C¨®mo evitar los 'okupas' del ADSL
Juan acaba de desembalar la ¨²ltima caja de una mudanza infinita. No tiene agua caliente porque el servicio de atenci¨®n al cliente de la empresa del gas no ha terminado de decidir si hay o no contador. Adem¨¢s, la operadora de telecomunicaciones no instalar¨¢ ni la l¨ªnea telef¨®nica ni el ADSL consiguiente hasta dentro de un mes. Sin embargo, en medio de una mesa llena de trastos, abre el ordenador port¨¢til, lo enciende y se puede descargar el correo electr¨®nico sin problemas. Parece que est¨¢ de suerte: al menos cinco personas en el edificio tienen una conexi¨®n ADSL inal¨¢mbrica y ninguno ha protegido el acceso.
Ser¨¢n sus vecinos los que no estar¨¢n tan contentos como ¨¦l teni¨¦ndole de okupa, utilizando su ancho de banda y dej¨¢ndoles, por si fuera poco, el pufo de la responsabilidad por los contenidos que, en su nombre y con su direcci¨®n IP, se est¨¢ descargando. Lo m¨¢s probable es que sea la puerta del vecino y no la de Juan a la que llame la polic¨ªa buscando al responsable de tal ataque o de cual descarga de ficheros de contenido ilegal efectuado desde su l¨ªnea ADSL.
Madrid est¨¢ repleta de peque?as redes inal¨¢mbricas (su alcance suele rondar los 100 metros) o de accesos ADSL con routers inal¨¢mbricos. Domicilios particulares y oficinas disponen de esta tecnolog¨ªa para acceder a Internet, y pocos de ellos, sobre todo los usuarios dom¨¦sticos, reparan en que si no se adoptan medidas de seguridad, su red queda abierta a todo aquel que pase con un ordenador que la detecte y se conecte a ella autom¨¢ticamente.
La cuesti¨®n se agrava cuando el visitante deja de ser un invitado inofensivo y pasa a ser un hooligan con conocimientos avanzados de inform¨¢tica que le permitan causar destrozos en el disco duro del ordenador o en la configuraci¨®n de la conexi¨®n.
Parece que es conveniente cerrar la puerta de acceso a nuestra conexi¨®n y la primera medida de seguridad que se debe aplicar para evitar el uso no deseado del ancho de banda por terceras personas no autorizadas es poner una contrase?a de acceso a la red. La documentaci¨®n que acompa?a al router inal¨¢mbrico (dispositivo que se encarga de transmitir la se?al ADSL a las ondas) suele incluir instrucciones para activarla.
Cuando alguien intente conectarse a la red se le requerir¨¢ una contrase?a de entrada, lo que supone una barrera importante de acceso. Con esta medida, normalmente, el intruso abandona y lo intenta con otra m¨¢s accesible. Conviene que la contrase?a no sea evidente porque entonces carecer¨¢ de utilidad. Si esto no soluciona el problema, siempre se pueden utilizar otros m¨¢s sofisticados.
Compartir conexiones
Otra medida interesante es mantener actualizado el sistema operativo del ordenador. Constantemente aparecen parches -actualizaciones de software que corrigen defectos de seguridad-, que se descargan de la red. Nunca est¨¢ de m¨¢s instalar un cortafuegos (programa que evita accesos indebidos) para mayor protecci¨®n.
Pero, por otro lado, hay personas, eso s¨ª, con conocimientos bastante avanzados en el tema, que se agrupan en torno a comunidades WiFi, y proporcionan acceso libre y gratuito a Internet, entre otros servicios, a su zona de influencia.
La forma de conseguirlo es que los voluntarios que forman la comunidad, y de manera altruista, compartan sus conexiones y equipos con el resto, tratando de dar la mayor cobertura inal¨¢mbrica posible.
La escasez de medios -todas son iniciativas privadas- hace que se agudice el ingenio y hasta un simple bote de patatas fritas puede servir de antena amplificadora. Esto no quita que se hayan conseguido alcanzar enormes distancias de conexi¨®n entre dos ordenadores (m¨¢s de 70 kil¨®metros en l¨ªnea recta) utilizando esta tecnolog¨ªa.
La comunidad de voluntarios m¨¢s importante en Espa?a se aglutina en torno a la iniciativa Red Libre (www.redlibre.net). En su p¨¢gina web disponen de todo tipo de documentaci¨®n, formas de colaborar, enlaces, mapa de influencia, etc¨¦tera.
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