Eric Velastegui, la mirada que transmite ¨®rdenes
'El Padrino' de los Latin King en Espa?a, de 29 a?os, condenado por una violaci¨®n y juzgado la semana pasada por otra, ejerce desde la c¨¢rcel de jefe m¨¢ximo de la peligrosa banda
En mayo de 2003 entr¨® en la c¨¢rcel de Soto del Real (Madrid) bajo el halo de ser El Padrino, el rey de los reyes latinos. Dentro de los Latin Kings el poder es proporcional a lo abultado del curr¨ªculo delictivo. El jefe m¨¢ximo de esta banda en Espa?a, El Padrino, es Eric Javier Velastegui Jara (Guayaquil, Ecuador, 1977), seg¨²n un informe de la Brigada Provincial de Informaci¨®n de Madrid.
Desde el verano pasado, Velastegui vive aislado en una celda de la prisi¨®n madrile?a de Alcal¨¢ Meco, explica su abogado, Emilio Naranjo. S¨®lo sale al patio, sin contacto con otros reclusos, varias horas al d¨ªa. Hoy, casi tres a?os despu¨¦s, los suyos le siguen rindiendo pleites¨ªa y obediencia. "Por tel¨¦fono o carta, desde dentro de la c¨¢rcel ha seguido dando ¨®rdenes para su cumplimiento en el exterior", afirman fuentes de su entorno.
"Vino a Espa?a huyendo de la presi¨®n policial de su pa¨ªs", reza un informe oficial
Velastegui destac¨® en Ecuador por sus escarmientos a otras bandas rivales
Antes del progresivo aniquilamiento policial de la c¨²pula dirigente de los Latin Kings en Espa?a, lleg¨® a tener bajo sus ¨®rdenes a cerca de 400 efectivos. "Est¨¢ comprobado judicialmente que su nombre figura detr¨¢s de algunos l¨ªos gordos ocurridos en las calles de Madrid", a?aden los citados medios.
Cuando supo que le vigilaban, antes de su aislamiento, "utiliz¨® a terceros para transmitir instrucciones" a la calle. "Con extra?os, se muestra esquivo a reconocer su liderazgo; a los suyos les mira y le entienden", seg¨²n las mismas fuentes.
En la actualidad, los Latin King est¨¢n descabezados fruto de las operaciones de la Brigada Provincial de Informaci¨®n, que coordina el comisario Rodolfo Ruiz. Los cabecillas est¨¢n presos. No obstante, y s¨®lo en Madrid, queda un centenar de efectivos operativos, la mitad menores. Un claro caldo de cultivo de "futuros sicarios", advierte la polic¨ªa en un informe interno. Sobre la banda ya pesan muertes. "Los Latin Kings es una organizaci¨®n criminal, una asociaci¨®n il¨ªcita y como tal se est¨¢ persiguiendo", destaca el fiscal jefe de Madrid, Manuel Moix.
Velastegui se hace llamar en su banda King Wolverine. As¨ª le bautiz¨® su mentor y gu¨ªa, King Mos, fundador de la Sagrada Tribu Atahualpa de los Latin King de Ecuador. Ahondar en el nacimiento en Espa?a de los Latin Kings es descubrir un mundo marginal de j¨®venes, muchos de ellos ecuatorianos, tambi¨¦n espa?oles, en el que unos dominan, los kings, y otros, los aspirantes a reyes, deben antes atravesar un sendero de sumisi¨®n y castigos que exige callada disciplina y hostigamiento al rival. Y pagar una cuota a la organizaci¨®n. Los fines de semana se retan con otras bandas latinas, por ejemplo, Los ?etas, navajas incluidas. La historia de Velastegui es la de un chico de familia humilde de los suburbios de Guayaquil.
Sus primeros contactos con la banda llegan a trav¨¦s de un amigo del colegio, King Resman (el segundo nombre se lo pone cada cual cuando, tras pasar duras fases de obediencia y ejercicios f¨ªsicos, obtiene la bendici¨®n de sus superiores). Velastegui es la ¨²ltima palabra, quien autoriza a otros, o no, a ingresar en la banda y subir pelda?os hasta conseguir la condici¨®n de reyes latinos, subordinados con mando.
Resman le puso en contacto con El Padrino de los Latin King en Ecuador, King Mos. Antes de ser deportado de Estados Unidos a su pa¨ªs de origen, Ecuador, Mos fund¨® los Latin King del Bronx de Nueva York, el 4 de julio de 1994. A algunos reyes latinos de Guayaquil les extra?¨® el fulgurante ascenso de Velastegui en la banda. Un informe policial explica: "La confianza depositada por King Mos en Velastegui sorprendi¨® a otros reyes. Demostr¨® su decisi¨®n y valor en varias acciones consistentes en escarmientos a miembros de bandas rivales y correcciones de disciplina a miembros de la propia banda".
La discoteca de Guayaquil Latin Palace era el santuario de reuni¨®n de Velastegui y sus colegas. All¨ª destac¨®, con 19 a?os, en trifulcas con la banda rival de los Dalos Boys, que, tras una constante hostilidad, acab¨® disolvi¨¦ndose. Victorioso, Velastegui viaj¨® m¨¢s tarde por todo Ecuador extendiendo la filosof¨ªa de los Latin Kings.
Lleg¨® a Espa?a el 30 de julio de 1999. "Vino en busca de mejor vida y para reunirse con su t¨ªa (sus padres viven en Guayaquil)", seg¨²n fuentes de su entorno. "Vino huyendo de rivalidades con otras bandas y de la presi¨®n policial en su pa¨ªs", sostiene, en cambio, la polic¨ªa. Al poco de aterrizar en Barajas, se junt¨® con otros reyes latinos, de menor rango, llegados a Espa?a con sus padres o por su cuenta. Durante los a?os previos a su encarcelamiento vivi¨® en Galapagar (Madrid). Luego comparti¨® piso con otros cinco compatriotas en el distrito madrile?o de Usera.
El 30 de diciembre de 1999, tras sus primeros cinco meses en Espa?a, regres¨® a Ecuador con un fin: solicitar el permiso de King Mos para constituir La Sagrada Tribu de los Latin King en Espa?a. Mos le nombr¨® El Padrino.
"El 14 de febrero de 2000 fund¨® la Sagrada Tribu America Spain (la STAS), que es el nombre de la banda de los Latin King en nuestro pa¨ªs", se destaca en un informe policial. "En los a?os sucesivos, la banda creci¨® en la oscuridad, desarroll¨¢ndose en Madrid, Barcelona, Murcia y la Costa alicantina, y sirvi¨¦ndose de reyes venidos a Espa?a de Ecuador", se agrega. Tras su detenci¨®n por una violaci¨®n en 2003, fue registrada su casa. La polic¨ªa hall¨® un arsenal de datos sobre los Latin Kings. Entonces se dio cuenta de que estaba ante el mism¨ªsimo jefe de la Sagrada Tribu.
"Eric Javier vino para trabajar, pero se ha visto envuelto en un c¨²mulo de circunstancias del que es dif¨ªcil salir", aclara su abogado. Ahora, Velastegui -king Wolverine, El Padrino, sus nombres de batalla- aguarda la sentencia de la segunda violaci¨®n que se le atribuye. Si al principio de estar entre rejas exhib¨ªa una actitud de dominio, tres a?os despu¨¦s se ha vuelto m¨¢s indiferente a todo. El silencio de la celda empieza a calar en ¨¦l. "Se le nota arrepentido", subraya su abogado. Su mirada parece ahora m¨¢s triste.
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