"?De d¨®nde saca Occidente su arrogancia?"
LAS PREGUNTAS 1. ?Le sorprendi¨® que la aparici¨®n de los dibujos desatara esta pol¨¦mica? 2. ?Y le sorprendieron las reacciones violentas? 3. ?Qu¨¦ hacer? ?Autocensurarse? 4. ?Es esta una expresi¨®n del choque de civilizaciones? 5. ?El futuro ser¨¢ igual de explosivo? 6. ?Ha vivido alguna experiencia de intolerancia?
G¨¹nter Grass (Gdansk, 1927), que gan¨® el premio Nobel de Literatura en 1999, conoci¨® muy pronto el poder de la intolerancia, cuando apareci¨® El tambor de hojalata, que pronto cumplir¨¢ el medio siglo. Entre sus ¨²ltimos libros, Un largo cuento y Mi siglo.
"Se trata de una provocaci¨®n consciente y planificada de un peri¨®dico dan¨¦s de derechas"
1.S¨ª y no. Todos sabemos que hay una ley, escrita y no escrita, en virtud de la cual no se puede representar en el mundo isl¨¢mico ni a Al¨¢ ni a su profeta Mahoma. Se trata de una provocaci¨®n consciente y planificada de un peri¨®dico dan¨¦s de derechas. Convocaron un concurso de caricaturistas; algunos se negaron a participar alegando que la representaci¨®n gr¨¢fica de Mahoma es tab¨². Consultaron a un especialista dan¨¦s en islamismo y ¨¦ste les puso en guardia. Siguieron porque son radicales de la derecha y xen¨®fobos.
2.Vivimos en una ¨¦poca en la que una reacci¨®n violenta sigue a la otra. La primera ha sido una acci¨®n de Occidente, que ha invadido Irak. Hoy sabemos que esa invasi¨®n viol¨® el derecho internacional; la guerra se aliment¨® con argumentos fundamentalistas por parte de Bush, que ha dicho que en esta contienda luchaban el Mal y el Bien. De lo que se trata es de una respuesta fundamentalista a una acci¨®n fundamentalista. Y no se trata aqu¨ª de una controversia entre dos culturas, sino de una controversia entre una no cultura contra una no cultura.
3.Occidente lleva esta discusi¨®n con autocomplacencia sobre la base de que gozamos de libertad de prensa. Pero ¨¦l que no se enga?a sabe que los peri¨®dicos viven de los anuncios, y que para hacerlos se toman en consideraci¨®n lo que mandan ciertos poderes econ¨®micos. La prensa forma parte de enormes grupos que monopolizan la opini¨®n p¨²blica. Hemos perdido el derecho de escudarnos en el derecho de libertad de opini¨®n: no ha pasado mucho tiempo desde que hubo el delito de lesa majestad, y no debemos olvidar que hay sitios donde a¨²n no hay separaci¨®n entre Iglesia y Estado. ?De d¨®nde saca Occidente esa arrogancia para imponer lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer? Recomiendo a todo el mundo que eche un vistazo a los dibujos: recuerdan los de un famoso peri¨®dico alem¨¢n de los tiempos nazis, Der Str¨¹mer. Public¨® caricaturas antisemitas del mismo estilo... No se puede invocar la libertad de expresi¨®n sin analizar c¨®mo est¨¢ ¨¦sta en Occidente.
4.Eso es lo que quieren los fundamentalistas de ambos lados. Deber¨ªamos empezar a matizar. Hemos tenido la suerte de pasar el Renacimiento, el Siglo de las Luces, atravesando un proceso doloroso que nos ha dado una serie de libertades, que siguen estando amenazadas. El mundo isl¨¢mico no ha pasado ese proceso, se encuentra en una etapa diferente de desarrollo. Y hay que respetarlo.
5.Me temo que s¨ª. Las heridas son muy profundas ya, y no me refiero s¨®lo a los pa¨ªses ¨¢rabes, sino a los pa¨ªses pobres en general. Occidente no parece capaz de encontrar un camino para aceptar como socios en igualdad a esos pa¨ªses. Ha sido imposible crear para ellos las mismas condiciones que nos arrogamos para nosotros. En los setenta, Willy Brandt redact¨®, por encargo de la ONU, un informe sobre los problemas Norte/Sur y pronostic¨® los problemas que tenemos hoy. Este informe sigue teniendo validez.
6.Yo he vivido cierta intolerancia como autor. Cuando publiqu¨¦ El tambor de hojalata se iniciaron procesos contra el libro, acusado de blasfemia y pornograf¨ªa, tanto en los pa¨ªses comunistas como en Espa?a y Portugal, donde estuvo prohibido. En Yemen, hace dos a?os, nos juntamos escritores occidentales y ¨¢rabes para hablar de temas literarios, el erotismo entre ellos. Para los ¨¢rabes era inusual, pero al fin se consigui¨® que debati¨¦ramos. Se puede hablar de todo, incluso de temas muy conflictivos, siempre que uno aporte la tolerancia que espera el otro, a pesar de que el otro tenga una noci¨®n de la cultura dictada por sus propios tab¨²es.
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