De ni?o y de mayor

Se completa esta pr¨®xima semana con Cos¨¬ fan tutte la trilog¨ªa de ¨®peras de Mozart con libreto de Lorenzo da Ponte. Despu¨¦s de dos versiones "hist¨®ricas" en el sentido de referencia discogr¨¢fica -la de Las bodas de F¨ªgaro, dirigida por Erich Kleiber, y la de Don Giovanni, con Carlo Maria Giulini-, nos encontramos con otra lectura "hist¨®rica" en Cos¨¬, pero en diferente sentido de la palabra, el de la utilizaci¨®n de instrumentos de ¨¦poca. Sigiswald Kuijken dirige a La Petite Bande en una grabaci¨®n efectuada en Budapest, Hungr¨ªa, en 1992, con un reparto encabezado por Soile Isokoski y Monica Groop, como Fiordiligi y Dorabella, respectivamente. Los instrumentos y, especialmente, el concepto interpretativo responden al concepto de reproducci¨®n lo m¨¢s fiel posible a la pr¨¢ctica "original". No es la primera vez que en esta colecci¨®n se defiende la variedad de aproximaciones a las diferentes obras. Conviene, en cualquier caso, precisar que, por razones de duraci¨®n, o, si se quiere, de acomodaci¨®n de la ¨®pera completa a dos discos, se han suprimido los recitativos de los cortes 13 al 18 del primer acto (disco del lunes) y los del 1 al 4 del segundo (disco del martes).

El escritor y psiquiatra Carlos Castilla del Pino precisa en su ensayo incluido en el ejemplar del lunes que "Cos¨¬ fan tutte es mucho m¨¢s que una comedia de enredo". Y a?ade: "Es una representaci¨®n fabulada de la oposici¨®n entre la vida fantaseada, es decir, imaginada conforme al deseo, y la vida real. Precisamente el riesgo de la comedia, en este caso, adem¨¢s, f¨¢bula, es suponerla ajena a la vida real, un cuento, para decirlo en pocas palabras, y no como lo que es: una construcci¨®n ejemplarizada, simb¨®lica, de una faceta de la vida real". La ¨²ltima de las ¨®peras de Mozart con Da Ponte es musicalmente prodigiosa y tiende como ninguna a las soluciones de conjunto: d¨²os, cuartetos, sextetos. Estrenada en Viena en 1790, a un a?o de la muerte del compositor, desarrolla con una l¨²cida ambig¨¹edad el tema de la fidelidad de los amantes en clave "did¨¢ctica" -la ¨®pera se subtitula La escuela de los amantes-, con una leve iron¨ªa y un sentido del conocimiento humano que ¨²nicamente la m¨²sica puede desvelar sin simplificaciones. ?pera, en cierto modo, de c¨¢mara, su perspicacia musical es de tal capacidad envolvente que acaba por atrapar en sus sutiles redes al que la escucha con atenci¨®n. Es una ¨®pera, por otra parte, de las que hace compa?¨ªa con una facilidad asombrosa, de las que desprenden una hermosura magn¨¦tica y sensual. Jos¨¦ Luis P¨¦rez de Arteaga concluye su an¨¢lisis escena a escena de la ¨®pera, en el volumen del martes, con un apunte muy ilustrativo sobre la interpretaci¨®n. "La gran virtud de Kuijken", se?ala, "es superar el ¨¢mbito de la mera restauraci¨®n museogr¨¢fica para recuperar la inmediatez de una m¨²sica siempre joven".

M¨²sica "joven" desde la madurez, en efecto, porque la m¨²sica compuesta por Mozart antes de los 14 a?os se recoge en el volumen del mi¨¦rcoles bajo la denominaci¨®n Mozart ni?o, una caja de sorpresas sacada de aqu¨ª y de all¨¢ en grabaciones de algunos de los sellos internacionales m¨¢s prestigiosos. El ni?o prodigio est¨¢ en su salsa. No hay g¨¦nero que se le resista. La primera de sus sinfon¨ªas est¨¢ compuesta cuando ten¨ªa ocho a?os, en el periodo de su estancia en Londres. Con cuatro a?itos m¨¢s sac¨® a la luz dos ¨®peras tan interesantes como Bastian y Bastiana o La finta semplice. Ren¨¦ Pape es uno de los cantantes de la selecci¨®n de este Mozart ni?o en la primera de ellas, mientras la segunda cuenta nada m¨¢s y nada menos que con Teresa Berganza, Helen Donath y Anthony Rolfe-Johnson, con la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo, dirigida por Leopold Hager. Y muchos m¨¢s caprichos salen de este ba¨²l de la infancia, sobre cuyos tesoros nos va ilustrando Pierre Elie Mamou en un art¨ªculo titulado Un ni?o juega.

Por lo dem¨¢s, Robbins Landon sigue contando cap¨ªtulo a cap¨ªtulo la vida de Mozart. La colecci¨®n ha entrado ya en su tercio final en su edici¨®n espa?ola de EL PA?S. Visto lo visto, estoy empezando a dudar si va a necesitar unos cuantos bises. No, m¨¢s bien dej¨¦moslo as¨ª.