En el coraz¨®n de 'Dulcinea'
Las mayores tuneladoras del mundo excavan el subterr¨¢neo que servir¨¢ de atajo al nudo sur de la M-30
La gigantesca obra de la M-30 -que implica la construcci¨®n de m¨¢s de 15 kil¨®metros de t¨²neles en todo el anillo de circunvalaci¨®n- tiene una musa, y est¨¢ en el mar. Se llama teredo navalis: un molusco con forma de gusano que destruye los barcos de madera con su letal capacidad tuneladora. Con el caparaz¨®n, que es como una mand¨ªbula, va haciendo un agujero en el barco, y mientras se come la madera segrega una baba que endurece y sostiene las paredes.
Ese diminuto gusano es el origen de una tecnolog¨ªa que ha alcanzado cotas incre¨ªbles de sofisticaci¨®n, pero que, en esencia, se reduce a eso: avanzar comi¨¦ndose la tierra y, al mismo tiempo, ir apuntalando las paredes. El teredo navalis es, seg¨²n cuentan los ingenieros del Ayuntamiento, el antecedente y la inspiraci¨®n de las tuneladoras. De la que excav¨® el primer t¨²nel bajo el r¨ªo T¨¢mesis, en Londres, en el siglo XIX y tambi¨¦n, hoy, de las dos m¨¢s grandes y modernas del mundo, Dulcinea y Tizona. Dos monstruosas lombrices de hormig¨®n y metal que horadan el subsuelo madrile?o para construir uno de los subterr¨¢neos m¨¢s complejos y caros (740 millones) de la M-30: el doble t¨²nel del nudo sur.
Dulcinea es la que primero ech¨® a andar, hace ya tres meses, y su misi¨®n es excavar el t¨²nel norte: 4,2 kil¨®metros -3,6 se har¨¢n con tuneladora- desde la conexi¨®n de la M-30 con la autov¨ªa de Valencia, al este, hasta los jardines del viejo matadero de Legazpi, al oeste. En paralelo -pero avanzando en sentido contrario- trabajar¨¢ desde marzo la tuneladora Tizona, encargada del t¨²nel sur.
Ser¨¢n, con tres carriles cada uno y un di¨¢metro de 15 metros, "los t¨²neles m¨¢s grandes construidos nunca con tuneladora". "La madre de todos los t¨²neles", sentencia Joaqu¨ªn Torres, jefe de obra. Pero tambi¨¦n "los m¨¢s seguros del mundo", seg¨²n ha prometido el alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Con ellos pretende el Ayuntamiento aliviar la congesti¨®n del nudo sur -250.000 conductores pasan por ah¨ª cada d¨ªa-, construyendo un atajo subterr¨¢neo que enlace los ejes este y oeste de la M-30. Los grupos de oposici¨®n (PSOE e IU) replican que, lejos de reducir el n¨²mero de coches, la obra duplicar¨¢ la capacidad del nudo sur.
Dulcinea ha excavado ya 800 metros de t¨²nel, y se encuentra justo bajo el haz de v¨ªas f¨¦rreas de la zona de M¨¦ndez ?lvaro. El coraz¨®n de la m¨¢quina, casi tan insondable como el de la dama cervantina que le da nombre, late en estos momentos a 40 metros de profundidad. Para llegar a ¨¦l hay que descender al gigantesco pozo de ataque -excavado a lo largo de todo un a?o cerca de la plaza del Conde de Casal- y caminar despu¨¦s por el tramo de t¨²nel ya construido.
Por fin, al fondo, se divisa la cola de la tuneladora, que en total mide 150 metros de largo, 35 de alto y tiene un di¨¢metro de 13,4 metros. La m¨¢s grande del mundo, con su gemela Tizona. Una mole como un edificio de cuatro plantas, abierta por detr¨¢s y envuelta en el ensordecedor ruido de los motores hidr¨¢ulicos que dan vida al monstruo. Hasta aqu¨ª llega el fr¨ªo invernal del exterior gracias a un largu¨ªsimo tubo de pl¨¢stico colocado a lo largo del techo y que insufla aire a todo el t¨²nel. Pero, a medida que uno va adentr¨¢ndose en la tuneladora, cruzando sus puertas, subiendo y bajando escaleras que comunican estancias, plataformas y salas de control, la potencia del aire es cada vez menor. Cuando se toca la ¨²ltima puerta, la de la cabeza excavadora, la que, si se abriera, abocar¨ªa directamente al subsuelo a¨²n virgen, el calor se ha hecho insoportable. Es el coraz¨®n infernal de Dulcinea.
Aqu¨ª abajo trabajan cerca de 300 personas, divididas en cuatro turnos para que la tuneladora no descanse nunca: excava las 24 horas, los siete d¨ªas de la semana, mientras en superficie Madrid duerme, trabaja, se divierte. Una vez subido en la m¨¢quina, uno percibe la agitaci¨®n y el ruido, pero no el movimiento lineal: Dulcinea avanza ya entre 15 y 22 metros cada d¨ªa; esto es, 1,5 cent¨ªmetros por minuto. "Y es todo un r¨¦cord", explica con orgullo Joaqu¨ªn Horrillo, jefe de t¨²nel en el equipo de las empresas Necso y Ferrovial, responsables de la obra bajo la batuta del coordinador general de Infraestructuras, Manuel Melis.
"Yo he trabajado en muchos t¨²neles, en Espa?a y en otras partes del mundo. Recuerdo que en Mosc¨² hicimos un t¨²nel con una tuneladora muy moderna que avanzaba ?dos metros al d¨ªa! Y entonces ya era un logro. Cuando el teniente de alcalde de Mosc¨² vino el a?o pasado a visitar las obras de la M-30, se lamentaba de no haber comprado una como ¨¦sta", cuenta el ingeniero Horrillo con los ojos entornados y una sonrisa de satisfacci¨®n mal disimulada.
Avanzar 22 metros supone colocar 11 anillos del t¨²nel, que es la medida usada por los responsables de la obra para cuantificar sus progresos. Cada uno de esos cinturones que van formando la pared del subterr¨¢neo est¨¢ compuesto por 10 enormes dovelas de hormig¨®n y polipropileno que pesan, cada una, diez toneladas, y que son llevadas hasta la m¨¢quina en trenecitos desde el pozo de ataque. Una vez en la cabeza de la tuneladora, ¨¦sta las va colocando.
El mecanismo es algo parecido a esto: la cabeza giratoria de Dulcinea, un "escudo" alimentado por 28 motores y armado con 270 dientes de falso diamante -carburo de tungsteno, casi tan duro como el diamante-, horada el t¨²nel. La tierra extra¨ªda cae en una c¨¢mara en la que se mezcla con agua y espuma, hasta que se convierte en una masa pastosa que es extra¨ªda por uno de los elementos m¨¢s divertidos de la tuneladora: el gigantesco "tornillo sin fin". "Se llama as¨ª porque no para de girar", explica Joaqu¨ªn Torres, jefe de obra.
Este tornillo de 15 metros de altura absorbe la tierra ya mezclada con agua y la deposita en una cinta m¨®vil, como las de los gimnasios pero mucho m¨¢s larga, que saca todo el escombro del t¨²nel y lo transporta fuera, hasta el pozo de ataque, donde ser¨¢ cargado en camiones y llevado a una vieja cantera de Arganda. M¨¢s de 300 camiones llenos de tierra salen cada d¨ªa de las cercan¨ªas de la plaza del Conde de Casal con ese destino.
Despu¨¦s de hacer sitio en la tierra, la m¨¢quina aferra las dovelas y las va colocando, una a continuaci¨®n de la otra, formando el anillo del t¨²nel. Entre ellas quedar¨¢n ancladas con tornillos, y fijadas al terreno gracias a una inyecci¨®n de mortero. As¨ª hasta diez por anillo, y en una decena de anillos cada d¨ªa. En total, cerca de 100 dovelas transportadas, colocadas y atornilladas por d¨ªa de trabajo. Y as¨ª va construy¨¦ndose el t¨²nel.
Los ingenieros de la Concejal¨ªa de Urbanismo defienden la seguridad de este sistema. Pero en superficie vive gente, hay casas, comercios y v¨ªas de tren, las m¨¢s transitadas de Espa?a: cercan¨ªas, larga distancia, alta velocidad... Por eso el Ayuntamiento est¨¢ obligado a poner sensores, para controlar que el avance de Dulcinea no se traduzca en un movimiento de tierras que afecte a los cimientos.
El pasado mayo, la plataforma vecinal Afectados Nudo Sur recogi¨® 13.000 firmas para manifestar su miedo ante el "riesgo de hundimiento de los edificios" bajo los que discurrir¨¢ el t¨²nel, riesgo que el Ayuntamiento niega.
Estos d¨ªas la tuneladora est¨¢ bajo las v¨ªas f¨¦rreas de M¨¦ndez ?lvaro, y en ellas han colocado los responsables de la obra, previo acuerdo con el Ministerio de Fomento, cientos de sensores llamados "electroniveles" que detectan el m¨ªnimo movimiento. "Dulcinea est¨¢ pasando sin incidencia alguna. El t¨²nel se construye a mucha profundidad, no hay problema", afirmaron ayer t¨¦cnicos municipales. M¨¢s de 5.000 sensores est¨¢n colocados tambi¨¦n en los cimientos de edificios de la zona.
M¨¢s dif¨ªcil lo tendr¨¢ Urbanismo cuando, Tizona primero y Dulcinea despu¨¦s, deban pasar bajo el t¨²nel de la l¨ªnea 6 de metro, cerca de la plaza de Legazpi. "En ese momento, probablemente haya que cortar el metro unos d¨ªas. Por seguridad", admite el coordinador de Infraestructuras, Manuel Melis.
Dentro de la tuneladora todo est¨¢ informatizado. Una sala llena de ordenadores e indicadores luminosos -"lubricaci¨®n camisa del escudo", "equipo de bentonita", "grasa cola del escudo"- vigila con un sistema de l¨¢ser que Dulcinea no se desv¨ªe de su ruta y que cada movimiento cumpla el plan previsto. En caso de explosi¨®n, incendio o hundimiento, sendas "c¨¢maras refugio" dotadas con ox¨ªgeno acoger¨ªan a los trabajadores hasta ser rescatados. "Pero eso no ocurrir¨¢", dicen al un¨ªsono Joaqu¨ªn Torres y Santiago Serrano, gerente de Necso-Ferrovial.
Si los plazos se cumplen, Dulcinea saldr¨¢ a la superficie, junto al r¨ªo, a finales de verano, y Tizona har¨¢ lo propio en Vallecas en torno a octubre. Despu¨¦s habr¨¢ que acondicionar los dos t¨²neles, iluminarlos, habilitar las galer¨ªas de evacuaci¨®n y prepararlo todo para que el alcalde lo inaugure en abril de 2007, en v¨ªsperas de las elecciones municipales. Los conductores tomar¨¢n posesi¨®n entonces del segundo t¨²nel m¨¢s largo de Espa?a. S¨®lo superado por otro de la M-30: el tramo de seis kil¨®metros soterrado -¨¦ste sin tuneladoras- bajo las riberas del Manzanares.
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