La melancol¨ªa de L¨®pez Caro
Salgado y Ra¨²l fueron los ¨²ltimos en salir del vestuario despu¨¦s del entrenamiento del lunes. Se quedaron hasta el final, igual que L¨®pez Caro, el entrenador. Tomaron unas ca?as y hablaron mucho de la situaci¨®n del club y del partido de Highbury. Cuando se marcharon se les vio animados. Como si el plan hubiera quedado sellado. Ayer en Highbury el t¨¦cnico madridista dio un vuelco a la alineaci¨®n: Salgado entr¨® por Cicinho y Ra¨²l por Robinho. En la punta no estuvieron ni Cassano ni Baptista. All¨ª L¨®pez Caro puso a Ronaldo y de esa manera equilibr¨® la transacci¨®n.
Se desconoce si adem¨¢s de asignar competencias, trabajo pol¨ªtico que le permite bailar en el alambre sin caerse, L¨®pez Caro tuvo otra labor en el partido de ayer. Como en el Bernab¨¦u, el t¨¦cnico de Lebrija no tom¨® decisiones durante el partido. Al menos no lo hizo fuera del vestuario. Estuvo metido en el banquillo durante buena parte del partido, y cuando sali¨® fue para ponerse de pie y otear el horizonte. Su mayor contribuci¨®n fue sacarse la mano izquierda de la cazadora y mover los dedos nerviosamente cada vez que Henry, majestuoso, se pase¨® a menos de 20 metros del banquillo. Al parecer, con este gesto el t¨¦cnico quer¨ªa avisar a sus hombres del inminente peligro de Henry. Lo hizo en silencio, con un hilo de voz. Cabe preguntarse si sus jugadores le escucharon, o si la informaci¨®n era desconocida por ellos.
En el partido de ida el mayor aporte del entrenador fue durante la primera parte. All¨ª se le vio romper el l¨ªmite del ¨¢rea t¨¦cnica del Bernab¨¦u para enfrentarse al cuarto ¨¢rbitro con gran intensidad y aparato de gestos. Tras varias disputas, el aliento de sus jugadores empez¨® a decaer. Entonces L¨®pez Caro tir¨® de palmas al grito de "?Vamos, vamos...!". Y eso fue todo. Luego, el gol de Henry sumi¨® a L¨®pez Caro en una profunda melancol¨ªa de la que ayer no parec¨ªa recobrado. No se volvi¨® a asomar y perdi¨® energ¨ªa. En el Bernab¨¦u permaneci¨® quieto y en las sustituciones se limit¨® a cambiar pieza por pieza. Ayer hizo lo mismo hasta el tercer cambio: meti¨® a Robinho, un delantero, y quit¨® a Salgado, un defensa.
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