Educar sin cachetes
La mayor¨ªa de los expertos cree que los padres jam¨¢s deben pegar a los hijos
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Educa, no pegues!", rezaba la campa?a puesta en marcha hace unos a?os por las organizaciones internacionales Unicef y Save the Children y por las principales confederaciones espa?olas de padres de alumnos, Ceapa (laica) y Concapa (religiosa). El castigo f¨ªsico a los ni?os no es aceptable de ninguna manera, seg¨²n la Convenci¨®n de Derechos del Ni?o de Naciones Unidas, ratificada por Espa?a en 1990. Son muy pocos los pedagogos que no est¨¢n de acuerdo con ello. El castigo f¨ªsico, insisten los expertos, provoca en el ni?o miedo, lo que le hace muchas veces olvidar el verdadero motivo por el que se le recrimina. En la campa?a antes mencionada se recordaba la necesidad de que los padres fomenten en el ni?o la seguridad, el respeto, la confianza y la protecci¨®n, cuestiones que dif¨ªcilmente se logran, dicen los especialistas, con cachetes. S¨ª recomiendan poner l¨ªmites claros al ni?o y hacerle entender que ha hecho algo malo con medidas adaptadas a su edad, aunque nadie dice que sea f¨¢cil y las encuestas han mostrado en muchas ocasiones la desorientaci¨®n que manifiestan los padres sobre c¨®mo actuar a la hora de reprender a un ni?o para que tenga efecto.
Pese a todo, un estudio Save The Children de 2004 puso de manifiesto que casi el 58% de los padres espa?oles considera necesario pegar a sus hijos para educarles. Este delicado debate no se refiere a la violencia gratuita o los malos tratos graves, como palizas -todo lo cual ya se combate en el C¨®digo Penal-, sino que se refiere a la bofetada o el azote que se le da a un ni?o puntualmente en casa como soluci¨®n ¨²ltima. ?sta es una exposici¨®n del marco legal espa?ol y de la opini¨®n y sugerencias de los expertos sobre esta cuesti¨®n.
- La legislaci¨®n. Los padres y las madres podr¨¢n "corregir razonable y moderadamente a los hijos". ?ste es el ¨²ltimo p¨¢rrafo del art¨ªculo 154 del C¨®digo Civil. Para numerosas instituciones de protecci¨®n de la infancia (incluidos el Ministerio de Trabajo o el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid) es un texto muy "ambiguo" que deja abierta la posibilidad de infringir castigos f¨ªsicos a los ni?os dentro de la familia. Por eso, solicitan desde hace a?os que se a?ada a este art¨ªculo lo siguiente: "Siempre que no sea un castigo f¨ªsico o da?e la dignidad del menor". "No se trata de meter en la c¨¢rcel a un padre o a una madre que d¨¦ una bofetada, sino de hacer pedagog¨ªa social, que entiendan que eso no es lo correcto", explica el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro N¨²?ez Morgades.
La preocupaci¨®n por esta ambig¨¹edad tambi¨¦n ha sido manifestada por la Comisi¨®n para el seguimiento de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o de la ONU. En un texto publicado hace casi 11 a?os, el comit¨¦ recomend¨® que se prohibiera este tipo de castigos f¨ªsicos en la familia. La ONU y el Consejo Europeo volvieron a pedir a Espa?a -y a otros pa¨ªses- esa prohibici¨®n el pasado julio.
- Las consecuencias. ?Por qu¨¦ se plantea pegar a un ni?o para educarle y no a un adulto al que se est¨¦ educando? "Cuando alg¨²n padre defiende que es necesario dar de vez en cuando una bofetada, le respondo siempre: '?Y por qu¨¦ no te pegan a ti cuando te equivocas?", plantea Bernab¨¦ Tierno, psic¨®logo, pedagogo y escritor contrario a cualquier tipo de castigos.
Para N¨²?ez Morgades, "la violencia puede paralizar temporalmente al ni?o, pero nada m¨¢s". Por el contrario, tendr¨¢ consecuencias negativas, como "insensibilizarle ante el dolor ajeno y ense?arle a resolver sus problemas con violencia", asegura. Adem¨¢s, muchas veces los progenitores se sienten culpables por haber golpeado a sus ni?os, lo que les lleva a comportamientos contradictorios que pueden confundir a los peque?os: "La culpabilidad en estos casos puede traducirse en darle al ni?o todo lo que quiere".
- Las alternativas. En general, los expertos apuestan por marcar los l¨ªmites a los ni?os, ense?arles lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal en positivo y siempre dialogando. Por ejemplo, muchos recomiendan, mejor que castigar las acciones negativas, premiar las correctas. Aunque, seg¨²n Juan Josep Sarrado, pedagogo que trabaja con delincuentes juveniles desde el Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalu?a, la ¨²nica manera de educar es "transmitir al menor responsabilidad y confianza". Propone el di¨¢logo, emotivo y calmado, a todas las edades.
Sin embargo, otros expertos se?alan que en situaciones especialmente conflictivas y reiteradas quiz¨¢ funcionen algunos castigos como la eliminaci¨®n de algo positivo (la paga o la tele) o la aplicaci¨®n de algo negativo (encargarse de limpiar el coche o bajar la basura). Pero este castigo debe reunir una serie de requisitos, seg¨²n la psic¨®loga cl¨ªnica experta en tratamiento de ni?os hiperactivos Trinidad Bonet: que sea inmediato, justo, adecuado a la edad, intenso pero no desmesurado, constante (siempre que se realice, la conducta se aplicar¨¢ a la consecuencia), avisado (el ni?o sabe que si hace algo en concreto recibir¨¢ ese castigo) y acompa?ado del refuerzo de la conducta contraria positiva.
- Las dificultades de los padres. "No se puede condenar a los padres. Somos humanos, as¨ª que en ocasiones ocurre. Lo importante es saber c¨®mo hacerlo bien y c¨®mo tratar de evitarlo". Trinidad Bonet se refiere al azote o la colleja. Se trata siempre "del ¨²ltimo recurso", pero en ocasiones, si se cumplen ciertos requisitos, "no tiene por qu¨¦ ser inadecuado", se?ala. "Si el ni?o detecta coherencia, cari?o, justicia, mesura; si luego hay un periodo de reflexi¨®n, de calma, de explicaci¨®n, y de reconciliaci¨®n (nunca dejar de hablar despu¨¦s de un episodio, nunca dejar los abrazos y cari?os...); si se habla sobre c¨®mo intentar que no vuelva a pasar, todo eso minimiza los posibles efectos negativos de un cachete".
Esta es, sin duda, una opini¨®n aislada entre los expertos. Para el psic¨®logo y secretario general de la Oficina del Defensor del Menor de Madrid, Jos¨¦ Antonio Luengo, incluso en las situaciones m¨¢s conflictivas la soluci¨®n es dialogar y, si es necesario, alejar al chaval del lugar para hacer imposible la acci¨®n negativa. Y m¨¢s di¨¢logo.
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