El memori¨®grafo avisado
Hay un tiempo de escribir las memorias, que tiene que ver con las rupturas: leyendo Cambio de destino se percibe cu¨¢nto ha costado a Jon Juaristi abandonar la costumbre de vivir, aunque fuera a contrapelo, en el Pa¨ªs Vasco. Quiz¨¢ no lo dice todo lo expresamente que desear¨ªan los simplificadores, pero la cuesti¨®n late en cada p¨¢gina (a pesar de que haya afirmado que, al escribir este libro, sus "recuerdos, en contra de lo que prescribe la etimolog¨ªa, ya no pasaban por el coraz¨®n"). Y, sobre todo, ese quebranto cobra una urgencia peculiar en el profuso onomastic¨®n vasc¨®n que ocupa una p¨¢gina tras otra: nombres de amigos que lo han seguido siendo, o que no se han vuelto a ver, que murieron tempranamente o se fueron a otra parte, que han llegado a ser algo muy distinto de lo que proyectaron, o que perseveran en lo que eran. Este libro es una despedida que encubre una eleg¨ªa, y tiene tambi¨¦n algo de ¨¦pica que no quisiera serlo, de necrolog¨ªa y de vejamen y hasta de cat¨¢logo de agravios, y todos ¨¦stos son g¨¦neros estrechamente asociados a la iteraci¨®n de nombres propios: es su ley ret¨®rica natural.
CAMBIO DE DESTINO. MEMORIAS
Jon Juaristi
Seix Barral. Barcelona, 2006
413 p¨¢ginas. 20 euros
Juaristi se confiesa un "me
mori¨®grafo avisado", consciente de los l¨ªmites y las trampas del "pacto autobiogr¨¢fico" del que habl¨® Philippe Lejeune. Porque ¨¦stas son las memorias de un historiador sin derecho a la inocencia y, aunque sinceras y directas, buscan en primer lugar la "coherencia del sentido". Y adem¨¢s tienen el pudor inevitable de quien (sobre ser pudoroso) sabe que hablar en primera persona es hacerlo en representaci¨®n de muchos. Juaristi nos ha tra¨ªdo un trozo muy real y personal de su biograf¨ªa familiar: un padre defraudado de antemano con su hijo, un t¨ªo malogrado que tuvo su mismo nombre -como el hermano muerto y hom¨®nimo de Salvador Dal¨ª- y al que ¨¦l hubiera tenido que reemplazar, un abuelo que so?aba hacer de ¨¦l un testigo del nacionalismo vencido, un friso de t¨ªas y primos que encarnan complicidades o proyectos de vida en una de esas familias extensas y un poco cl¨¢nicas, tan espa?olas. Se trata de su intransferible familia, pero tambi¨¦n se trata de un retrato certero de la posguerra vasca, con sus cegueras, sus empecinamientos y sus ego¨ªsmos.
Estamos a finales de los a?os cincuenta y ya sabemos que nunca madurar¨¢ emocionalmente un pueblo -aqu¨ª es el vasco, valdr¨ªa tambi¨¦n para el catal¨¢n- que sigue creyendo que la Guerra Civil fue una cosa de espa?oles, a la que fueron profundamente ajenos y persisten tr¨¢gicamente inocentes. La pretensi¨®n de inocencia y la creencia de que la identidad es un sacramento que se recibe en riguroso ¨¦xtasis son, sin duda, los or¨ªgenes del mal: el que ha costado tantas vidas y, Juaristi no lo olvida, la propia destrucci¨®n moral de sus asesinos. El hombre que ha escrito Cambio de destino es tan vasco o m¨¢s que todos ellos (verg¨¹enza da tener que escribir esto...), pero ha decidido construir su identidad como una cuesti¨®n personal, al arrimo de la lucidez cr¨ªtica y sabe que nunca ser¨¢ ejemplar. Ni falta que hace... Los p¨¢rrafos dedicados a la desatentada elaboraci¨®n de eusqueras personales por parte de ¨¦l mismo y de sus amigos, o las pintorescas captaciones de militantes, o la elaboraci¨®n de candorosos proyectos pol¨ªticos, tienen lo justo de caricatura pero mucho m¨¢s de profunda verdad hist¨®rica. Y las semblanzas personales y culturales que brotan al paso -la muy negativa de Oteiza, la admirable de Gabriel Aresti, la apasionada de Gabi del Moral, la afectuosa de Luciano Rinc¨®n (Luis Ram¨ªrez), la divertid¨ªsima de Luis Mar¨ªa de Villalonga, la sorprendentemente serena del insensato Federico Krutwig- son ejercicios de prosa tan brillante, como implacable es el an¨¢lisis que recubre.
?Un libro de historia? La naturaleza de la reflexi¨®n de Juaristi es compleja. El lector de Cambio de destino debe saber que se halla, a la vez, ante un poeta l¨ªrico, un sat¨ªrico, un fil¨®logo, un antrop¨®logo cultural y, sobre todo, un hombre para quien el ingenioso juego de palabras, la reminiscencia intertextual, la remisi¨®n sistem¨¢tica de la experiencia vital a experiencia cultural son tentaciones irresistibles. Y todo esto se deja ver. Seguramente, un sat¨ªrico es un elegiaco contrariado y viceversa: el autor de alguno de los versos m¨¢s hermosos de su generaci¨®n lo sabe muy bien. Y un fil¨®logo es quien tiene la inclinaci¨®n de ver la realidad a trav¨¦s de la propiedad o la impropiedad del revestimiento ling¨¹¨ªstico que le damos, por lo que en este libro la disquisici¨®n etimol¨®gica, la precisi¨®n sem¨¢ntica o la reflexi¨®n sobre la lengua ocupan un lugar privilegiado.
Por ¨²ltimo, el antrop¨®logo
cultural ha sido el autor de algunos ensayos esenciales, cuya gestaci¨®n o cuyo prop¨®sito se aclara aqu¨ª: pienso en El linaje de Aitor. La invenci¨®n de la tradici¨®n vasca, en Vestigios de Babel y en El bucle melanc¨®lico. Historias de nacionalistas vascos, uno de los mejores y m¨¢s complejos ensayos espa?oles de los ¨²ltimos treinta a?os. Julio Caro Baroja, que aparece a menudo en las p¨¢ginas de este libro, lleg¨® a considerar que una parte fundamental de su destino consist¨ªa en dar testimonio de una familia y sus alrededores intelectuales, lo que supon¨ªa a su vez ser el nost¨¢lgico sobreviviente, aunque protest¨®n, de una edad dorada de la cultura espa?ola. Y lleg¨® a sentirse un simple hu¨¦sped inc¨®modo y fastidiado del mundo que le toc¨® vivir en su madurez. Jaime Gil de Biedma, otra devoci¨®n del autor, decidi¨® que su decadencia hab¨ªa comenzado a los treinta y pocos a?os y se afan¨® en ser un p¨®stumo de s¨ª mismo, con el brillante resultado de tres o cuatro poemas irrevocables. A medias entre la edad de uno y otro, Jon Juaristi ha dejado escrito en las arrasadoras p¨¢ginas finales de Cambio de destino que ha entrado en el mundo de los fantasmas, aunque "no es tan f¨¢cil regresar a la nada, liberarse del fragor del ser". Fantasma, p¨®stumo, o lo que tenga a bien ser en el futuro, los amigos y lectores de Jon Juaristi queremos que siga escribiendo, aunque sea en habit de revenant o s¨®lo sea para desmentir las declaraciones de un concejal de Getxo, honra y prez de su partido nacionalista.
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