Pasi¨®n y fuga de Jos¨¦ Bono
Resuelta la retirada de Irak, el 'caso Yak' o el Cougar, la gesti¨®n de Defensa se hizo cada vez m¨¢s burocr¨¢tica
"?Qu¨¦ quieres para Reyes?" "Que renuncies" "?A qu¨¦?" "A ser ministro". Jos¨¦ Bono no pudo atender el deseo de su hija Sof¨ªa, de cinco a?os. Y debi¨® costarle, porque est¨¢ acostumbrada a que su padre, que parece comportarse m¨¢s como un abuelo, le conceda todos los caprichos. El 6 de enero, Bono se march¨® temprano de casa y no volvi¨® ni ese d¨ªa ni el siguiente. El discurso de un teniente general en Sevilla le agu¨® la fiesta y le oblig¨® a capear la m¨¢s grave crisis militar de los ¨²ltimos a?os.
Fue por esas fechas cuando empez¨® a insistirle al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en su prop¨®sito de marcharse. En un viaje de visita a las tropas espa?olas desplegadas en el exterior, los periodistas le oyeron anunciar que quer¨ªa retirarse de la pol¨ªtica. Nadie le crey¨®. Salvo quiz¨¢ ¨¦l mismo.
El presidente escuchaba las opiniones de Bono, pero no pesaba en las decisiones estrat¨¦gicas
El secretario de Estado de Defensa y el director del servicio secreto seguir¨¢n en sus puestos
"La vida es m¨¢s importante que la pol¨ªtica", repiti¨® ayer en la rueda de prensa con la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega. "Adem¨¢s de cre¨¦rmelo, ten¨ªa que ponerlo en pr¨¢ctica, Son casi 40 a?os de dedicaci¨®n a la pol¨ªtica, que ya est¨¢ bien", aleg¨®.
El pasado 23 de febrero se cumplieron 25 a?os del 23-F. Una de las fotos m¨¢s repetidas fue la de Tejero junto a la Mesa del Congreso, en la que se sentaba el joven diputado por Albacete Jos¨¦ Bono. Despu¨¦s vendr¨ªan 21 a?os como presidente de Castilla-La Mancha, reelegido en cuatro ocasiones por mayor¨ªa absoluta, y dos a?os, menos una semana, como ministro de Defensa.
Le nombr¨® el mismo presidente del Gobierno que le derrot¨®, por s¨®lo nueve votos de diferencia, en el 35 Congreso del PSOE. Ayer no dud¨® en proclamar que hab¨ªa ganado "el mejor".
Probablemente, s¨®lo Rodr¨ªguez Zapatero y Bono conocen la naturaleza de su relaci¨®n personal. En el entorno del presidente no faltan quienes recelan del todav¨ªa ministro. Pero el primero siempre ha despachado estas advertencias con desd¨¦n. Ayer, al anunciar el relevo, tuvo palabras de agradecimiento para su antiguo rival y dej¨® claro que si se iba del Gobierno era por voluntad propia.
En momentos delicados, Zapatero siempre ha respaldado a Bono. Por ejemplo, cuando arremeti¨® contra el presidente catal¨¢n, Pasqual Maragall, traduciendo en su propio lenguaje lo que ¨¦l entend¨ªa era el pensamiento de su jefe.
Y ese apoyo ha sido esencial, ya que el ministro no se ahorr¨® ni un solo charco. Tuvo sonoros roces con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, a prop¨®sito de las operaciones de ventas de armas, o con el titular de Industria, Jos¨¦ Montilla, por la cesi¨®n del Castillo de Montju?c, banderas incluidas. Este asunto tambi¨¦n levant¨® ampollas en el grupo parlamentario.
Sin el respaldo de Zapatero, Bono no habr¨ªa logrado sacar adelante medidas tan onerosas como el aumento de sueldo de los militares o la ley de Tropa y Mariner¨ªa, ratificada por unanimidad en el pleno del Congreso del pasado jueves. Ayer, seg¨²n relat¨® Bono, Zapatero pregunt¨® ir¨®nicamente al vicepresidente econ¨®mico si los ceses de los dos ministros ten¨ªan implicaciones presupuestarias. "El de Bono s¨ª", respondi¨® Solbes, aludiendo al ahorro que supondr¨¢ dejar de atender sus demandas. Solbes y la titular de Fomento, Magdalena ?lvarez, eran sus m¨¢s pr¨®ximos en el consejo.
Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de los asuntos de su cartera, las opiniones del ministro de Defensa han pesado cada vez menos en las decisiones estrat¨¦gicas del Gobierno.
El ministro se mostraba ayer satisfecho de haber tenido "la enorme suerte de contar con la confianza de un presidente que me ha impulsado a que le dijera lo que pensaba". Y Bono se lo dec¨ªa. Otra cosa es que le hiciera caso.
Desde el inicio de la legislatura, el ministro fue una voz "aut¨®noma". Un solista disonante en un Gobierno la mayor¨ªa de cuyos miembros, m¨¢s que cantar a coro, parec¨ªan a menudo mudos.
La divergencia m¨¢s estridente se produjo con motivo del Estatuto de Catalu?a, al que Bono critic¨® al menos con tanta dureza como el PP. Ayer, quiso dejar claro que su dimisi¨®n no se debe a que discrepe del texto remitido al Senado. "A m¨ª, el Estatuto de Catalu?a no me echa de la pol¨ªtica", espet¨® a un periodista. Y se neg¨® a repetir sus opiniones, pues "lo que piense de este asunto es irrelevante que hoy se lo diga, porque ya se lo he dicho" muchas veces.
Bono quiso cortar de cuajo cualquier intento de utilizar su dimisi¨®n como arma arrojadiza o prueba de fisuras en el PSOE. "Mi lealtad al presidente es muy superior a mi discrepancia con tal o cual asunto concreto. Que no me busque nadie para atacar a mi partido o a mi Gobierno", zanj¨®.
Zapatero, a cambio, le regal¨® con una escenificaci¨®n de su retirada pol¨ªtica que habr¨ªan podido envidiar Aznar o Gonz¨¢lez. Bono entr¨® en la sala de prensa sonriente, cogido del hombro de Fern¨¢ndez de la Vega, con quien se bes¨® ante los fot¨®grafos como si, m¨¢s que una dimisi¨®n, se anunciara un nombramiento. Nadie parec¨ªa acordarse de Mar¨ªa Jes¨²s San Segundo, tambi¨¦n dimisionaria, o de los nuevos ministros.
Bono le entreg¨® la carta de dimisi¨®n a Zapatero a final de febrero, pero acept¨® dejarla en suspenso hasta que el presidente lo considerara oportuno. El pasado 26 de marzo, domingo, ambos hablaron largamente y acordaron hacer el reajuste el Viernes de Dolores, en v¨ªsperas de las vacaciones.
A las 20 horas del jueves, Bono acudi¨® a la Moncloa, donde recibi¨® la confirmaci¨®n definitiva. A la vuelta se reuni¨® a cenar, en la sede del Ministerio, con sus principales colaboradores, a los que se sum¨® su sucesor al frente de la Junta de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda. Entre los asistentes estaban el secretario de Estado de Defensa, Francisco Pardo -una de las escasas personas al tanto de la noticia- y el director del Centro Nacional de Inteligencia, Alberto S¨¢iz. Ambos seguir¨¢n en sus cargos con el ministro Alonso, al menos a medio plazo.
Los que m¨¢s conocen a Bono afirman que en los ¨²ltimos tiempos parec¨ªa "un toro bravo empujando una noria". Un exceso de pasi¨®n para una tarea rutinaria. El todav¨ªa ministro se volc¨® con la retirada de las tropas de Irak, el caso Yak-42 o el accidente del Cougar. Las tareas que ten¨ªa por delante (la ley de la Carrera Militar o el desarrollo del Plan de Transformaci¨®n) se antojaban burocr¨¢ticas. Y las apasionantes, como la negociaci¨®n del final de ETA, no pasaban por sus manos.
En palabras de una persona pr¨®xima a Bono, "Defensa ya no necesitaba un ministro, sino un secretario, y ese papel lo hace a la perfecci¨®n Paco Pardo".
La pregunta es si Bono podr¨¢ vivir sin las c¨¢maras y la dosis diaria de intriga pol¨ªtica. "A m¨ª la pol¨ªtica me gusta, es lo ¨²nico que s¨¦ hacer, tendr¨¦ que aprender otra cosa", confesaba ayer.
Aunque en los ¨²ltimos meses hab¨ªa bajado ligeramente en las encuestas, a¨²n es uno de los ministros m¨¢s populares. Y su ins¨®lita espantada le granjear¨¢ seguramente m¨¢s simpat¨ªas. El presidente dijo ayer que trabajar¨ªa para que la retirada de Bono no fuese definitiva. Y ¨¦ste no excluy¨® reconsiderar en el futuro su abandono de la "actividad pol¨ªtica". Pero dej¨® claro que no competir¨¢ por la alcald¨ªa de Madrid en mayo de 2007.
De momento, Bono regresar¨¢ a Toledo, de donde en realidad no sali¨® nunca y donde tiene un despacho en su condici¨®n de ex presidente auton¨®mico. La pensi¨®n de ex ministro, la posible incorporaci¨®n al Consejo Consultivo regional y los negocios familiares le garantizan una econom¨ªa saneada. Es probable que el Gobierno del que ya no forma parte le conceda una medalla como la que debi¨® devolver tras la retirada de Irak. Pero esta vez no es f¨¢cil que se la discutan.
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