Roberto Torretta hace un potente recital en negros sobre negros
La segunda jornada de Pasarela Cibeles mostr¨® en sus cinco desfiles factores positivos. Mientras en unos se trataba de mejoras en la factura, como es el caso de Devota & Lomba, en otros el dibujo, como Larrainzar, o en Ailanto la riqueza material. Roberto Torretta apunta sus maneras hacia un cl¨ªmax de sensualidad lujosa con un recital de negro sobre negro con el apoyo de una potente decisi¨®n volum¨¦trica, mientras Juan Duyos viaja a un T¨¢nger casi imaginario con un amplio abanico de tejidos y facturas diversas. Gafas, bolsos, calzado: los dise?adores exhiben sus licencias aprovechando los desfiles.
Entrevista digital a las 11 con la dise?adora Juana Mart¨ªn |
Ha sido la mejor colecci¨®n de Devota & Lomba de los ¨²ltimos tiempos, con conceptos muy claros y una esmerada terminaci¨®n. Siguen presentes sus elementos de estilo y vol¨²menes, y en la ropa de hombre, un desconcertante tallaje a lo peque?o. Viene con fuerza para los chicos una americana corta y estrecha que no le queda bien ni a los modelos mejor plantados, constri?e el torso y desproporciona la figura, pero el capricho dictatorial de las tendencias es as¨ª. Encontramos tambi¨¦n esta vez abullonados perif¨¦ricos, blusas muy trabajadas desde el corte al volumen de las mangas, plisados de medida estrecha y un uso singular del encaje de Camari?as (ese precioso hilado de bolillos de a¨²n hoy misterioso origen: lo de la n¨¢ufraga italiana es una leyenda improbable) que se integran en vestido y otras prendas (chorreras, sisas, tirantes). La serie chocolate fue la mejor, frente a una gama de anticolores dif¨ªciles pero usados con gran sensibilidad; los largos vestidos en silouette del final resultaban impactantes.
Javier Larrainzar se refugi¨® en una combinaci¨®n que casi nunca falla: el blanco y el negro, y result¨® positivo. Sus vestidos negros de las ¨²ltimas salidas, en los que hac¨ªa convivir dos tonos y calidades de negro en terciopelo y raso lencero, dieron peso a su propuesta, est¨¢ m¨¢s sobria.
Ailanto se inspir¨® en Peggy Guggenheim y coloc¨® en medio de la pasarela unos objetos imposibles de tan feos (Peggy se habr¨ªa horrorizado ante la cabeza de caballo de loza blanca) y las modelos caminaron sobre unas moquetas geom¨¦tricas de nudo creadas por este t¨¢ndem de modistas. La colecci¨®n creci¨® mientras avanz¨®, hasta llegar a un suntuoso final de quimonos y pieles. Hab¨ªa mucho de a?os cuarenta y una gama m¨¢s oscura de lo habitual en ellos con base en los sienas y los burdeos. De all¨ª se pasa al geometrismo, ese patronaje casi esquizofr¨¦nico y muy complejo que hace de cada prenda de Ailanto un mosaico; la formulaci¨®n sobre b¨¢sicos que se enriquecen es parte de su t¨¦cnica, y por primera vez se atreven con estampados metalizados y el jersey de seda.
Roberto Torretta fue lo mejor de la jornada con su dominante colecci¨®n en negro y azul noche, de estudiados y potentes vol¨²menes. El hallazgo de un cintur¨®n de cierre met¨¢lico que viaja desde el talle alto hasta la cadera y se repite como sujeci¨®n y elemento decorativo fue uno de sus m¨¦ritos, am¨¦n del uso virtuoso de la napa, los abrigos trapecio, tules sobrebordados, los vestido-gabardinas, la falda doble de organza sin vivar, las grandes lacer¨ªas decorativas y las chaquetas de potro.
Cerr¨® Juan Duyos con la evocaci¨®n de un viaje vivencial desde Madrid a T¨¢nger que el dise?ador transforma en orientalismos a medida. Hay brillos, referencias a los azulejos moz¨¢rabes, a los envueltos bereberes. No hay un solo tejido tecnol¨®gico, pero s¨ª gruesos algodones trenzados, sedas, lanas inglesas y otros pa?os naturales. Las l¨ªneas son amplias, en generosidad con el cuerpo, sin ce?irle m¨¢s que lo justo.
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