Shostak¨®vich, el sonido del siglo XX
Mientras el mundo celebra por lo alto el 250? aniversario del nacimiento de Mozart, la conmemoraci¨®n del centenario del nacimimiento de Dmitri Shostak¨®vitch (San Petersburgo, 25 de noviembre de 1906- Mosc¨², 9 de agosto de 1975) apenas ha despertado la atenci¨®n. Es calificado de cronista de su ¨¦poca y su m¨²sica ha marcado la m¨²sica del siglo XX, a modo de angustiosa radiograf¨ªa sobre la soledad de un creador que forj¨® su monumental legado bajo el yugo del r¨¦gimen sovi¨¦tico.
"En la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Shostak¨®vitch era conocido y popular, porque su m¨²sica evocaba sentimientos cercanos a los de la gente, que viv¨ªan bajo la dictadura", explic¨® el director de orquesta let¨®n Mariss Jansons pocos d¨ªas despu¨¦s de dirigir el tradicional Concierto de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena y presentar en Amsterdam el ciclo de conciertos que le dedica hasta junio la Orquesta del Concertgeboum. En el panorama espa?ol, el A?o Shostak¨®vich se conmemora con mayor o menor intensidad en las temporadas de la mayor¨ªa de auditorios, orquestas y festivales.
Formado en el conservatorio de San Petersburgo -ingres¨® con 13 a?os y pronto despert¨® la atenci¨®n del compositor Alexandr Glazunov-, destac¨® como pianista e inici¨® una prometedora carrera solista, pero en 1926 -tres a?os despu¨¦s de la muerte de Lenin- estren¨®, con s¨®lo 19 a?os, su Sinfon¨ªa n¨²mero 1 en Leningrado y en poco tiempo su fama como compositor se extendi¨® a nivel internacional.
Su legado comprende 147
obras catalogadas y much¨ªsimas otras sin numerar. Sus 15 sinfon¨ªas, sus 15 cuartetos de cuerda, sus seis conciertos (dos para viol¨ªn, dos para violonchelo y dos para piano), sus ¨®peras La nariz y Lady Macbeth del distrito de Mtsensk y sus 24 preludios y fugas para piano y su ¨²ltima partitura, la Sonata para viola, encabezan una impresionante y desigual producci¨®n en la que figuran tres ballets, dos suites de jazz, dos tr¨ªos con piano, dos sonatas para piano, un quinteto con piano, una sonata para violonchelo, varios ciclos vocales y abundante m¨²sica para la escena y el cine, incluida la sat¨ªrica opereta Mosc¨².
Shostak¨®vich nunca fue un disidente y su vida en la antigua URSS fue m¨¢s f¨¢cil que la de su amigo, el violonchelista y director de orquesta Mstislav Rostrop¨®vich, al que dedic¨® sus dos conciertos para violonchelo, o la del escritor Alexandr Solzhenitsin, ambos exiliados. Mucho se ha escrito sobre sus afinidades pol¨ªticas, en los dos sentidos, como autor prosovi¨¦tico o disidente: algunos estudiosos sostienen que en sus sinfon¨ªas pesa como una lacra la grandilocuente propaganda sovi¨¦tica; a ellos se opone la opini¨®n de historiadores y m¨²sicos que sostienen que su relaci¨®n con el Partido Comunista era obligada: las dedicatorias a Lenin, por ejemplo, eran escritas como tr¨¢mite antes que la partitura.
La pol¨¦mica sobre su postura pol¨ªtica arreci¨® a nivel internacional con la publicaci¨®n, en 1979, cuatro a?os despu¨¦s de su muerte, del libro de Solomon Volkov Testimonio: Las memorias de Dmitri Shostak¨®vich (Aguilar, 1991), que inclu¨ªa incendiarios comentarios del compositor contra la represi¨®n cultural promovida por Stalin, al que calificaba como el Hitler de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El aparato sovi¨¦tico descalific¨® las "supuestas" memorias y presion¨® al hijo del compositor, el director de orquesta Maxim Shostak¨®vich para que negara p¨²blicamente la veracidad de esas declaraciones.
La obra de Volkov rompi¨® con la imagen oficial del compositor, avalada hasta entonces por sus art¨ªculos en defensa del r¨¦gimen p¨²blico y su presencia en comisiones de representaci¨®n internacional de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La posterior divulgaci¨®n de cartas, testimonios y ensayos han ido consolidando la visi¨®n cr¨ªtica del compositor, que fue poco proclive a comentar en p¨²blico el contenido pol¨ªtico de sus obras, pero sol¨ªa usar una reveladora sentencia para zanjar posibles pol¨¦micas: "Quien tenga o¨ªdos para escuchar, que escuche".
Su m¨²sica, a veces visceral, siempre conmovedora, es el mejor testimonio de su compleja, neur¨®tica y angustiada personalidad, la ¨²nica posible en un compositor siempre bajo presi¨®n, continuamente vigilado y amenazado. En sus partituras, el doble sentido es la ¨²nica forma de supervivencia, como reconoci¨® Rostrop¨®vich a prop¨®sito de la supuesta loa al estalinismo en la Sinfon¨ªa n¨²mero 5: "Todo aquel que piense que el final de la Quinta es una glorificaci¨®n es un idiota".
El valor universal de la obra
contra cualquier tipo de fascismo inherente a la espectacular Sinfon¨ªa n¨²mero 7 Leningrado, que fue defendido con u?as y dientes desde su estreno por batutas tan c¨¦lebres como Arturo Toscanini, es otro ejemplo. Hay muchos m¨¢s en una biograf¨ªa marcada por sus siempre tensas relaciones con Stalin -las cr¨ªticas y la respuesta del dictador tras el estreno de Lady Macbeth del distrito de Mtsensk fueron feroces y pusieron al m¨²sico en la cuerda floja hasta que obtuvo el perd¨®n con el estreno de la citada Sinfon¨ªa n¨²mero 5-.
El compositor, que vivi¨® ese acoso aterrorizado, estableci¨® como f¨®rmula de supervivencia una divisi¨®n entre los g¨¦neros considerados mayores -especialmente las sinfon¨ªas, los conciertos y los oratorios-, cuyas audiciones eran controladas por las autoridades, y los g¨¦neros menores -canciones, m¨²sica instrumental y de c¨¢mara, obras para instrumento a solo, lieder- en los que pod¨ªa permitirse algo m¨¢s de libertad. Sus cuartetos, en los que encontraba m¨¢s espacio para las confesiones ¨ªntimas, son en este sentido el reverso de su agitada producci¨®n sinf¨®nica.
Para conocer mejor su m¨²sica
EL FLAMANTE premio del Midem de Cannes, la integral de las sinfon¨ªas dirigidas por Dmitri Kitaienko al frente de la Orquesta G¨¹rzenich de Colonia (Capriccio) y la reedici¨®n del legendario ciclo sinf¨®nico dirigido por Yevgeni Mravinski (Melodiya) animan la oferta discogr¨¢fica en el A?o Shostak¨®vitch.
En Espa?a se ha distribuido una aut¨¦ntica joya cin¨¦fila editada por Ide¨¤le Audiencie: Sonata para viola, espl¨¦ndido documental biogr¨¢fico dirigido en 1981 por el cineasta Alexandr Sokurov, prohibido en la URSS hasta 1986. Tras la orden de secuestro, su autor salv¨® el filme de las garras del KGB en el ¨²ltimo minuto al trocear el positivo y esconderlos en los lavabos del Centro de Producci¨®n de Documentales de Leningrado.
La selecci¨®n de im¨¢genes de archivo es tan interesante como la intensa expresividad que Sokurov imprime al documental: fotos poco conocidas del m¨²sico, fragmentos de pel¨ªcula -entre ellos, el entierro de su gran amiga, la poeta Anna Ajm¨¢tova- y conversaciones tan celebradas como el di¨¢logo telef¨®nico que mantuvo poco antes de su muerte con el grand¨ªsimo violinista David Oistrakh a prop¨®sito de la Sonata para viola, su ¨²ltima composici¨®n, que da t¨ªtulo al filme. Sokurov apenas puede esbozar las tensas relaciones con Stalin -no lo permit¨ªa en 1981 el clima pol¨ªtico-, pero su visi¨®n ayuda a comprender la vida y la m¨²sica del gran compositor.
Por su parte, Deutsche Grammophon anuncia para el verano el rescate en DVD de la pel¨ªcula de Katerina Ismailona (segunda versi¨®n de Lady Macbeth) protagonizada por la soprano Galina Vishneiskaia; una versi¨®n hist¨®rica de la televisi¨®n rusa de la ¨®pera La nariz, dirigida por Gennadi Rozhdestvenski, y la filmaci¨®n de las Sinfon¨ªas n¨²meros 6 y 9, por Leonard Bernstein y la Filarm¨®nica de Viena. Para ver en DVD Lady Macbeth, vale la pena acudir a la versi¨®n filmada en directo en el Liceo de Barcelona en 2002, dirigida por Alexandr Anisimov (Emi).
En el cap¨ªtulo de reediciones, a los ciclos de Bernard Haitink, Rudolf Barshai, Rozhdestvenski y Rostrop¨®vitch hay que sumar versiones antol¨®gicas de algunas de sus sinfon¨ªas dirigidas por Bernstein, Kurt Sanderling, Valeri Gergiev y Maris Jansons. Entre las referencias en cat¨¢logo, destacan los 24 Preludios y fugas por Sviatoslav Richter y Vladimir Ashkenazi. Los trabajos de los Cuartetos Borodin y Emerson son buenas opciones para la integral de los cuartetos, mientras que en el cap¨ªtulo concertante destacan por encima de todos los registros de Oistrakh, Rostrop¨®vich y Richter. J. P. S.
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