Padura se reconcilia con Hemingway
El escritor dedica su nueva novela al autor estadounidense y prepara otra sobre Mercader
Leonardo Padura (La Habana, 1955) participa estos d¨ªas en BCNegra, el II Encuentro de Novela Negra y de Misterio que se celebra en Barcelona. Su serie policiaca Las cuatro estaciones (Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, M¨¢scaras y Paisaje de oto?o), a la que se a?adi¨® el a?o pasado La neblina del ayer, es ya un cl¨¢sico. Adi¨®s, Hemingway (Tusquets), que acaba de publicarse ahora en Espa?a, est¨¢ a caballo entre Las cuatros estaciones y La neblina...; es m¨¢s corta, igualmente estupenda y, sobre todo, sorprendente. Por el tema y por c¨®mo lo trata Padura.
En el jard¨ªn de Finca Vig¨ªa, la casa museo de Ernest Hemingway en Coj¨ªmar, cerca de La Habana, han aparecido los restos de un hombre asesinado 40 a?os antes de dos tiros en el pecho; junto al cad¨¢ver, una placa del FBI. ?Qui¨¦n le asesin¨®? ?Fue Hemingway?
Hace ocho a?os que Mario Conde dej¨® la polic¨ªa. Ahora se dedica a comprar y vender libros viejos y, como siempre, quiere ser escritor. Sus antiguos colegas le piden ayuda, tienen una patata caliente en las manos. ?Hemingway asesino? Conde se lanza, guiado esta vez por un presentimiento estrictamente literario.
"Hemingway me enga?¨® dos veces. La primera con su biograf¨ªa heroica que ocult¨® sus traiciones tan mezquinas y, despu¨¦s, lo m¨¢s terrible: me transmiti¨® la sensaci¨®n de que era muy f¨¢cil escribir como Hemingway, con aparente sencillez". Tal fue la influencia del autor norteamericano que los primeros textos de Padura, justo al acabar la universidad, eran hemingwayanos. "Mi primer cuento era la historia de un joven herido en alguna guerra y que sabe que va a morir". No tard¨® en partir peras con Hemingway. "Me cabre¨® mucho, como dicen ustedes, lo que hizo en la Guerra Civil espa?ola, con el traductor Robles, con John Dos Passos... ?l no quiso ver que el terror estalinista en Espa?a fue tan duro como en Mosc¨²".
La escritura de esta novela le ha reconciliado. "De aquel encabronamiento paso a la comprensi¨®n del Hemingway final, el que siente el aliento de la muerte respir¨¢ndole en la cara, el Hemingway m¨¢s humano".
Padura, aunque con muchos, much¨ªsimos, elementos reales, convierte a Hemingway en un personaje de ficci¨®n. En la novela alterna los cap¨ªtulos dedicados al escritor con los de la investigaci¨®n de Conde. Es el retrato de un hombre viejo y cansado, que ya no puede amar, ni cazar, ni beber, ni pelear, ni casi puede escribir. Son los ¨²ltimos tiempos que pas¨® en Cuba, en 1958.
"Es un asesinato de ficci¨®n, pero s¨ª le pas¨® algo a Hemingway en ese tiempo. Ten¨ªa p¨¦rdidas de memoria y depresiones. Empieza su periodo final. Cuando regresa a Estados Unidos le obligan a seguir un tratamiento de electro shock. Fue salvaje y terrible, y m¨¢s a¨²n para un escritor. Me interesaba m¨¢s ese Hemingway que el bebedor y machista, el escritor que se da cuenta de que no puede seguir escribiendo, porque si un escritor pierde la memoria lo pierde todo. S¨ª, con esta novela me he reconciliado con Hemingway".
La novela tiene cap¨ªtulos sensacionales, como cuando Conde descubre en la casa museo de Coj¨ªmar el bl¨²mer (bragas) de encaje de Ava Gardner en el que Hemingway guardaba un rev¨®lver del calibre 22. ?Existi¨® de verdad ese bl¨²mer? "Si no existi¨®, deber¨ªa de haber existido. De hecho, existe, porque Jorge Perugorr¨ªa, que tambi¨¦n es pintor, hizo un cuadro enorme que se llama El bl¨²mer de Ava Gardner". El relato del Hemingway que se siente acosado por el FBI se siente tan real que uno se va convenciendo de que fue el propio escritor quien asesin¨® al hombre de la placa.
En Adi¨®s, Hemingway, explica Padura, ha dado un paso atr¨¢s en su estilo. "He recuperado mi falso estilo Hemingway, con esa sensaci¨®n de que no est¨¢ todo dicho, con las oraciones m¨¢s cortas... En este caso, m¨¢s que una influencia ha sido una decisi¨®n".
Padura anda metido ahora en una novela muy ambiciosa y diferente, El hombre que amaba a los perros, sobre Ram¨®n Mercader, el asesino de Trotski. "Me interesa la humanidad de Mercader. C¨®mo un hombre con su ideolog¨ªa puede convertirse en un asesino y, m¨¢s all¨¢, c¨®mo una utop¨ªa progresista puede llevar a la construcci¨®n de unos cimientos manchados de sangre: el estalinismo".
"Necesitaba escribir una novela que escapara del ¨¢mbito cubano inmediato. Esta historia transcurre en Mosc¨², en Barcelona, en M¨¦xico, en La Habana. No niego que me interesa la cr¨®nica de la Cuba de hoy, pero ya est¨¢ bien. Cuba es algo m¨¢s que la lucha por la supervivencia: es una cultura y una tradici¨®n. Necesitaba imponerme un reto, escribir algo m¨¢s universal".
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