?Tolerancia cero con la especulaci¨®n?
Cuando oigo al se?or Chaves hablar sobre la tolerancia cero de su Gobierno con la especulaci¨®n urban¨ªstica, me entran ganas de partirme de risa, si no fuera por el desastre paisaj¨ªstico-medioambiental que han generado las m¨¢s de 100.000 viviendas ilegales existentes en Andaluc¨ªa, a las que no pueden acceder la gran mayor¨ªa de los andaluces, reservadas para los ricos de Europa o que quedan vac¨ªas con un fin especulativo.
Este desastre urban¨ªstico, consecuencia de las inversiones del crimen organizado en ladrillo y de la corrupci¨®n de los ayuntamientos de cualquier signo pol¨ªtico, no hubiera sido posible si realmente la Junta de Andaluc¨ªa hubiera aplicado esa tolerancia cero de la que ahora parecen ser garantes (sin olvidarnos de los jueces, por supuesto).
En el caso de Marbella, la tolerancia cero parece que ha tenido que esperar 15 a?os de corruptelas y tropel¨ªas urban¨ªsticas para retirarles las competencias al Ayuntamiento. Y eso que el caso GIL les ha servido a los pol¨ªticos normales como chivo expiatorio de unas pr¨¢cticas muy habituales dentro de sus filas.
?se es el caso, por ejemplo, de la Axarqu¨ªa, donde el GIL nunca ha tenido representaci¨®n y en la mayor¨ªa de los ayuntamientos gobierna el PSOE. Aqu¨ª es una pr¨¢ctica muy usual intercambiarse puestos de constructor y pol¨ªtico; hay en la actualidad m¨¢s de 10.000 viviendas ilegales, responsabilidad de los alcaldes por acci¨®n u omisi¨®n.
Hace alg¨²n tiempo la Junta de Andaluc¨ªa intent¨® ordenar este desastre urban¨ªstico por medio del Plan de Ordenaci¨®n Territorial (POT) de la Axarqu¨ªa. Los alcaldes del PSOE, PP, PA e Izquierda Unida formaron una pi?a con los constructores para oponerse al plan que, entre otras cosas, supone una amnist¨ªa de todas las ilegalidades cometidas hasta ahora, pero eso no era suficiente para ellos, pues aunque el POT acepta pr¨¢cticamente todas sus aspiraciones urban¨ªsticas, limita la construcci¨®n en zonas r¨²sticas, pero los alcaldes y promotores inmobiliarios no aceptan ninguna traba.
Se comenta que la Junta ha cedido a las presiones de alcaldes y constructores, y ha aceptado pr¨¢cticamente todas sus alegaciones. Otro caso de tolerancia cero.
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