Pacificaci¨®n
Solucionado con precario equilibrismo el berenjenal del Estatut catal¨¢n, el presidente de Gobierno ha pasado p¨¢gina en su particular agenda pol¨ªtica para zambullirse en otra nueva piscina, no menos problem¨¢tica que la anterior. El caso es no perder la iniciativa pol¨ªtica, abriendo por sorpresa crisis continuas para monopolizar el protagonismo medi¨¢tico. La nueva empresa en que ahora nos embarca Zapatero es la pacificaci¨®n de Euskadi. Y para ello nos invita a que le acompa?emos en su viaje sin retorno ofreci¨¦ndonos a todos, incluidos los terroristas, unas halag¨¹e?as expectativas que la tozuda realidad pronto se encarga de frustrar, para someternos a una ducha escocesa donde al sue?o color de rosa le sucede un amargo despertar.
Ahora resulta que la propia organizaci¨®n criminal, envanecida por el respaldo que con sus solicitudes de tregua le viene prestando el presidente Zapatero, ha preferido darle calabazas por el momento, aplazando sine die su rendici¨®n definitiva. Lo cual demuestra que el Gobierno se equivoc¨® en sus c¨¢lculos, al sugerir por anticipado la inminencia de un alto el fuego que de momento ha resultado ser un fiasco. ?Para qu¨¦ anunciar con tanta insistencia lo que s¨®lo puede salir bien si sobreviene por sorpresa? Se dir¨ªa que el presidente Zapatero est¨¢ vendiendo la piel del oso antes de haberlo cazado, con lo que cabe temer que el resultado final desilusione a tirios y troyanos. ?A qu¨¦ vienen tantas prisas? ?Acaso no sabe que por mucho que madrugue no amanecer¨¢ m¨¢s temprano? ?No hubiera sido mejor esperar a que la decadencia de ETA la extinguiera por s¨ª misma? ?O es que s¨®lo desea apuntarse el tanto a tiempo de completar su calendario electoral?
Por si tanta impaciencia no fuera suficientemente preocupante, encima esta aventura pacificadora se produce en un momento en que no contamos con una aut¨¦ntica oposici¨®n, porque la realmente existente se ha neutralizado a s¨ª misma al encerrarse en su autismo nihilista. Ahora m¨¢s que nunca necesitar¨ªamos que la oposici¨®n controlase al Gobierno para evitar en lo posible que cometiese los inevitables errores que acechan a un proceso tan incierto como el de la pacificaci¨®n. Pero el actual PP le dice a todo que no, sin ninguna clase de matices, como si fuese un sem¨¢foro averiado que se ha bloqueado en el disco rojo, y por lo tanto su funci¨®n controladora resulta absolutamente in¨²til. As¨ª que el Gobierno corre el riesgo de conducirse a lo loco, sin ninguna clase de control externo que le ayude a autolimitarse.
Tiempo habr¨¢ de debatir en el futuro los dilemas morales que atraviesa con sus encrucijadas todo proceso de pacificaci¨®n. Pero sin saber todav¨ªa nada de las intenciones presidenciales, ya puede adelantarse con mucha cautela la mala espina que da su anterior aprobaci¨®n al acuerdo pacificador firmado por el presidente Uribe con los paramilitares colombianos. Ese acuerdo ha sido ampliamente rechazado por la comunidad internacional, por boca tanto de la UE y la ONU como de las ONG dedicadas a la mediaci¨®n pacificadora. Sin embargo, el presidente Rodr¨ªguez Zapatero lo respald¨®, y en cierta medida lo ha patrocinado internacionalmente. ?Quiere esto decir que piensa ofrecer a los etarras un acuerdo similar al de Uribe con los paramilitares?
Hay pr¨¢ctica unanimidad entre los especialistas en pacificaci¨®n en que la clave del ¨¦xito del proceso no es comprar un mero final de la violencia (paz negativa), sino llegar a construir un orden social justo (paz positiva), que haga posible la definitiva superaci¨®n del conflicto gracias a la reconciliaci¨®n entre las partes enfrentadas. Y para eso, la conditio sine qua non es la justicia, lo que excluye radicalmente la concesi¨®n de amnist¨ªa con impunidad para los violadores de derechos humanos. Nada de leyes de perd¨®n o punto final, como se hizo muy a la cat¨®lica durante la transici¨®n, cuando se perdonaron graciosamente los cr¨ªmenes pol¨ªticos de franquistas y terroristas. A la ETA actual no se la puede tratar como a ETA pol¨ªtico-militar, ofreci¨¦ndole un acuerdo de paz por presos. Ya no es necesario y tampoco ser¨ªa justo.
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