El desaf¨ªo energ¨¦tico de Espa?a
Seg¨²n el autor, es primordial la articulaci¨®n y puesta en marcha de una estrategia para diversificar las fuentes y disminuir la demanda.El asunto energ¨¦tico ya es prioritario para Espa?a.
El elevado precio del petr¨®leo sigue amenazando a la econom¨ªa, particularmente si experimentamos otro choque de precios debido a los problemas en Nigeria o a la crisis de Ir¨¢n. Las exportaciones de estos dos pa¨ªses casi triplican la capacidad ociosa de la que dispone Arabia Saud¨ª para influir en los precios.
Por otro lado, el cenit en la producci¨®n mundial del petr¨®leo y gas probablemente llegar¨¢ en 15 o 20 a?os, casi garantizando que la tensi¨®n entre la demanda y la oferta seguir¨¢ empujando los precios al alza en el medio plazo.
Durante todo 2005 era evidente qu¨¦ los grandes consumidores de hidrocarburos, especialmente los de Asia, hab¨ªan empezado a orientar su pol¨ªtica exterior hacia el objetivo de asegurarse un suministro suficiente de hidrocarburos a medio y largo plazo. Mientras tanto, los grandes proveedores de Oriente Medio, Asia Central y Rusia (el "gran creciente" energ¨¦tico que posee el 72% de las reservas mundiales del petr¨®leo y gas) siguen utilizando la energ¨ªa como su palanca principal en la geopol¨ªtica mundial.
M¨¢s del 75% de las importaciones de petr¨®leo vienen de reg¨ªmenes no democr¨¢ticos o inestables
Esta creciente competencia estrat¨¦gica por los recursos energ¨¦ticos podr¨ªa amenazar la seguridad internacional. Y c¨®mo demuestra la reciente ola de proteccionismo nacional en Europa, puede fragmentar el mercado energ¨¦tico internacional. Por lo menos, esta tendencia implicar¨¢ complicaciones en el futuro para la pol¨ªtica exterior de Espa?a y Europa.
Para colmo, el cambio clim¨¢tico (por lo menos agravado, si no causado completamente, por el creciente consumo de hidrocarburos) sigue en el horizonte, amenazando la estabilidad planetaria a largo plazo. Nuestro gran reto es el de desarrollar una nueva mezcla energ¨¦tica que dependa menos de los hidrocarburos o que utilice los hidrocarburos de una forma no convencional que da?e menos al medio ambiente.
Aunque Espa?a comparte estos retos con los dem¨¢s pa¨ªses consumidores, se encuentra en una situaci¨®n de vulnerabilidad mayor. Durante los ¨²ltimos 10 a?os, el consumo del petr¨®leo en Espa?a ha crecido un 3,5% en t¨¦rminos medios anuales, un ritmo notablemente m¨¢s alto que la tasa mundial (1,8%). Al mismo tiempo, el consumo espa?ol de gas natural ha aumentado a un ritmo medio anual del 15%. Desde 1993, ha crecido casi un 275% y ahora constituye el 17% de la mezcla de energ¨ªa utilizada, m¨¢s que cualquier otra energ¨ªa tradicional, salvo el petr¨®leo. Por su lado, el petr¨®leo ya representa el 53% del consumo espa?ol de energ¨ªa primaria, frente al 40% en el resto del mundo
Estos dos hidrocarburos principales representan el 70% del consumo espa?ol de energ¨ªa primaria, bastante m¨¢s que en el mundo en general (61%), la Uni¨®n Europea (64%), la OCDE (64%) o EE UU (65%). Por tanto, Espa?a padece de una vulnerabilidad m¨¢s alta frente a los precios energ¨¦ticos en alza.
Pero Espa?a no s¨®lo depende m¨¢s de los hidrocarburos problem¨¢ticos que sus socios occidentales, sino que tambi¨¦n depende m¨¢s de las importaciones (por encima del 99% de su consumo total). Lo que es m¨¢s, el 50% de su petr¨®leo total proviene de seis miembros de la OPEP (Arabia Saud¨ª, Libia, Nigeria, Ir¨¢n, Irak y Argelia), pa¨ªses que no est¨¢n consolidados democr¨¢ticamente o que tienen reg¨ªmenes que no son estables o predecibles. Otro 11% del petr¨®leo espa?ol proviene de pa¨ªses africanos con caracter¨ªsticas semejantes.
M¨¢s del 75% del total de las importaciones espa?olas de petr¨®leo viene de reg¨ªmenes no democr¨¢ticos, inestables o impredecibles (los de Oriente Medio, ?frica y Rusia).
Por otro lado, cerca del 60% del total de las importaciones de gas proviene de tres pa¨ªses de ?frica del Norte (Argelia, Egipto y Libia), y casi la mitad del total viene s¨®lo del uno (Argelia, 45%). La mayor parte de este gas llega a Espa?a a trav¨¦s del gasoducto MEG que pasa por otro pa¨ªs del Magreb (Marruecos), por lo menos hasta que empiece a funcionar en 2008- 2009 el gasoducto Medgaz.
La implicaci¨®n no podr¨ªa ser m¨¢s clara: la econom¨ªa espa?ola padece un alto grado de riesgo pol¨ªtico por su dependencia energ¨¦tica. Por tanto, lo que ocurra en el golfo P¨¦rsico y en ?frica del Norte y Occidental es de inter¨¦s primordial para Espa?a, simplemente porque depende de estas tres zonas para m¨¢s del 40% del total de su consumo de energ¨ªa primaria. Con el paso de los a?os, Espa?a ser¨¢ cada vez m¨¢s dependiente de importaciones de petr¨®leo del Oriente Medio, y m¨¢s en particular del golfo P¨¦rsico.
Por un lado, Espa?a tiene un inter¨¦s fundamental en la estabilidad y desarrollo de ?frica y del mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico de su entorno y el mantenimiento de buenas relaciones con ellos, incluso m¨¢s que la mayor¨ªa de sus socios europeos y aliados transatl¨¢nticos.
Por otro lado, esta probable trayectoria en el patr¨®n de la dependencia energ¨¦tica apunta a la prioridad nacional de diversificar la mezcla espa?ola de energ¨ªa primaria y disminuir su alta dependencia del petr¨®leo y sus productos derivados. Aunque el gas puede todav¨ªa aumentar su peso en la mezcla energ¨¦tica, la alta dependencia espa?ola del Magreb aconseja que se hagan m¨¢s esfuerzos para potenciar alternativas que no sean hidrocarburos.
Hay margen para aumentar la energ¨ªa renovable (e¨®lica, solar, etc¨¦tera) -un sector en el que las empresas espa?olas est¨¢n entre los l¨ªderes mundiales- e incluso la energ¨ªa nuclear, si al final resulta ser pol¨ªticamente y econ¨®micamente viable. De todas formas, la mayor¨ªa de estas alternativas s¨®lo tiene la capacidad a corto o medio plazo de reemplazar al gas y al carb¨®n en la producci¨®n el¨¦ctrica, y no al petr¨®leo en su uso b¨¢sico en los sectores de transporte y agricultura.
Tales alternativas ayudar¨ªan a Espa?a a cumplir con sus obligaciones dentro del Protocolo de Kioto (una labor en la que Espa?a destaca hoy en d¨ªa como uno de los pecadores m¨¢s notables de Europa), pero no tendr¨¢n m¨¢s que un m¨ªnimo impacto sobre las grandes vulnerabilidades que padece Espa?a actualmente tanto en t¨¦rminos de precios energ¨¦ticos en el mercado internacional como en t¨¦rminos de hipot¨¦ticos recortes en el suministro de hidrocarburos procedentes de pa¨ªses inestables. S¨®lo el bioetanol y el biodi¨¦sel tienen potencial suficiente para ayudar a corto o medio plazo en este sentido.
De todas formas, la dificultad e inconveniencia que supone este reto no est¨¢ impidiendo a Suecia considerar seriamente un plan para eliminar su consumo de petr¨®leo antes de 2020 (utilizando como un punto de partida el dise?o de pol¨ªticas para incentivar el uso de biocarburantes para mezclar con -y sustituir- a la gasolina y el di¨¦sel). Espa?a debe seguir en esa l¨ªnea. Aunque el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha adoptado un nuevo Plan de Energ¨ªas Renovables en Espa?a 2005- 2010, los objetivos de la UE siguen sin cumplirse.
Por eso, la articulaci¨®n y puesta en marcha de una estrategia energ¨¦tica para diversificar las fuentes energ¨¦ticas y disminuir la intensidad energ¨¦tica debe convertirse en una prioridad primordial para Espa?a y para Europa.
Esta nueva pol¨ªtica energ¨¦tica para Espa?a deber¨ªa articularse dentro del marco europeo. En este contexto, la publicaci¨®n (el 8 de marzo) del pr¨®ximo Libro verde sobre pol¨ªtica energ¨¦tica europea, y el debate posterior en la cumbre europea de la presidencia austriaca, son de extremo inter¨¦s para Espa?a.
Paul Isbell es investigador principal para econom¨ªa internacional del Real Instituto Elcano
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