"Es lo mejor que nos ha podido pasar"
Las fases por las que pasan los padres antes de que sus hijos lleguen a la opci¨®n de diversificaci¨®n o garant¨ªa social son bastante parecidas. Cuando el chico empieza a flaquear y llega a casa con unas notas llenas de suspensos, la primera reacci¨®n suele ser las clases particulares. Pero no todo el mundo tiene dinero para pagarlas, sobre todo si adem¨¢s los resultados no llegan. "Nosotros no pod¨ªamos permit¨ªrnoslo", dice Josefa ?lvarez refiri¨¦ndose a los refuerzos de su hijo, Samuel. As¨ª que propuso en el instituto de M¨¦rida donde el chico estudiaba que lo pasasen a la diversificaci¨®n. "Creo que es lo mejor que nos ha podido pasar", dice, ya que el cambio ha sido radical: ahora a Samuel "s¨®lo le ha quedado una", dice.
"Tienen que aprovechar ahora; una vez que empiezan a trabajar es muy dif¨ªcil que retomen los estudios"
El problema de Samuel no era la motivaci¨®n -¨¦l ten¨ªa claro que quer¨ªa estudiar y se esforzaba en ello, asegura su madre- sino que simplemente no se adaptaba al ritmo de las clases ordinarias. Este suele ser el perfil de los alumnos de diversificaci¨®n. Sin embargo, el de los alumnos de garant¨ªa es el de chicos que no quieren estudiar. Y en estos casos los padres pasan por otras etapas despu¨¦s de las clases de refuerzo y antes de la garant¨ªa. Se trata del momento de los castigos: te quedas sin salir, sin la paga, sin el ordenador... Estos castigos suelen ir acompa?ados de reprimendas. "Que estudies, que es lo ¨²nico que yo te puedo dar". "Es tu futuro". "Si esto es para ti, no para m¨ª".
Pero cuando nada de esto funciona, la garant¨ªa social aparece como "una ¨²ltima balsa de salvaci¨®n", asegura Concepci¨®n de Lucas, de Madrid. Ella misma propuso a su hijo Daniel, 17 a?os, esta opci¨®n porque "estaba sin hacer nada en clase". "Con un poquito de ayuda, a lo mejor consigo que siga estudiando, porque ahora lo que quiere es empezar a trabajar en cualquier cosa", asegura.
La pretensi¨®n de la mayor¨ªa de los padres es que sus hijos accedan a Formaci¨®n Profesional o, al menos, que obtengan el t¨ªtulo b¨¢sico de ense?anza. Y que no pierdan el tren ahora que son j¨®venes. "Es que una vez que empiezan a trabajar, es muy dif¨ªcil que luego se retomen los estudios", dice ?scar Fern¨¢ndez, cubano de 46 a?os que lleg¨® a Espa?a hace una d¨¦cada junto a su mujer y a sus dos hijos. El menor de ellos, Daniel, est¨¢ ahora en garant¨ªa social estudiando inform¨¢tica.
Y en estos programas, donde la mitad del tiempo estudian asignaturas de educaci¨®n general y el resto aprenden un oficio, los resultados van llegando. "Le veo muy interesado", dice ?scar. Antes, todo lo que contestaba cuando le preguntaban por los estudios era: "Bien, pap¨¢". Ahora, es el chaval el que comenta los avances que va haciendo en clase. Muchos padres notan y agradecen este cambio y otros, como el hecho de pasar de no ir a clase a levantarse a las siete de la ma?ana para coger varios autobuses hasta el instituto.
Es el caso de Hugo, 17 a?os, que estudia en Vigo. "Yo lo que quer¨ªa era encontrar la manera de que el chico no soltara los libros", dice su madre, Mar¨ªa Bego?a Garabitos. Tambi¨¦n en Vigo estudia el hijo de ?ngela Casal, quien nota que el inter¨¦s de su hijo ha crecido pero a¨²n no est¨¢ segura de que vaya a lograr un t¨ªtulo. "?Habr¨¢ alguna receta para que estudien?", se pregunta.
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