El Gobierno de CiU pag¨® encuestas y estudios sobre c¨®mo desbancar a Maragall de la alcald¨ªa
Algunos de los informes son res¨²menes ideologizados de prensa y repiten p¨¢rrafos y p¨¢ginas
En la d¨¦cada de 1990, CiU encarg¨® y pag¨® desde el Gobierno de Catalu?a al menos una decena de encuestas para averiguar c¨®mo lograr la alcald¨ªa de Barcelona desbancando primero a Pasqual Maragall y m¨¢s tarde a su sucesor, Joan Clos. La obsesi¨®n de CiU por Maragall se plasma en algunos de estos textos de contenido m¨¢s ideol¨®gico que informativo. En ellos, la palabra cr¨ªtica de la oposici¨®n municipal es definitiva, por encima incluso de las sentencias judiciales, y se llega a equiparar las trayectorias de dos alcaldes electos (Maragall y Narc¨ªs Serra) con el empresario condenado Javier de la Rosa.
Los argumentos para desbancar a Maragall de la alcald¨ªa de Barcelona se tomaban prestados de cualquier parte. Tanto es as¨ª que uno de los textos (fechado en 1996) empieza afirmando que la herencia de Maragall consiste en haber borrado todo rastro de socialismo en el gobierno municipal de Barcelona. Seg¨²n el autor de este informe, no firmado, Serra y Maragall, con el responsable de Urbanismo, Oriol Bohigas, se encargaron de liquidar cualquier atisbo de pol¨ªtica de izquierdas implantando el m¨¢s salvaje liberalismo, sobre todo en materia de vivienda y crecimiento urbano.
Hay dos textos especialmente virulentos, ambos firmados por la empresa Fats & Trends, de la que en aquel tiempo era administrador el militante de CDC Josep Mir¨® i Ard¨¨vol, quien asegur¨® a este diario que no era el autor material de los textos y que su colaboraci¨®n con la firma se hab¨ªa limitado a la aportaci¨®n de un sistema de interpretaci¨®n cuantitativa de textos de diarios. Mir¨®, que hab¨ªa sido consejero de Agricultura en un Gobierno de Jordi Pujol, fue concejal por CiU en la legislatura posterior a estos informes.
Los competidores
Ambos informes pueden ser descritos con las palabras de Mir¨®: interpretaci¨®n de textos period¨ªsticos. Tanto es as¨ª que el autor de aqu¨¦llos reconoce en alg¨²n momento que hay asuntos sobre los que carece de recortes y, por lo tanto, no hablar¨¢ de ellos. El autor es posiblemente el mismo en ambos casos. Al menos, en parte de los informes, porque uno y otro, pese a mediar entre ellos un a?o de diferencia, contienen frases, p¨¢rrafos y p¨¢ginas enteras con id¨¦ntica redacci¨®n.
Maragall es, desde luego, el objetivo. Pero el redactor muestra un especial encono en otro caso: cuando habla de la oposici¨®n convergente. Miquel Roca, que era entonces el l¨ªder del grupo municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, realiza una oposici¨®n inaceptable, blanda y consentidora. En la legislatura siguiente, Roca fue sustituido por Joaquim Molins, a quien acompa?aba Mir¨® i Ard¨¨vol, administrador de Fats & Trends en el periodo en el que fueron redactados los textos.
La inquina del autor contra Pasqual Maragall, a quien s¨®lo se reconoce el m¨¦rito de ser capaz de imponer su mensaje y su verdad en los medios de comunicaci¨®n, culmina en un punto en el que se sugiere que detr¨¢s de las administraciones socialistas hubo grandes dosis de corrupci¨®n. "Javier de la Rosa, junto con su padre, Antonio de la Rosa, se encuentra entre los financieros barceloneses que m¨¢s problemas han tenido con la justicia. La trayectoria pol¨ªtica de los dos ¨²ltimos alcaldes de Barcelona, Narc¨ªs Serra y Pasqual Maragall, ha discurrido de forma paralela a la de estos dos financieros".
Siendo as¨ª las cosas, el informe se?ala que hay cosas incomprensibles que "dicen muy poco de la opini¨®n p¨²blica".
No quedan mejor las fuentes del autor del texto, los periodistas cuyos recortes han servido para hilvanar el texto: "El periodismo municipal, que tradicionalmente hab¨ªa sido cantera de un periodismo excelente, ha desaparecido pr¨¢cticamente y ha sido sustituido por la simple reproducci¨®n de informaciones facilitadas por los gabinetes de prensa municipal y de los diferentes partidos".
La perplejidad ante el apoyo que Maragall ha recibido tradicionalmente de la poblaci¨®n de Barcelona se refleja con claridad en la primera de las encuestas realizadas, en la que se pregunta a los ciudadanos por diversos aspectos municipales, pese a que fue encargada y pagada por el Gobierno de la Generalitat.
"La popularidad del alcalde no se ha visto afectada por las repercusiones del caso Juan Guerra, ni por el caos del tr¨¢fico, ni por los problemas organizativos de Barcelona 92", se?ala el resumen interpretativo. S¨®lo la ¨²ltima de las preguntas hac¨ªa referencia a alguno de estos asuntos. En ella se ped¨ªa la opini¨®n sobre la organizaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 por el Ayuntamiento. El informe se?ala con tono de sorpresa: "No hay una identificaci¨®n exacta entre Pasqual Maragall, el Ayuntamiento y su propio partido, por lo que las cr¨ªticas a estas instituciones no afectan plenamente al alcalde".
Inmediatamente despu¨¦s de terminados los Juegos Ol¨ªmpicos, otra encuesta trataba de averiguar qui¨¦n hab¨ªa sido beneficiado por la imagen positiva de ¨¦stos. Los nombres que se ofrec¨ªan eran los de Maragall y Pujol, junto a los de Felipe Gonz¨¢lez, Serra y Juan Antonio Samaranch. El resultado daba como ganador a Maragall y colocaba a Samaranch, que era entonces presidente del COI, en segundo lugar. Pujol, se anotaba, "se sit¨²a en tercer lugar pero con diferencia".
Posteriormente, el Gobierno catal¨¢n encarg¨® encuestas en las que se preguntaba a los ciudadanos sobre la opini¨®n que les merec¨ªan los principales candidatos de la coalici¨®n para la alcald¨ªa de Barcelona. Esta consideraci¨®n se inclu¨ªa en an¨¢lisis de intenci¨®n de voto que no estaban relacionados con elecciones municipales. As¨ª se hizo al menos en los a?os 1997 y 1998. Los posibles candidatos por los que se preguntaba en esta encuesta fueron Xavier Trias, actual l¨ªder de la oposici¨®n de CiU en el municipio barcelon¨¦s; Joaquim Molins, que lo era entonces, y Miquel Roca, que lo hab¨ªa sido en la legislatura anterior.
Uno de los informes se?ala la hip¨®tesis de que Maragall, tras abandonar la alcald¨ªa, se presentase como candidato a la Generalitat. En ese caso, concluye, "pueden suceder cosas inesperadas".
Para comprender al votante infiel
Una de las encuestas encargadas por CiU con dinero p¨²blico est¨¢ dedicada a comprender las razones del votante infiel. Los soci¨®logos del caso le llaman "m¨®vil", porque se mueve. En las auton¨®micas votaba por los nacionalistas catalanes y luego, en las generales y municipales, les abandonaba por otra (formaci¨®n).
El an¨¢lisis del fen¨®meno llev¨® a los soci¨®logos de la empresa autora del sondeo a concluir que los votantes infieles ten¨ªan varios factores en com¨²n. Para empezar, predominaba entre ellos el ser de origen no catal¨¢n. Y la cosa no acababa ah¨ª: entre ellos hab¨ªa muchos menos lectores de dos diarios (Avui y La Vanguardia) que entre quienes se manten¨ªan leales a CiU en las urnas.
Adem¨¢s, los investigadores de campo se atrevieron a trazar un "perfil" de esa persona. Era, concluyeron, una mujer, ama de casa, de entre 45 y 54 a?os de edad y con un nivel cultural medio o bajo.
Un perfil muy diferente al que otra encuesta asigna al candidato de CiU, Miquel Roca, a quien la poblaci¨®n ve, afirma el informe, como "inteligente, eficaz, serio y pragm¨¢tico". Adem¨¢s de ser var¨®n y con estudios universitarios.
La misma encuesta alertaba a los candidatos de CiU de la conveniencia de no hacer promesas "quim¨¦ricas" y, sobre todo, no ofrecer rebajas imposibles y, sobre todo, incre¨ªbles, de los impuestos municipales. El barcelon¨¦s, sostiene, se siente bien pagando m¨¢s porque entiende que gracias a ello recibe mejor trato del municipio.
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