con 150 barcos entre 8 y 9,5 metros, con una tripulaci¨®n de tres o cuatro personas que sal¨ªan al d¨ªa, en las playas cercanas. Y luego, los barcos de cerco, hasta 130 barcos, pero m¨¢s peque?os que los de ahora". Casi 300 embarcaciones en donde hoy atracan menos de 100: aut¨¦nticas c¨¢scaras de nuez que navegaban casi sin medios.
"Te jugabas m¨¢s el tipo, por la calidad de la flota, pero tambi¨¦n por los medios. El que era un poco espabilado, andaba con el parte [meteorol¨®gico] franc¨¦s, pero sobre todo a base de experiencia... y miedo. As¨ª y todo, hab¨ªa buenas pasadas". I?aki Zabaleta sufri¨® una de las mayores galernas del siglo pasado, que vivi¨® pocos a?os despu¨¦s de embarcar por vez primera con su padre. "Se perdieron muchos barcos. De Bermeo, uno; gallegos, ni me acuerdo. Se sab¨ªa que iba a venir, pero no se esperaba que fuera tanto. La peor parte fue para los barcos que se empe?aron en volver a tierra, lo que no se deb¨ªa hacer con aquellos vientos del suroeste. Hab¨ªa que dejar el barco a la deriva, pero hay que tener sangre y huevos para ello".
Aquel d¨ªa, el de Bermeo se encontraba con su padre a unas 12 millas de la costa de Santander, pescando bonito. "Me acuerdo que el bar¨®metro sub¨ªa mucho. Mi padre casi se pega con su hermano, porque ¨¦l quer¨ªa entrar y el otro no. Ya en puerto, segu¨ªan peg¨¢ndose, hasta que entr¨® la galerna: entonces se reconciliaron. Fueron cuatro d¨ªas terribles, viendo entrar los barcos, sin popa algunos, con la tripulaci¨®n temblando. Me acuerdo de c¨®mo el patr¨®n les daba dinero a los marineros, que iban a emborracharse, aunque llevaban cuatro d¨ªas sin comer. Yo tendr¨ªa 14 a?os, impresionaba".
Los mejores
Entonces, galernas aparte, no hab¨ªa problemas para conservar una de las mejores flotas pesqueras. "Somos los mejores en lo nuestro. Aqu¨ª, las familias preparaban a los j¨®venes para patr¨®n de barco, para que cogieran el relevo de padres a hijos. Pero llegaron los atuneros que van al ?ndico y los j¨®venes prefirieron estar al frente de esos barcos porque, aunque el trabajo es m¨¢s duro, est¨¢n fuera de casa hasta cuatro meses, se gana mucho m¨¢s dinero".
Poco a poco, esa sucesi¨®n de padres a hijos ha ido desapareciendo: el puerto de Bermeo es fiel reflejo de esta decadencia y eso que no hay que tener una preparaci¨®n cualificada para embarcar. "En este oficio, un rebelde, que no quiere estudiar, en fin, un chaval que se marea, en el momento en que entra gana tanto como el que lleva 40 a?os en la mar", apunta Zabaleta.
En estos ¨²ltimos meses, el presidente de las Cofrad¨ªas vizca¨ªnas se prodiga en los medios de comunicaci¨®n, siempre en defensa de la anchoa. En pocas palabras explica el punto al que se ha llegado: "Estamos haciendo barcos buenos, es decir que la inversi¨®n es fuerte. Entonces hay que pescar m¨¢s, luego el precio baja. Para que sea rentable, tienes que volver a pescar m¨¢s,... La pescadilla que se muerde la cola. Y al final se acaba con las pesquer¨ªas. Eso es lo que ha pasado en la altura, con el arrastre".
I?aki Zabaleta insiste en que el problema reside en los sistemas de pesca que se utilizan: "Con nuestros sistemas, el cerco o el anzuelo, se han mantenido las pesquer¨ªas. La ¨²nica soluci¨®n no es pescar m¨¢s, sino pescar lo mismo, pero mejor, con una buena tecnolog¨ªa que permita que un producto tan delicado llegue en las mejores condiciones".
Novelas de aventuras
Casado y con dos hijas, I?aki Zabaleta rezuma sensatez en cada una de las frases que pronuncia quiz¨¢ porque ha visto c¨®mo el mar Cant¨¢brico se ha ido quedando yermo, aunque ¨¦sta sea una expresi¨®n m¨¢s ligada a la tierra. "El besugo", comenta, "antes se pescaba aqu¨ª mismo, en primavera y en oto?o. Ahora ya ha desaparecido".
El besugo que se vende en el mercado procede de Tarifa, por ejemplo. "Hoy, ya no hay distancias". Una vez m¨¢s, la tecnolog¨ªa lo termina invadiendo todo. As¨ª que cuando Zabaleta recuerda alguna de sus singladuras, parece que se regresa a las novelas de aventuras: "?bamos en un barco de 12,5 metros; el viento no era muy fuerte: 10,12 nudos, mucha marejada. Ven¨ªamos pescando, calm¨® el viento, y en una de estas vino una ola reventada [que se rompe], y me encontr¨¦ con el agua hasta las rodillas. Me dije: 'Esto se jodi¨®'. Entonces hice lo que ten¨ªa que haber hecho: toda m¨¢quina y el barco sali¨® del agua, y evit¨¦ la siguiente ola. Libramos de milagro".
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