"?Mostrar¨ªan a Jes¨²s fornicando?"
Los periodistas palestinos critican las caricaturas, pero consideran desmesuradas las protestas de los radicales
El dibujante Baha Bujari asegura que jam¨¢s ha abordado asuntos religiosos en sus vi?etas, que publica el diario palestino Al Ayyam, con sede en Ramala. Para este musulm¨¢n, "Mahoma y la religi¨®n no son asunto de la prensa". Defensor de la libertad de expresi¨®n, sostiene que la caricatura sirve para "tocar todos los temas con una sonrisa", pero no la religi¨®n, que "es algo entre uno mismo y Dios". Jam¨¢s ha representado la prensa palestina a Mahoma. Al respecto, sigue a rajatabla la sharia, la ley isl¨¢mica, que proh¨ªbe todo icono del profeta. Los periodistas palestinos critican las caricaturas, pero consideran desmesurada la ira desatada por los islamistas.
A Bujari, de 62 a?os, le irrita que l¨ªderes radicales movilicen "como borregos a ignorantes que ni han visto las vi?etas". ?l, que s¨ª lo ha hecho, opina que "para colmo son art¨ªsticamente muy pobres".
Walid Wattrabi, 36 a?os, columnista de Al Ayyam y director de la consultora Medianet, es uno de los muchos musulmanes -aunque secular- que al ver a Mahoma con una bomba como turbante se sinti¨® insultado. Contrario a la censura, cree que los periodistas deben tener un c¨®digo ¨¦tico: "De la misma manera que no debes generalizar, ni difamar, hay que ser respetuosos con la fe de millones de personas incluso si a veces afecta a la libertad de expresi¨®n". Si los retratados hubieran sido "Arafat, Bin Laden, el rey Abdal¨¢ de Jordania u otra figura p¨²blica no hubiera pasado esto", sostiene Wattrabi.
En los territorios palestinos, y a diferencia del resto del mundo ¨¢rabe, explica Wattrabi, no hay censura previa, pero s¨ª autocensura. "Puedo criticar sin problemas a Abu Mazen [el presidente Mahmud Abbas], pero no a Ham¨¢s, a las brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa o a las de Ezedin al Kassam. Ninguna ley me protege de ellos".
"?Publicar¨ªa ese peri¨®dico dan¨¦s en la Europa secular una vi?eta de Jes¨²s fornicando con San Juan?, ?Cu¨¢l hubiera sido la reacci¨®n?", se pregunta George Jaleafa, director de una televisi¨®n educativa y miembro del Instituto de Prensa Moderna de la Universidad Al Quds. ?l no la publicar¨ªa, pero tampoco representar¨ªa a Mahoma, ni a Jes¨²s, ni a Yav¨¦, cuyo nombre los jud¨ªos religiosos ni pronuncian.
A juicio de este palestino cristiano, ha habido "un choque entre dos cuestiones sagradas; Mahoma lo es para los musulmanes, y la libertad de expresi¨®n, para los europeos". Est¨¢ en contra de limitar este derecho fundamental y, recuerda, que en Occidente existen restricciones como "negar el Holocausto nazi". Si fuera un musulm¨¢n europeo, Jaleafa ir¨ªa a los tribunales. "Y si no lo consideran punible, protestar¨ªa sin violencia".
Bujari, el dibujante, no caricaturiza la religi¨®n pero s¨ª la censura. La sufri¨® en el diario Al Quds, editado en Jerusal¨¦n Este. En esa zona de la ciudad, ocupada desde 1967, cada p¨¢gina pasa por la censura militar israel¨ª antes de ir a rotativas. "Me levantaron algunos dibujos". Tras los acuerdos de Oslo intent¨® crear un icono de los jud¨ªos "para tender puentes". La censura le fren¨® en seco. "Con la primera vi?eta, me acusaron de estar en contra de los jud¨ªos", cuenta.
Ni siquiera el cine ha mostrado a Mahoma. Jaleafa y Wattrabi mencionan, por separado, El mensaje (1976), sobre los primeros pasos del islam. Dirigida por el sirio Mustaf¨¢ Akkad, Anthony Quinn interpreta a un t¨ªo del profeta. Expertos isl¨¢micos convencieron al cineasta de que ning¨²n actor, ni siquiera una voz en off, pod¨ªa encarnarlo sin violar la sharia.
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