Vuelve el mundo de Onetti
La publicaci¨®n de la obra completa acerca al escritor uruguayo a los 'nuevos lectores'
Vuelve Juan Carlos Onetti, con el enorme poder¨ªo secreto de su mundo. Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores inicia ahora y presentar¨¢ en primavera la obra completa del autor uruguayo de Los adioses, que falleci¨® en Madrid, donde se exili¨® a mediados de los setenta, el 30 de mayo de 1994. La edici¨®n de la obra completa, que constar¨¢ de tres tomos, est¨¢ a cargo de Hortensia Campanella, editora y cr¨ªtica literaria que actualmente dirige en Montevideo el Centro Cultural de Espa?a. El primer tomo, que recoge libros de Onetti publicados entre 1939 y 1954, lleva tambi¨¦n una introducci¨®n de Dolly Onetti, la viuda del escritor. Dolly dec¨ªa ayer desde Buenos Aires que ¨¦sta es "una gran noticia para el Club de los Fan¨¢ticos de Juan".
Hortensia Campanella: "La conciencia de la muerte le imped¨ªa el disfrute total de la vida"
El creador de Santa Mar¨ªa, el universo literario que identifica a Onetti como uno de los grandes autores del siglo XX en lengua espa?ola, resurge ahora con enorme fuerza. El primer tomo de sus obras completas es saludado como "la reivindicaci¨®n de una obra literaria que merec¨ªa tener una mejor cobertura, estar al alcance de los nuevos lectores".
Parec¨ªa que los astros hac¨ªan presagiar este "renacimiento" de la obra onettiana. Hace unos d¨ªas, en Madrid, Mario Vargas Llosa (que incluy¨® un cuento de Onetti en su espect¨¢culo La verdad de las mentiras) repet¨ªa lo que dijo del autor uruguayo cuando gan¨® el R¨®mulo Gallegos en Venezuela: "Los autores latinoamericanos tenemos una deuda impagable con Onetti".
El autor de La fiesta del Chivo (de ¨¦l dijo Onetti: "Est¨¢ casado con la literatura; yo la tengo como amante") est¨¢ pensando en un libro sobre el autor de Cuando ya no importe, y lo mismo le pasa a su colega espa?ol Antonio Mu?oz Molina, que no s¨®lo se sinti¨® siempre su disc¨ªpulo sino que recibi¨® del escritor uruguayo pleno apoyo en los inicios de su carrera. Y en este primer tomo de la obra completa figura un pr¨®logo de otro autor m¨¢s joven, el mexicano Juan Villoro, que formula as¨ª la vigencia de Onetti: "Pocos autores merecen la extra?a palabra que designa lo que apenas comienza. Onetti fue el primero. El tama?o de su herencia es todav¨ªa futuro".
Sobre el tama?o de esa herencia nos dec¨ªa ayer Hortensia Campanella: "Es grande, y ahora se ver¨¢ mejor. Siempre quise expresarlo, y esta obra completa en la que trabajo me da la oportunidad de asociarme a tantos fan¨¢ticos de Onetti, d¨¢ndoles, adem¨¢s, el material entero para que lo disfruten otra vez los que ya le leyeron, y para que acudan a ¨¦l nuevos lectores".
A Hortensia Campanella le parece que a Onetti "se le deb¨ªa esta reedici¨®n entera; no he sentido que Onetti tuviera la cobertura que merec¨ªa; faltan ediciones de su obra, y la verdad es que me enorgullece que haya sido yo, que le frecuent¨¦ desde la adolescencia, en Montevideo, quien haya trabajado para que queden unos textos l¨ªmpidos".
En el primer tomo, y en los que van a seguir, Campanella se ha fijado en las correcciones (escas¨ªsimas, Onetti no rele¨ªa sino en contadas ocasiones) que hizo el autor en ediciones sucesivas, sobre todo en Para esta noche o en Los adioses. En el tercer tomo se incluir¨¢n novedades: fabricado en torno a los Cuentos completos (uno de los grandes ¨¦xitos de la literatura de Juan Carlos Onetti), incluir¨¢ tambi¨¦n textos period¨ªsticos que se publicaron hace mucho tiempo y que nunca aparecieron en libros.
"Como le he le¨ªdo tanto", dec¨ªa ayer Hortensia Campanella, "no he tenido m¨¢s sorpresas que volver a visitar sus adjetivos, esos rasgos que hacen de Onetti el escritor que fue". Los adjetivos, y el pesimismo. "S¨ª, una actitud vital que yo no puedo compartir, pero sin la que es imposible imaginarse el universo de Onetti". ?Y de d¨®nde le ven¨ªa? "De la conciencia de la muerte, siempre presente en su pensamiento; esa constancia de la muerte le imped¨ªa el disfrute total de la vida".
Onetti se pas¨® los cinco o seis ¨²ltimos a?os de su vida en cama, vuelto hacia la pared, ignorando la luz de la calle y las plantas que dispuso Dolly en el balc¨®n de su casa. Delante de ¨¦l, en la pared, hubo siempre un retrato de Joseph Conrad, recortado de un peri¨®dico; le¨ªa novelas negras, y otros libros que le serv¨ªan de La Chula, la librer¨ªa vecina, y dec¨ªa que no se levantaba de la cama "porque me muerde la perra Biche".
Hortensia Campanella tiene esta interpretaci¨®n para ¨¦sa ya m¨ªtica actitud de Onetti, metido en la cama tantos a?os. "Ten¨ªa en casa todo lo que quer¨ªa: Dolly, los libros, hac¨ªa que fueran a visitarle tan s¨®lo aquellos a los que prefer¨ªa; para qu¨¦ salir. Adquiri¨® cada vez m¨¢s repugnancia a la vida social. Adem¨¢s, en un momento determinado sufri¨® de una pierna".
Pero hay, dice Hortensia Campanella, una tradici¨®n personal en ese retiro de Onetti. "De ni?o se encerraba en un armario para poder leer, y de grande volvi¨® a hacer lo mismo".
Onetti regresa ahora, 12 a?os despu¨¦s de su muerte. Dolly Onetti, que habla en presente de su marido, celebra as¨ª este acontecimiento: "Juan no est¨¢ s¨®lo en mi recuerdo, sino en cada instante de mi vida, como una fuerza que ejerce sobre m¨ª su influencia, con plena complicidad. Tengo la suerte de recibir sus mensajes cuando vuelvo a leer con mayor conocimiento -envejecer ense-?a- sus textos y encuentro alguna sorpresiva anotaci¨®n en los m¨¢rgenes. Y tambi¨¦n al o¨ªr los sinceros elogios de sus lectores, el Club de los Fan¨¢ticos, como yo misma los he apodado".
Onetti se exili¨®, con Dolly, en 1975. En Uruguay padeci¨® persecuci¨®n y c¨¢rcel, por haber publicado en la revista que dirig¨ªa un cuento que acusaba a la dictadura (obra de Nelson Marra). Poco tiempo despu¨¦s se sum¨® a Onetti en Madrid su hijo Jorge, tambi¨¦n escritor, ya fallecido. En 1980, Onetti recibi¨® el Premio Cervantes. Hasta que lo gan¨®, como ¨¦l dec¨ªa, "fui al mercado gracias a Carmen Balcells", y a la agente literaria le dedic¨® su ¨²ltima novela, Cuando ya no importe.
El Club de los Fan¨¢ticos de Onetti tiene ahora a disposici¨®n, en el primer tomo, El pozo, Tierra de nadie, Para esta noche, La vida breve, Los adioses y fragmentos de Tiempo de abrazar.
El hombre que jugaba con la 'Biche'
Era un hombre adorable, divertido, bromista. Le encantaba hacer bromas, contarlas. Dolly Onetti nos cont¨® ayer una. Hab¨ªa ganado el Premio Rulfo en Par¨ªs la escritora argentina Liliana Mindurry (origen vasco, represaliada por la dictadura de Videla), y el cuento con el que venci¨® en el concurso se titulaba Onetti a las 6. Onetti sab¨ªa que quer¨ªa conocerle, y un d¨ªa le llam¨®. Ella crey¨® que era una broma. "Y estuve hablando con mi amado Onetti pensando que era un fantasma".
En otra ocasi¨®n el poeta argentino Enrique Estr¨¢zulas, le vino a visitar a Madrid. "?Tienes que cantar tangos!", le dijo. El poeta se resist¨ªa, hasta que Onetti agarr¨® una pistola de veras (descargada), se la puso en el pecho, y le grit¨®: "?Canta o te mato!", y luego lanz¨® una carcajada.
Un d¨ªa nos cont¨® Onetti lo que le pas¨® con Jorge Amado. El escritor brasile?o estaba exiliado en Montevideo y le pidi¨® a su amigo uruguayo que le prestara su apartamento para recibir al secretario general del Partido Comunista brasile?o. Una cita clandestina. "Le di la llave", nos cont¨® Onetti, "y al d¨ªa siguiente le pregunt¨¦ al portero: '?Vino mi amigo?'. 'S¨ª'. '?Y fue todo bien?'. 'Muy bien. Por cierto, y qu¨¦ tetas tiene el secretario general del Partido Comunista brasile?o".
Hace tiempo fue Ram¨®n Chao a ver a Onetti, para hacerle una entrevista para la televisi¨®n francesa. Una chica, que formaba parte del equipo de producci¨®n, se qued¨® en el umbral de la puerta de la habitaci¨®n donde Onetti hac¨ªa su vida, y el escritor uruguayo le gast¨® una de sus bromas: "?Se fija usted en que tengo tan s¨®lo un diente? Pues debo decirle que yo tengo una dentadura perfecta, pero se la he prestado a Mario Vargas Llosa".
Entre sus grandes amores, la perra Biche. Con ella, nos dec¨ªa ayer Dolly, "ese ser que la gente imagina hosco se transformaba, era otro, jugaba con ella, la persegu¨ªa. Un d¨ªa, ella, una hermosa fox terrier, le mordi¨®. Pero le perdonaba todo".
Babelia
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