Mujeres al volante del taxi
La presencia femenina en el sector es minoritaria, pero se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os
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Horarios flexibles, independencia, trato con el p¨²blico, gusto por la conducci¨®n. ?stas son algunas de las razones que desgranan las mujeres que se deciden a conducir un taxi en Barcelona. Sobre todo las que como Ana Molina, de 49 a?os, han querido reincorporarse al mundo laboral "despu¨¦s del par¨®n por los hijos", como dice ella. No son muchas. Las mujeres taxistas no llegan a 400 de un total de algo m¨¢s de 11.000 licencias del taxi que hay en Barcelona. Pero progresivamente se van incorporando m¨¢s a un mundo que hasta hace bien poco parec¨ªa cosa de hombres.
Antes de tener los hijos, Ana fue administrativa. Ya cumplidos los 40 quiso regresar al mundo laboral. No fue f¨¢cil. "Empec¨¦ a trabajar con mi marido, pero no funcion¨®. Despu¨¦s hice un curso de atenci¨®n geri¨¢trica, pero a m¨ª lo que me gustaba era conducir y el trato con la gente. Y lo pensaba siempre que cog¨ªa un taxi", explica Ana. Un d¨ªa se decidi¨® a preguntar en una autoescuela. Para conducir este tipo de veh¨ªculo necesitaba el permiso BTP -materias que van desde la mec¨¢nica hasta la seguridad vial- y despu¨¦s superar otras pruebas espec¨ªficas para obtener la credencial del taxi. Se pudo acoger a un programa de inserci¨®n laboral -que tienen financiaci¨®n de fondos europeos- y en algo m¨¢s de seis meses pod¨ªa conducir un taxi.
"Empec¨¦ trabajando como taxista hace dos a?os, al principio como asalariada, pero ech¨¦ cuentas y decid¨ª comprar una licencia y un coche", a?ade. Se le nota que est¨¢ encantada: "El horario te lo marcas t¨², lo que facilita la compaginaci¨®n con lo otro". Lo otro son el colegio, la familia, las compras, los m¨¦dicos...
Muchas mujeres taxistas comparten el coche con sus maridos: "Ellos suelen trabajar por la noche y nosotras de d¨ªa porque es m¨¢s combinable si se tienen hijos", apunta Anna Rossell¨®, peluquera de profesi¨®n hasta hace cinco a?os. Una lesi¨®n la oblig¨® a cambiar de trabajo. Mujer, hija y nuera de taxista, estaba acostumbrada a o¨ªr toda clase de reniegos y juramentos sobre el taxi. "Nada de nada. Se quejan de que est¨¢n 14 horas al volante. Claro, porque se pasan el d¨ªa parando para una cosa y otra. Se encuentran con uno y luego con otro. No hace falta estar tantas horas para tener unos ingresos que no est¨¢n mal. Hay que organizarse", dice con rotundidad. Ella se pone al volante a las 8.30 y lo deja a las 16.30 horas.
Otra taxista desde hace algo m¨¢s de un a?o, Susana Amor, de 36 a?os, ve en el taxi la forma de trabajar y atender las obligaciones familiares. Con tres hijos de 10, 5 y 4 a?os, valora la libertad horaria: "Empiezo a las siete de la ma?ana hasta las tres y media o cuatro de la tarde, con una parada corta. Y me va bien".
"En los ¨²ltimos a?os se est¨¢n incorpoarando m¨¢s mujeres al taxi", explica Miguel ?ngel Mart¨ªn, gerente del Instituto Metropolitano del Taxi. Aunque los porcentajes son bajos, se ha pasado del 2,8% de 2003 al 3,4% del a?o pasado. "Tiene bastante que ver con los programas de formaci¨®n que hacen Barcelona Activa y el Sindicato del Taxi de Catalu?a [STAC]", a?ade. Mart¨ªn cree que la incorporaci¨®n de mujeres al sector es buena porque corrige un desequilibrio "y rompe la idea de que es un sector conflictivo y peligroso".
Los cursos de la empresa municipal Barcelona Activa han sido dos en sendos programas en 2004-2005 y 2005-2006. En el primero se incorporaron al sector 15 mujeres y ahora hay otras 15 pendientes de superar la prueba de la credencial del taxi. Lorena Ventura, responsable de los programas de Barcelona Activa, apunta que un motivo del ¨¦xito es que la incorporaci¨®n es inmediata porque tienen convenios con las empresas del sector. "Por ahora, el perfil que se repite m¨¢s es el de una mujer que se reincorpora al mundo laboral tras haberse dedicado a la familia. Son muchas las que tienen 40 a?os o m¨¢s", a?ade. Uno de esos casos es el de Ramona M¨¢rquez, de 41, quien, transcurridos los cuatro meses del curso, ahora est¨¢ pendiente de la ¨²ltima prueba. "Si todo va bien empezar¨¦ de asalariada y luego ya veremos", comenta. Y es que las licencias del taxi, adem¨¢s de limitadas, son caras. Unos 120.000 euros m¨¢s luego otros 18.000 o 24.000 entre el coche y los aparatos necesarios para su actividad espec¨ªfica. Todo un pico.
De lo que es preferible no hablar
Pol¨ªtica, f¨²tbol y religi¨®n. ?stos son los tres grandes temas de conversaci¨®n que, de acuerdo con los cursos de la credencial del taxi, es mejor no tocar. "Es mejor evitar cuestiones pol¨¦micas", admite Ana Molina, una taxista que confiesa que una de las cosas que m¨¢s le gusta de su profesi¨®n es precisamente el trato con la gente. Cuenta que en el taxi -un habit¨¢culo peque?o en el que est¨¢s un rato, de paso- hay muchas personas que se abren y literalmente cuentan sus problemas y sus cuitas. "A veces creo que actuamos como una terapia porque sabemos escuchar", a?ade. Opina que eso pasa m¨¢s cuando en el volante hay una mujer. Sostiene -y no es la ¨²nica- que son m¨¢s tranquilas conduciendo. Claro que a veces topan con la expresi¨®n t¨ªpica de "mujer ten¨ªas que ser". Le ocurri¨® a Anna Rossell¨®: "Era una pareja de se?ores mayores y el hombre le dijo a su mujer que iba a ser toda una aventura. Le coment¨¦ que si quer¨ªa pod¨ªa coger otro taxi conducido por un hombre, pero se qued¨® y al final estuvo tan contento".
Tambi¨¦n existe cierta solidaridad entre mujeres. "Por ejemplo, cuando ves a una chica con el cochecito del ni?o y te das cuenta de que otros taxis que van delante del tuyo no paran. Estamos obligados a cargar los cochecitos en el maletero y no cobrar por ello. Pero claro, hay que parar, bajar. Nosotras nos paramos", comenta Anna.
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