El maltrato invisible de la peque?a Alba
Ni la polic¨ªa ni la justicia ni los servicios sociales advirtieron que la ni?a maltratada de Barcelona corr¨ªa un riesgo. Todos creyeron a la madre, acusada ahora de tentativa de asesinato
Una cadena de actuaciones de los poderes p¨²blicos presididas por la desidia y la pasividad facilitaron el maltrato de la peque?a Alba, la ni?a de cinco a?os que est¨¢ hospitalizada en estado grave desde hace una semana en Barcelona. El caso ha puesto en evidencia que hab¨ªa una ni?a sufriendo un grave riesgo y que fue invisible a la justicia, a la polic¨ªa y a los servicios sociales.
"?Quiero mi libertad!". Eso es lo que le dijo a la juez de guardia de Barcelona Francisco Javier P. E., la noche del pasado d¨ªa 7, al acabar su declaraci¨®n. No logr¨® su prop¨®sito y fue a dormir a la c¨¢rcel Modelo, acusado de un delito de tentativa de asesinato, cometido tres d¨ªas antes contra Alba, la hija de su compa?era sentimental, Ana Mar¨ªa C. F. La mujer tuvo m¨¢s suerte y eludi¨® la prisi¨®n.
"Es posible que nos enga?ase a todos y que ocultara informaci¨®n", admite la Generalitat
Muchos jueces piden a la polic¨ªa por fax que investiguen un caso, y ¨¦ste se hizo por correo
La polic¨ªa tampoco valor¨® una declaraci¨®n de una ni?a explicando el maltrato a Alba
La magistrada Eugenia Canal escribi¨® esa noche en el auto de prisi¨®n contra el hombre que la madre "tuvo relaci¨®n directa" con los malos tratos a su hija pero, aunque hubiera decidido que la mujer deb¨ªa seguir el mismo camino que ¨¦l, no habr¨ªa podido adoptar esa decisi¨®n. La explicaci¨®n es que la fiscal del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Barcelona crey¨®, al menos en parte, la declaraci¨®n exculpatoria de la mujer y por ello no solicit¨® su ingreso en prisi¨®n.
Sin ese requisito que exige la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la juez no puede encarcelar a un detenido, aunque sobre la madre, en libertad con cargos, pesa la misma acusaci¨®n que sobre su compa?ero sentimental. La justicia ya ha empezado a actuar, pero la inc¨®gnita que persiste es si se podr¨ªa haber evitado. O, dicho de otra manera, qu¨¦ fall¨® y por qu¨¦.
En los juzgados de guardia de la ciudad de Barcelona se recibieron durante el a?o pasado un total de 44.581 informes y partes m¨¦dicos de los diferentes hospitales de la ciudad. Mil arriba o mil abajo, la cifra se mantiene estable en los ¨²ltimos cinco a?os. Uno de esos 122 partes m¨¦dicos de promedio diario que llegan a la justicia entr¨® el pasado 21 de diciembre en el servicio de inform¨¢tica de guardia de los juzgados. Los m¨¦dicos del hospital del Vall d'Hebron constataron que la peque?a Alba padec¨ªa una fractura del h¨²mero derecho y equinosis m¨²ltiple, advirtiendo que el cuadro era compatible con malos tratos.
El 22 de diciembre, la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat tambi¨¦n fue alertada del caso por los servicios sociales del hospital, pero la Administraci¨®n catalana no actu¨® porque crey¨® la versi¨®n que ofreci¨® la madre en el hospital, acusando de la agresi¨®n al padre biol¨®gico, ?lvaro Luis C., del que est¨¢ separada y que reside en Onti?ena (Huesca).
Diversas instituciones catalanas coordinadas por el S¨ªndic de Greugs, el equivalente al Defensor del Pueblo, firmaron en 1999 el Protocolo de actuaciones en abusos sexuales y otros malos tratos en la demarcaci¨®n de Barcelona. Uno de sus apartados relata qu¨¦ hacer en caso de certeza diagnosticada de malos tratos. "La comunicaci¨®n de la denuncia se har¨¢ en el juzgado de guardia", dice el protocolo. "Si el caso es un maltrato grave y/o hay posibilidad de p¨¦rdidas de pruebas judiciales, el reconocimiento se har¨¢ conjuntamente por el m¨¦dico de los servicios de urgencias y por el m¨¦dico forense".
Tambi¨¦n dice el protocolo que "si no hay urgencia m¨¦dica, el hospital comunica por escrito o por comparecencia la situaci¨®n al juzgado de guardia correspondiente, y ¨¦ste, de acuerdo con los hechos comunicados, podr¨¢ tomar las medidas urgentes".
Casi nada de esto ocurri¨® en el caso de Alba. El hospital, que s¨ª advirti¨® del caso a la Generalitat, se limit¨® a enviar el parte m¨¦dico al juez. La norma interna de funcionamiento de los juzgados indica que, para dar tiempo a que llegue el atestado policial y adjuntarlo al informe hospitalario, se esperan tres d¨ªas. Si la polic¨ªa no informa, como ocurri¨® en este caso, se le env¨ªa al juez.
Eso sucedi¨® el 24 de diciembre, cuando el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 4, que estaba de guardia de incidencias, abri¨® diligencias por el caso y orden¨® a los Mossos d'Esquadra que investigasen. El juez comunic¨® su decisi¨®n por correo ordinario, por lo que la polic¨ªa auton¨®mica no la recibi¨® hasta el 10 de enero. Dos d¨ªas despu¨¦s, los Mossos consideraron que el caso no era de su competencia, alegando que no estaban desplegados en el lugar de residencia de la familia de Alba, la ciudad de Montcada i Reixac.
Diversas fuentes consideran m¨¢s que discutible esta decisi¨®n de la polic¨ªa auton¨®mica, pues la ley permite al juez encargar la investigaci¨®n de un asunto al cuerpo policial que considere m¨¢s apropiado, incluso prescindir de uno y traspasarlo a otro si los resultados de la investigaci¨®n no son satisfactorios. La misma consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, lleg¨® a afirmar el pasado viernes, en defensa del cuerpo policial que dirige, que el asunto se hubiera solucionado si el juez les hubiese ordenado a los Mossos "que le trajeran a los padres".
La polic¨ªa de la Generalitat comunic¨® por fax al juez que no eran los competentes y, por lo tanto, remitieron el caso por correo ordinario a sus compa?eros del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. El asunto lleg¨® el viernes, 20 de enero, al archivo general de la Jefatura Superior de Barcelona. El 24, martes, el caso acab¨® en la comisar¨ªa de Montcada y la polic¨ªa inici¨® la investigaci¨®n. Pero sobre una hip¨®tesis que resulta m¨¢s que dudosa, presuponiendo, como ya hicieron el juez y la Generalitat, que la madre de Alba dec¨ªa la verdad y que el supuesto agresor de la ni?a era su ex marido.
La directora general de la, DGAIA, Inma P¨¦rez, tambi¨¦n admiti¨® el viernes que "es posible" que la madre les enga?ase y que ocultase informaci¨®n. Por ese motivo, dijo, no se apreci¨® el riesgo que corr¨ªa la ni?a, al entenderse que la madre "la proteg¨ªa suficientemente". Las declaraciones de la ni?a acusando a su padre biol¨®gico de los malos tratos llevaron a la Generalitat a no separar a la menor de la madre.
El titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 4 de Barcelona, Josep Maria Miquel Porres, acab¨® inhibi¨¦ndose el 7 de febrero a favor del juzgado de Fraga, partido judicial al que corresponde Onti?ena. El juez tambi¨¦n consider¨® que el supuesto autor era el ex marido de Ana Mar¨ªa. El hombre acab¨® detenido por la Guardia Civil y ahora est¨¢ en libertad provisional a la espera de que se aclare qui¨¦n agredi¨® a Alba. Algunas mujeres juristas y colectivos que reclaman para s¨ª el adjetivo de feministas ya denunciaron hace un tiempo ante el Consejo General del Poder Judicial la tendencia de identificar el delito de maltrato con el g¨¦nero masculino. Y en ocasiones, entre el blanco y el negro, existe una amplia gama de grises, como evidencia este caso. Aquella carta, que pas¨® muy inadvertida, la firmaban, entre otras, las escritoras Rosa Reg¨¤s, Rosa Montero, Almudena Grandes y la activista feminista Empar Pineda. Tambi¨¦n abogadas, catedr¨¢ticas de universidad, trabajadoras sociales y dependientas.
La madre pide ahora que el que ha sido su compa?ero sentimental "pague" por lo que hizo y dice que desconoc¨ªa lo ocurrido. Le ampara la presunci¨®n de inocencia, un derecho que tambi¨¦n es de aplicaci¨®n al padre biol¨®gico, que durante el a?o 2005 ya fue acusado por la mujer de varios presuntos delitos de abusos sexuales contra la peque?a. Los m¨¦dicos del hospital de Sant Joan de D¨¦u (Esplugues) en el que fue atendida Alba no encontraron ninguna evidencia de los hechos. El psic¨®logo del hospital cit¨® a la madre y a la peque?a, pero no acudieron.
Tampoco el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa sale bien parado de esta cadena de pasividad institucional. El 7 de febrero, la ex mujer de Francisco Javier P. E. relat¨® al final de una declaraci¨®n por una denuncia de hurto que la hija de ambos le hab¨ªa explicado con detalle el maltrato que sufr¨ªa Alba cuando estaba con el hombre. La polic¨ªa lo consider¨® una insignificancia por estar incluido en una de las innumerables denuncias entre ex c¨®nyuges derivadas de su tumultuoso proceso de separaci¨®n. Tampoco lo valor¨® el Juzgado de Cerdanyola de Primera Instancia e Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Cerdanyola, que archiv¨® la denuncia.
Alba sigue grave, pero los m¨¦dicos son un poco m¨¢s optimistas que hace una semana. La juez no se crey¨® la versi¨®n del supuesto agresor explicando que la ni?a se cay¨® de la cuna y s¨ª valor¨® "el lugar vital" donde se ubican estas lesiones (cabeza) y la "intensidad del traumatismo" (de alto impacto). Esta semana las administraciones prometen revisar su actuaci¨®n en casos as¨ª, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a pide explicaciones a sus jueces y los Mossos investigan ahora el caso.
Pero hace unos meses, nadie fue capaz de actuar decididamente para que Alba no fuera maltratada por m¨¢s tiempo.
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