"En la alfabetizaci¨®n de la mujer se valor¨® su capacidad educativa"
La bilba¨ªna Rita de Barrenechea (1757-1795) es una de las responsables de aquel movimiento que a finales del siglo XVIII, en plena apoteosis de la Ilustraci¨®n en Espa?a, comenz¨® a preocuparse por la igualdad de la mujer. Completamente olvidada, si no fuera por el retrato que le pint¨® Goya y que se conserva en el museo Louvre, la escritora por fin recibe reconocimiento: el Ararteko acaba de rescatar en un cuidado volumen su comedia Catalin, acompa?ada de otros textos de mujeres, escritos entre 1786 y 1806, momento clave en la incorporaci¨®n de la mujer a la vida p¨²blica.
Rita de Barrenechea naci¨® en Bilbao en 1757, aunque pronto se traslad¨® a Valladolid, donde se cas¨® con el conde del Carpio, un inquieto arist¨®crata, vinculado a los escasos representantes de la Ilustraci¨®n en Espa?a. Ya instalado en la corte, en Madrid, el matrimonio pronto comienza a participar en la difusi¨®n de los principios ilustrados y a vivir los debates sobre la alfabetizaci¨®n de la mujer.
"La aparici¨®n de los peri¨®dicos influy¨®, entre otros factores, en la visualizaci¨®n de la mujer en el XVIII"
"A pesar de su intensa actividad literaria en vida, Rita de Barrenechea es una olvidada de la historiograf¨ªa literaria espa?ola y vasca. Era una mujer inteligente, sensible, culta, ilustrada, que perteneci¨® al primer grupo femenino de la Sociedad Econ¨®mica del Pa¨ªs, la Matritense, integrado por 20 mujeres", explica la historiadora Inmaculada Urzainqui (Garde, Navarra, 1947), autora de la edici¨®n de este ¨²ltimo tomo de la colecci¨®n que el Ararteko dedica a los pensadores ilustrados vascos.
Urzainqui, profesora de la Universidad de Oviedo, es especialista en la literatura del XVIII. "En esa visualizaci¨®n de la mujer influyen distintos factores, desde la llegada de los borbones o la propia Ilustraci¨®n, la difusi¨®n de la alfabetizaci¨®n y, por supuesto, la aparici¨®n de los peri¨®dicos". Efectivamente, la publicaci¨®n de art¨ªculos por las mujeres en la prensa comenz¨® a ser frecuente en ese ¨²ltimo cuarto del XVIII. Tanto que hasta terciaban en debates relevantes, como muestra el Discurso sobre el talento de las mujeres, de la aragonesa Josefa Amar y Borb¨®n, publicado en el prestigioso Memorial literario, un art¨ªculo que supone una reivindicaci¨®n de las capacidades de la mujer para cualquier actividad. "El cambio fue notable, pero la alfabetizaci¨®n fue minoritaria y, como mucho, se valor¨® su capacidad para tareas asistenciales y educativas", recuerda la historiadora navarra.
Por eso resulta interesante la incorporaci¨®n de otros textos como la Apolog¨ªa de las mujeres, de In¨¦s de Joyes. "Llega a convocar a las mujeres a una campa?a solidaria, aunque no en los t¨¦rminos que luego utilizar¨¢ el movimiento feminista; pero hay que reconocer que las luchadoras del XIX no habr¨ªan existido sin estas abuelas", comenta Inmaculada Urzainqui.
Otra de las aportaciones de esta miscel¨¢nea de textos femeninos del XVIII es la reivindicaci¨®n de Teresa Gonz¨¢lez de la capacidad de la mujer para los estudios cient¨ªficos. "Todas las mujeres que se dedicaron a la ciencia lograron sus conocimientos s¨®lo gracias al esfuerzo personal, de espaldas a la sociedad", comenta Urzainqui.
Lo normal era que participaran en tertulias literarias, como mucho escribir alg¨²n poema o una f¨¢bula. Por eso tambi¨¦n es excepcional que Rita de Barrenechea se dedicara al drama, pr¨¢cticamente reservado a los escritores. Catalin es una comedia ambientada en Portugalete, de car¨¢cter sentimental, que se public¨® en Ja¨¦n en 1883 y plena de referencias regeneradoras de las costumbres de la ¨¦poca. Una buena muestra del nuevo papel de la mujer en aquel momento. "Hasta entonces las mujeres s¨®lo se reun¨ªan para rezar, ahora lo hac¨ªan para trabajar por el bien p¨²blico", resume Urzainqui.
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