El deber de conocer el catal¨¢n
La reforma del Estatuto de Catalu?a declara de obligado conocimiento la lengua catalana, sin precisar sus efectos en un territorio donde ya es el idioma escolar
Tras la prolongada etapa de Jordi Pujol al frente de la Generalitat de Catalu?a, el Instituto de Estad¨ªstica de esa comunidad comprob¨® que aproximadamente la mitad de la poblaci¨®n considera como "propio" el catal¨¢n. Lengua propia es aquella "con la que se identifica la persona", seg¨²n los autores de una encuesta realizada por Estad¨ªstica en 2003 a 7.000 personas. Pues bien: el 44,3% consideraba como propio el castellano, mientras que el 48,8% valoraba como tal el catal¨¢n. Los dos les parec¨ªan propios s¨®lo al 5,2% del total. Muchos menos ciudadanos creen "propio" el catal¨¢n de los que lo entienden, que son el 95%.
Una amplia mayor¨ªa de personas en Catalu?a son biling¨¹es, lo cual constituye una base espl¨¦ndida para la convivencia. No obstante, sucesivos gobiernos de la Generalitat han potenciado activamente el catal¨¢n como el ¨²nico idioma propio de Catalu?a -respetando el derecho personal a usar el castellano-, con el argumento de que aqu¨¦l corre el riesgo de regresi¨®n.
Padres de ni?os sordomudos cuentan un calvario para escolarizarles en lengua castellana
La convivencia social entre el catal¨¢n y el castellano en Catalu?a es la regla general
La idea de impedir la separaci¨®n de alumnos por lenguas fue promovida desde la izquierda
La Generalitat no considera que deba organizar aulas para escolarizar a ni?os en castellano
El 95% de los catalanes entiende catal¨¢n, pero el 44% considera como propio el castellano
Un ni?o cuya familia pide ense?anza en espa?ol va al aula donde se habla en catal¨¢n y el maestro le ayuda en castellano
El proyecto de Estatuto consolida el catal¨¢n como lengua de la ense?anza
La reforma del Estatuto de Catalu?a consolida la posici¨®n del catal¨¢n como "lengua de uso normal y preferente" de las administraciones p¨²blicas en Catalu?a, y "normalmente utilizada como vehicular y de aprendizaje en la ense?anza". Eso no es nuevo respecto a lo que existe, pero s¨ª aparece la obligaci¨®n in¨¦dita de conocer el catal¨¢n, generalizada a toda la poblaci¨®n del territorio. El proyecto no concreta los efectos de ese deber, presentado como una equiparaci¨®n jur¨ªdica del catal¨¢n y del castellano; s¨ª puntualiza que el cumplimiento de tal obligaci¨®n queda encomendado a "los poderes p¨²blicos de Catalu?a", seg¨²n la versi¨®n actual del art¨ªculo sexto.
Hay quien ve peligros detr¨¢s de esta formulaci¨®n. "No es lo mismo que el catal¨¢n sea la lengua vehicular de la ense?anza, como ya ocurre, que cerrar todas las grietas que a¨²n permiten a los profesores utilizar el castellano y a los alumnos examinarse en ese idioma si lo desean", argumenta el abogado Jos¨¦ Domingo, vicepresidente de la Asociaci¨®n por la Tolerancia. A su juicio, "obligar a toda la ciudadan¨ªa a conocer el catal¨¢n no es una declaraci¨®n ret¨®rica", sino la percha legal "para fijar barreras al empleo o recortar plantillas, con el pretexto de no saber suficiente catal¨¢n". Domingo tambi¨¦n es el promotor de un nuevo partido pol¨ªtico, junto con el constitucionalista Francesc de Carreras y otros intelectuales y profesionales no nacionalistas. Para otros juristas, el deber de conocer el catal¨¢n se limita a no poder alegar la ignorancia del idioma para eximirse del cumplimiento de las leyes.
Basta con visitar Catalu?a para darse cuenta de la normalidad con que conviven habitualmente los hablantes del castellano y del catal¨¢n. La mayor¨ªa se cambia al castellano cuando el interlocutor no entiende catal¨¢n; y en un grupo, el hecho de que una o dos personas no hablen esa lengua suele condicionar el que la conversaci¨®n se desarrolle en el espa?ol com¨²n a todos.
Lo que salta a la vista es la diferencia entre la utilizaci¨®n institucional y social de las dos lenguas. As¨ª, en el cine, los principales diarios, parte de las radios y las televisiones, y en el d¨ªa-a-d¨ªa de Barcelona y sus cercan¨ªas, el castellano es de uso corriente, mezclado con el catal¨¢n. Sin embargo, los pocos intentos de hablar en castellano en el Parlamento catal¨¢n se han saldado con escandaleras. Y la informaci¨®n de la Generalitat en Internet figura casi toda en catal¨¢n (www.gencat.net): para obtener p¨¢ginas de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica o de cultura en castellano hay que pulsar Other languages, en ingl¨¦s.
Algunas de las medidas tomadas en los ¨²ltimos a?os -Esquerra Republicana (ERC) controla parcelas como Educaci¨®n y Comercio en el Gobierno del socialista Pasqual Maragall- indican un firme proteccionismo del catal¨¢n. Entre otras, las instrucciones a los centros de secundaria de junio de 2005, para utilizar este idioma en todas las actividades docentes y en las relaciones "entre el centro y el entorno", salvo con alumnos reci¨¦n llegados (entre el 30% y el 40% de las clases de secundaria se dan a¨²n en castellano en los institutos). Unas "oficinas de garant¨ªas ling¨¹¨ªsticas" tramitan denuncias de particulares sobre desatenci¨®n en catal¨¢n en establecimientos abiertos al p¨²blico.
El biling¨¹ismo se encuentra particularmente restringido en la ense?anza primaria. "Mi hijo me contaba: 'Mam¨¢, a fulanito le han llamado la atenci¨®n en el colegio por hablar en castellano", explica Irene G¨®mez, de 45 a?os, residente en Barcelona. Decidida a cambiarle para la ESO, encontr¨® uno concertado donde "unas clases se dan en catal¨¢n y otras en castellano, seg¨²n los profesores". Catalana aut¨®ctona y biling¨¹e, lamenta que "se haya pasado de aquello de 'Espa?a una, grande y libre' a que la familia de habla castellana no tenga derechos ling¨¹¨ªsticos".
No es que haya un aluvi¨®n de conflictos. Pero a la Oficina del Defensor del Pueblo, que dirige Enrique M¨²gica, llegan algunos. Entre otros, la falta de atenci¨®n a dos ni?os sordomudos.
Los protagonistas involuntarios de este caso son H¨¦ctor y Eloy, de 11 y 6 a?os, respectivamente. En la planta primera de uno de tantos bloques de pisos de Sant Boi de Llobregat -al suroeste de Barcelona-, sus padres relatan una larga pelea para conseguir ense?anza p¨²blica en castellano para los dos ni?os, sordomudos profundos. Francisco Arrabal y Encarnaci¨®n Baz¨¢n han decidido tirar la toalla: el padre busca trabajo fuera de Catalu?a, la comunidad donde han nacido ¨¦l, su mujer y los hijos.
En este caso, la paradoja es extraordinaria. Han obtenido financiaci¨®n p¨²blica para sendos implantes cocleares a los dos ni?os, unos dispositivos electr¨®nicos que se introducen quir¨²rgicamente en la cabeza y se activan con otro fuera del o¨ªdo; el sonido sortea las partes da?adas del sistema auditivo y facilita la posibilidad de comunicarse. Pero una vez operados, los ni?os no han tenido facilidad alguna para escolarizarse en castellano, la lengua familiar (tanto los padres como los abuelos residen en la periferia de Barcelona).
"Reloj", "puerta", "cuadro", "l¨¢mpara", son los letreros -en castellano- adosados por la madre a los muebles y objetos de la vivienda para facilitar su identificaci¨®n por parte de los ni?os; que en cuanto van al colegio, entran en un mundo en catal¨¢n. El Centro de Recursos Educativos para Deficientes Auditivos de Catalu?a (Credac), que es el servicio que env¨ªa logopedas a los colegios, no les ha proporcionado apoyo logop¨¦dico en castellano hasta noviembre pasado, cuando el mayor ten¨ªa ya 11 a?os y "no avanzaba", seg¨²n su padre.
"Lo pidieron por escrito el 3 de noviembre de 2005 y el 10 del mismo mes estaba resuelto", asegura Carles Mund¨®, jefe de Gabinete de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la Generalitat. Esta versi¨®n contrasta con el sinn¨²mero de detalles sobre gestiones, idas y venidas previas que aportan los padres, en demanda de ense?anza en la lengua familiar o al menos de apoyo en ese idioma.
No se trata de una familia acomodada. ?l trabaja en una empresa de automoci¨®n; ella, ex trabajadora de una f¨¢brica de autom¨®viles. En mayo de 2005 intentaron pedir una entrevista al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall; en septiembre dieron con el abogado Jos¨¦ Domingo, que les aconsej¨® quejarse al Defensor del Pueblo. El caso se mencion¨® en algunos medios de comunicaci¨®n y una concejal del PP se interes¨® por ellos.
La inspecci¨®n de ense?anza trat¨® de convencer a los padres de que era mejor para sus hijos que continuaran estudiando en catal¨¢n y que al final iban a ser capaces de saber varias lenguas. "?C¨®mo van a aprender en dos idiomas, si hay que repetirles mil veces una palabra para que la identifiquen!", se queja la madre -que ha necesitado asistencia psiqui¨¢trica-. Por fin tiene apoyo escolar en castellano; pero el tiempo corre en contra cuando se trata de la escolaridad. "Imponen la pol¨ªtica de inmersi¨®n hasta a ni?os sordomudos. Ni siquiera con ellos hacen una excepci¨®n", se lamenta la madre. "No se imagina usted lo que hemos pasado", corrobora el padre.
Puede ser un caso extremo: en Catalu?a hay algo m¨¢s de un mill¨®n de estudiantes en 4.000 colegios. La ley proclama el objetivo de que todos sean competentes en catal¨¢n y en castellano al t¨¦rmino de la educaci¨®n obligatoria (es decir, a los 16 a?os). "Y se consigue", sostiene Carles Mund¨®, de Educaci¨®n.
Esta afirmaci¨®n no coincide con las impresiones de varios padres de alumnos, que prefieren no ser identificados: "En Barcelona y alrededores hay colegios biling¨¹es, ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, alem¨¢n, pero ning¨²n centro p¨²blico que ense?e exclusivamente en espa?ol; s¨®lo hay mayor presencia de castellano en centros privados". R¨¦plica de Educaci¨®n: "La lengua vehicular de la ense?anza es el catal¨¢n para todos los centros. El castellano se ense?a en el horario escolar previsto para ello". En su origen, impedir la segregaci¨®n de alumnos por idiomas fue una idea de la izquierda. En 1981, la socialista Marta Mata defendi¨® una proposici¨®n en el Parlamento catal¨¢n para evitar la doble l¨ªnea escolar. El nacionalismo se opuso al principio, pero despu¨¦s lo acept¨®, al convencerse de que, en un contexto muy distinto del vasco, permitir colegios en castellano y en catal¨¢n pod¨ªa consagrar la existencia de dos comunidades, con el peligro de fractura.
Esta iniciativa se tradujo en el modelo aplicado a partir de 1983, que tiene amplio consenso pol¨ªtico en Catalu?a y est¨¢ avalado por el Tribunal Constitucional desde 1992. El esquema es el siguiente: no hay separaci¨®n de alumnos por lenguas; los estudiantes reciben normalmente la ense?anza en catal¨¢n; el castellano se aprende en forma de asignatura. Hasta ahora ha existido tolerancia -no exenta de problemas puntuales- hacia los profesores que contin¨²an usando el castellano en la docencia.
Dentro de ese modelo, la ley reconoce un derecho a la escolarizaci¨®n del ni?o en castellano durante la "primera ense?anza", concepto que, seg¨²n el Constitucional, abarca la educaci¨®n infantil y los dos primeros cursos de primaria (hasta los ocho a?os de edad).
Cuando alguien solicita aprendizaje en castellano, el alumno permanece en las clases donde la lengua normal es el catal¨¢n y se le habla en la otra cuando el maestro se dirige a ¨¦l o se le atiende al final. Esto le parece una ilegalidad a Carmelo Gonz¨¢lez, de 45 a?os, m¨¦dico en Sitges, que ha requerido formalmente a la directora del centro donde se encuentra su hija Arianna, de tres a?os, para que "sea escolarizada en espa?ol desde el 1 de febrero".
Gonz¨¢lez quiere que su hija aprenda en este idioma, "primero, porque la ley concede ese derecho; y segundo, porque me he dado cuenta de lo mal que escriben en castellano los chavales cuando salen del sistema de inmersi¨®n. Adem¨¢s, yo he vivido en muchos sitios y es posible que razones profesionales nos lleven a otro lugar de Espa?a dentro de unos a?os". Seg¨²n los datos de este padre, su hija est¨¢ en una clase donde se habla en catal¨¢n el 99% del tiempo. "Yo acepto que el catal¨¢n sea optativo en toda Espa?a, pero que no me hurten el derecho a que mi hija aprenda en castellano", puntualiza.
La consejera de Educaci¨®n de la Generalitat, Marta Cid, ha declinado comentar estos hechos. Para su jefe de Gabinete, Carles Mund¨®, "los derechos ling¨¹¨ªsticos de esta persona han sido respetados. La maestra habla a los ni?os en catal¨¢n, porque est¨¢ obligada por ley, pero se lo repite a la ni?a en castellano puesto que los padres han pedido esa lengua. Lo que sucede es que no se separa a los alumnos en grupos espec¨ªficos de castellano, porque la ley no lo permite. Adem¨¢s, el n¨²mero de familias que lo piden es insignificante". Afirma que s¨®lo tres familias demandaron la ense?anza en castellano en Catalu?a en el curso 2004-2005. Del actual, no tiene datos.
"El padre del caso por el que usted pregunta pide un maestro s¨®lo para su hija, pero esto no se considera necesario", a?ade el alto cargo. "Lo que se hace es una atenci¨®n individualizada por parte del mismo maestro. No se act¨²a en todos los casos exactamente de la misma manera y cada maestro se organiza. Estamos hablando de ni?os de tres a ocho a?os, no se les imparten clases magistrales".
Pero ¨¦sta es precisamente la etapa cr¨ªtica en la que se aprende a leer y los rudimentos de la escritura. ?En qu¨¦ idioma se ense?a a leer al ni?o cuyo padre pide ense?anza en castellano? "Al mismo tiempo en los dos idiomas, castellano y catal¨¢n". ?Y a los que vienen de fuera de Catalu?a? "Si no conocen el catal¨¢n, se hacen adaptaciones curriculares, vengan de Sevilla o de Caracas". Esto es as¨ª "no porque lo haya impuesto el actual gobierno. La inmersi¨®n escolar en catal¨¢n es la misma desde 1983 y fue recogida por la Ley de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de 1998, con peque?as adaptaciones t¨¦cnicas. Gustar¨¢ m¨¢s o menos, pero el marco legal es el que es", insiste Carles Mund¨®.
Las entidades Convivencia C¨ªvica Catalana y Asociaci¨®n por la Tolerancia est¨¢n en desacuerdo. Consideran que no hay mecanismos para ejercer el derecho legal a la escolaridad en castellano hasta los ocho a?os y han pleiteado para que se pregunte a los alumnos por su lengua en el impreso de matriculaci¨®n. La Administraci¨®n auton¨®mica se niega. Una de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, a¨²n reconociendo cierto fundamento en la postura de la Administraci¨®n, se?ala que incluir esa pregunta en el impreso de matr¨ªcula coadyuva a la efectividad del derecho a recibir ense?anza en la lengua del ni?o. La Generalitat ha recurrido y en este curso tampoco lo ha aplicado.
El peque?o n¨²mero de quejas permite descartar que el problema sea importante, a juicio de Joan Jordi Rosell, que preside la Federaci¨®n de Padres y Madres de Alumnos de Catalu?a. "Hace a?os nos llegaban casos puntuales de personas que deseaban escolarizar a sus hijos en castellano, pero ¨²ltimamente no hemos recibido quejas", informa.
Rosell tampoco ve d¨®nde est¨¢ el drama. "Hay algunos centros de referencia en castellano, o con mayor presencia de esta lengua, donde pueden solucionarse los problemas puntuales que se presenten. Pero la gente que viene a Catalu?a ha de entender que el catal¨¢n se considera la lengua de este pa¨ªs. Puede haberse producido alg¨²n caso en que la Administraci¨®n no haya estado preparada para resolverlo, pero lo dem¨¢s me parece una campa?a a causa del Estatuto de Catalu?a", argumenta Rosell. "No hay ninguna persecuci¨®n al castellano, todos continuamos habl¨¢ndolo; los alumnos, tambi¨¦n".
Entre los profesores, las opiniones est¨¢n m¨¢s divididas. "La integraci¨®n de los inmigrantes preocupa m¨¢s que la cuesti¨®n de castellanohablantes y catalanohablantes", afirma A. G., catedr¨¢tica de secundaria, que no recuerda haber presenciado un solo incidente ling¨¹¨ªstico. Otros se manifiestan esc¨¦pticos respecto a la ense?anza p¨²blica, en una comunidad donde el 38% de la educaci¨®n es concertada. "Mis dos hijos son perfectamente biling¨¹es, en realidad triling¨¹es, pero no han pasado por la ense?anza p¨²blica, sino por la concertada, al principio, y finalmente por la privada, como ¨²nico camino de conseguir un poco de calidad", explica Juan Jos¨¦ Ib¨¢?ez, profesor de ense?anza media. "Lo que me duele es que yo, que soy hijo de un alba?il, no hubiera tenido casi ninguna posibilidad en el lamentable sistema educativo p¨²blico actual, del que formo parte. ?se s¨ª que es el verdadero problema". Y agrega: "La soluci¨®n correcta hubiera sido la ense?anza biling¨¹e, de calidad y sin sectarismos".
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