Defensa prohibi¨® volar a menos de 100 metros de altura tras estrellarse el Cougar
La reconstrucci¨®n de lo sucedido en un simulador del helic¨®ptero acab¨® tambi¨¦n en siniestro
El 16 de septiembre pasado, un mes despu¨¦s del accidente del Cougar en el que murieron 17 militares espa?oles, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, F¨¦lix Sanz, orden¨® que los helic¨®pteros desplegados en Afganist¨¢n volaran a un altura m¨ªnima de 300 pies (100 metros), siempre que esta medida fuera "compatible con el grado de amenaza en cada momento". La baja altura fue uno de los factores determinantes del siniestro, seg¨²n las conclusiones finales de la comisi¨®n de investigaci¨®n, que expondr¨¢ ma?ana en el Congreso el ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono.
Al d¨ªa siguiente del accidente, el 17 de agosto, el general de Ej¨¦rcito F¨¦lix Sanz ya mantuvo una conversaci¨®n con el mando de las tropas espa?olas en Afganist¨¢n, a quien inst¨® a revisar las medidas de seguridad para que ¨¦stas no implicasen mayor riesgo que la amenaza que se pretend¨ªa conjurar. El Cougar que se estrell¨® a 20 kil¨®metros al sur de Herat (Afganist¨¢n) volaba a gran velocidad (unos 200 kil¨®metros por hora) y muy baja altura, peg¨¢ndose al perfil del terreno para evitar posibles ataques de misiles antia¨¦reos. Pero estos ¨²ltimos supon¨ªan una amenaza hipot¨¦tica, mientras que el vuelo en s¨ª, como ha demostrado la investigaci¨®n, conllevaba un riesgo real.
El 25 de agosto, el jefe del Estado Mayor de la Defensa remiti¨® una primera orden por escrito a Afganist¨¢n en la que subrayaba la necesidad de prestar "especial atenci¨®n a la seguridad" y de valorar "las circunstancias y riesgos" de cada misi¨®n. Finalmente, el 16 de septiembre, un nuevo mensaje estableci¨® la obligatoriedad de volar a una altura m¨ªnima de 300 pies, "compatible con el grado de amenaza en cada momento".
Esta instrucci¨®n no significa que los pilotos no puedan volar m¨¢s bajo si lo estiman necesario, pero s¨ª que deber¨¢n justificarlo. Hasta entonces, no necesitaban hacerlo, pues no exist¨ªa ninguna norma de car¨¢cter general. Antes de fijarla, el Estado Mayor de la Defensa consult¨® a otros pa¨ªses con helic¨®pteros en Afganist¨¢n y comprob¨® que dispon¨ªan de criterios sobre alturas m¨ªnimas de vuelo.
Cuando el general Sanz dict¨® esta orden ya estaba casi acabado el informe preliminar de la comisi¨®n de investigaci¨®n, que descartaba que el helic¨®ptero hubiera sufrido un ataque y subrayaba que se accident¨® en un "vuelo de riesgo elevado".
El hecho de que tanto el Cougar siniestrado (el ET-657) como el que le segu¨ªa y realiz¨® un aterrizaje de emergencia (el ET-659) llevaran apagado el radar alt¨ªmetro, para no delatar su presencia a elementos hostiles, impide conocer con precisi¨®n a qu¨¦ altura volaban.
Se sabe, sin embargo, que en el briefing (charla) previo a la misi¨®n se inform¨® de que se volar¨ªa a unos 50 pies (17 metros), aunque tripulantes del segundo Cougar han declarado que lo hicieron a entre tres y diez metros.
La investigaci¨®n del accidente incluy¨® la reconstrucci¨®n real del vuelo, en un helic¨®ptero similar que hizo el mismo trayecto, y tambi¨¦n en simuladores. El peso (el aparato llevaba blindaje e iba cargado de pertrechos y armamento), la altitud (la zona est¨¢ a unos 1.200 metros), la temperatura (m¨¢s de 30 grados) fueron algunos de los elementos considerados. Aunque el viento no era muy fuerte (unos 36 kil¨®metros por hora), se sabe que soplaba de cola (lo que impulsaba al aparato hacia el suelo) y que en el lugar del siniestro se dan fuertes rachas repentinas.
Las pruebas en simulador demostraron, seg¨²n las fuentes consultadas, que no supon¨ªa ning¨²n problema volar en esas condiciones. Sin embargo, la simulaci¨®n conclu¨ªa en siniestro cuando se intentaba realizar una maniobra brusca y recuperar la estabilidad del aparato a tan escasa distancia del terreno. Precisamente, una "posible maniobra agresiva a muy poca altura" fue uno de los "factores contribuyentes m¨¢s relevantes" del accidente, seg¨²n la investigaci¨®n.
Pero ?por qu¨¦ hizo el piloto esa "maniobra agresiva"? A falta de la informaci¨®n que ofrezca ma?ana el ministro Jos¨¦ Bono en el Congreso, los expertos creen que pudo darse cuenta en el ¨²ltimo momento de que iba a estrellarse contra un promontorio, una elevaci¨®n situada en mitad de la ladera por la que descend¨ªa a gran velocidad y que no advirti¨® antes ya que la luz del sol y los tonos blancos de la tierra dilu¨ªan sus contornos.
En ese momento, puso los motores a m¨¢xima potencia y levant¨® el morro para esquivarla, pero el pat¨ªn trasero golpe¨® con la loma y el piloto perdi¨® el control del helic¨®ptero.
Tr¨¢gico 'Oso negro'
El Cougar siniestrado el 17 de agosto en Afganist¨¢n y el helic¨®ptero que le segu¨ªa integraban la formaci¨®n Black Bear (Oso Negro). Su misi¨®n consist¨ªa en trasladar a 48 militares, con sus equipos de combate, desde el aeropuerto de Herat al de Shindand.
Se trataba de un ejercicio de entrenamiento antes de declarar la plena operatividad del Batall¨®n de Refuerzo enviado al este de Afganist¨¢n con motivo de las elecciones legislativas del 18 de septiembre.
El traslado deb¨ªa hacerse en dos oleadas, pero la segunda nunca lleg¨® a realizarse, pues en la primera, cuando apenas llevaban siete minutos de vuelo, el ET-657 se estrell¨® y el ET-659, al creer que hab¨ªa sido atacado, realiz¨® una "agresiva maniobra de evasi¨®n", que le llev¨® a perder sustentaci¨®n y hacer un aterrizaje de emergencia entre las rocas.
Cinco de los ocupantes del segundo Cougar resultaron heridos, pero a¨²n as¨ª intentaron socorrer a sus compa?eros. Cuando llegaron, uno de ellos a¨²n manten¨ªa las constantes vitales. Fue imposible salvarlo.
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