Decepci¨®n fiscal
Seguramente es un abuso conceptual llamar reforma fiscal a los cambios tributarios que acaba de aprobar el Gobierno para que se apliquen a partir de 2007. Con cierta generosidad podr¨ªa decirse que el ministerio de Econom¨ªa y Hacienda ha redactado algunos retoques tributarios que, a grandes rasgos, se resumen en una reducci¨®n de los tramos del IRPF (de cinco a cuatro), una rebaja del marginal del 45% al 43%, una actualizaci¨®n del m¨ªnimo exento, una rebaja del tipo del Impuesto sobre Sociedades (IS)... y una tributaci¨®n uniforme de todos los tipos de ahorro al 18%. Dado el tibio resultado del empe?o, se tiene la impresi¨®n de que si a Pedro Solbes y a Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez no se les hubiese mareado o presionado desde Moncloa, la fiscalidad de rentas, sociedades y plusval¨ªas se quedar¨ªa donde la dej¨® el PP. El principio rector de ambos es ese lugar com¨²n del pragmatismo anglosaj¨®n que reza "si no est¨¢ roto no lo arregles".
La reforma tiende a alejar la tributaci¨®n que grava el IRPF y la que grava el IS, en contra de las intenciones del programa electoral
Pero el caso es que mediaba una promesa electoral. De hecho, la reforma fiscal era uno de los reclamos de m¨¢s fuste del programa socialista, s¨®lo un poco por debajo de la retirada de las tropas espa?olas en Irak. As¨ª que su cumplimiento no deber¨ªa haberse limitado a un mero tr¨¢mite ejecutado a rega?adientes. Eso es exactamente lo que ha sucedido. La renuencia ministerial ha acabado por imponerse, de forma que los cambios producidos son decepcionantes, sobre todo si se comparan con las propuestas radicales de un IRPF de tipo ¨²nico que circularon en las fechas previas a las elecciones.
Para dibujar la geograf¨ªa completa de esa decepci¨®n basta con mencionar los puntos en los que la reforma actual puede compararse con las anteriores y sugerir algunos iniciativas que pod¨ªan haberse a?adido.
1. La reforma de Solbes es bastante m¨¢s superficial que la del PP. Ahora el tipo marginal b¨¢sico baja en dos puntos, mientras que Rodrigo Rato y su equipo lo bajaron en once puntos. Incluso algunos c¨¢lculos indican que la reducci¨®n del marginal del IRPF (del 45% al 43%) ni siquiera compensa el efecto de la inflaci¨®n sobre los tramos de declaraci¨®n; el efecto de los precios eleva la recaudaci¨®n cada a?o en unos 1.200 millones de euros, mientras que el coste de la reforma apenas llega a los 2.000 millones de euros.
2. Resulta curioso que la reforma tienda a alejar la tributaci¨®n que grava el IRPF y la que grava el IS. Precisamente lo contrario de las intenciones del programa electoral. El marginal del IRPF baja dos puntos, mientras que el IS se reduce en cinco puntos (del 35% al 30%). Esta divergencia resulta controvertida, porque si bien en tipos reales no cabe discusi¨®n, las explicaciones oficiales arguyen que la distancia en t¨¦rminos de tipos efectivos, los que realmente pagan los contribuyentes, es menor. En cualquier caso, se mantiene la posici¨®n favorable relativa de Sociedades. En caso de duda, las personas f¨ªsicas segurir¨¢n prefiriendo convertirse en jur¨ªdicas.
3. Favorece m¨¢s a los contribuyentes y responde mejor a la regla de equidad fiscal el que la tributaci¨®n de los menores de cada familia se resuelva mediante una exenci¨®n en la renta gravada, en lugar de la f¨®rmula (re)elegida de la deducci¨®n en la cuota.
4. La declaraci¨®n conjunta es discriminatoria, puesto que beneficia claramente a las familias en las que s¨®lo trabaja uno de los c¨®nyuges o bien a aquellas en las que trabajan los dos pero s¨®lo declara uno.
5. La fiscalidad del ahorro despu¨¦s de estos cambios resulta confusa. Se persigue la simplificaci¨®n, puesto que todos los rendimientos del capital -excepto inmobiliarios- quedan sometidos a un s¨®lo tipo (18%). Pero el hecho es que se perjudica al ahorro a largo plazo, que antes tributaba al 15%. La imposici¨®n uniforme s¨®lo estar¨ªa justificada en el caso de que todos los productos sean id¨¦nticos e intercambiables; pero ¨¦ste no es el caso. Para conseguir la neutralidad fiscal han de gravarse con tipos m¨¢s altos los activos menos el¨¢sticos al precio. Resulta adem¨¢s sorprendente que se pretenda orientar la conducta del ahorrador, estipulando que le saldr¨¢ m¨¢s caro percibir su fondo de pensiones de una sola vez que a trav¨¦s de una renta vitalicia. Si finalmente el ministerio de Hacienda prescinde de este ejercicio de dirigismo tributario, habr¨¢ corregido a tiempo un error evidente.
7. ?No es otro ejercicio de dirigismo fiscal, en este caso absurdo adem¨¢s, mantener la deducci¨®n por vivienda en el IRPF cuando el mercado inmobiliario est¨¢ sometido a una demanda imparable que eleva los precios sin cesar?
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