Volver a Elsinore
Un cl¨¢sico -lo anotaba Calvino- "es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir". Parece complicado describir de manera m¨¢s certera ese concepto a veces vagaroso que se aplica a las obras de creaci¨®n art¨ªstica. Gracias a ello, los cl¨¢sicos resultan una especie de fuente que no se agota. Otra cosa es que el agua de la fuente, antes filtrada, salga m¨¢s o menos potable. Eso depender¨¢ del interlocutor o int¨¦rprete del cl¨¢sico en cuesti¨®n. Esta vez el int¨¦rprete ha sido Llu¨ªs Pasqual, y el cl¨¢sico interpretado, nada menos que Shakespeare y nada m¨¢s que Hamlet.Pues bien: el encuentro entre Shakespeare y Pasqual es un feliz suceso y todo un espect¨¢culo que merece ser visto y que nos merecemos los espectadores, tantas veces tomados a broma. Sin m¨¢s efectos ni efectismos que la palabra escueta, liberada de ret¨®rica.
Hamlet
De William Shakespeare. Adaptaci¨®n y direcci¨®n: Llu¨ªs Pasqual. Int¨¦rpretes: Eduard Fern¨¢ndez, Marisa Paredes, Helio Pedregal, Anna Lizar¨¢n. Bilbao. Teatro Arriaga. La compa?¨ªa estrena La tempestad el 2 de marzo. Hasta el 26 de marzo.
En la escena desnuda, sentado en una escalinata de madera y ante un tel¨®n al rev¨¦s, Hamlet lee: "?Qu¨¦ lees?", le pregunta Polonio. "Palabras, palabras, palabras", le contesta el Pr¨ªncipe de Dinamarca. Pero es que las palabras nos construyen. Habitamos en ellas. Las palabras son actos, no son aire. En el teatro, la palabra es el acto. Queda claro asistiendo a este Hamlet. Y queda claro que la duda hamletiana no pasa de ser un t¨®pico. Hamlet tiene clar¨ªsimo que su destino fatal es la justa venganza. Ser el hijo de un padre vilmente asesinado por tu t¨ªo debe marcar lo suyo. Y si el t¨ªo se casa con tu madre, la cosa puede dar en tragedia. El Hamlet de Pasqual, naturalmente, no acaba bien, pero sabe cruzar de iron¨ªa y hasta de cierto humor la tragedia danesa, que es la de la vida humana. Aqu¨ª, Eduard Fern¨¢ndez, basculando entre la lucidez y la locura, sabe encarnar un Hamlet memorable, cada vez m¨¢s convincente a medida que avanza la obra.
Hay que ofrecer al p¨²blico poder acceder a los cl¨¢sicos. Y hay que reconocer que Pasqual, al regresar a Elsinore, logra plenamente ese acceso a menudo vedado, pues su Hamlet se sigue sin problema de principio a fin a lo largo de dos horas y media. Se ha eliminado mucha ferreter¨ªa ret¨®rica, se ha adaptado lo justo y se ha conservado el tono y el timbre de la poes¨ªa de Shakespeare. Hay que decir, aunque sea literariamente incorrecto, que el teatro de Shakespeare es a veces confuso (como la vida, por otra parte) y este Hamlet resulta di¨¢fano. "Una met¨¢fora de la violencia", ha repetido su director. M¨¢s nos parece una honda y amarga reflexi¨®n sobre la muerte, la violencia ¨²ltima que nos iguala a todos. Liberadora, justiciera, in¨²til. La muerte no distingue de colores. Nos ense?a lo que no aprenderemos desde la calavera de un buf¨®n.
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