Un icono que no se presta
En 1998, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa public¨® una monograf¨ªa titulada Estudio sobre el estado de conservaci¨®n del Gernika de Picasso, en la que se recog¨ªan los trabajos cient¨ªfico-t¨¦cnicos llevados a cabo el a?o anterior por parte del equipo de conservadores y restauradores de la instituci¨®n para evaluar el estado material del cuadro en ese momento. Como era de esperar, puesto que saltaba a la vista, el dictamen estableci¨® la situaci¨®n lamentable en la que se hallaba el cuadro y desaconsejaba tajantemente su traslado, si bien, por razones obviamente pol¨ªticas, acompa?aba asombrosamente este consejo negativo con prolijas explicaciones acerca de c¨®mo deber¨ªa ser trasladado de llegar el caso. Estas explicaciones, como la necesidad de un embalaje especial, que se moviese verticalmente, que fuese trasladado por tierra y, por tanto, la necesidad de que los g¨¢libos sobrepasasen determinadas medidas, etc¨¦tera, la mayor parte de las cuales hac¨ªan en ese momento imposible su traslado, no eran, en efecto, sino un eufemismo para cubrirse las espaldas ante la demanda pol¨ªtica que se hab¨ªa producido un tiempo antes para que se trasladase el cuadro al ?Guggenheim de Bilbao? Dec¨ªa que esos estudios cient¨ªfico-t¨¦cnicos eran palpablemente innecesarios porque un cuadro de semejantes dimensiones que estuvo siendo movido durante 20 a?os por todo el mundo, mediante el horripilante procedimiento de ser enrollado y desenrollado cada vez, y cuando la atenci¨®n t¨¦cnica a la conservaci¨®n de los cuadros distaba mucho de ser la que hoy consideramos correcta, hab¨ªan convertido la tela en algo end¨¦micamente fr¨¢gil. Es obvioque la ¨²nica raz¨®n suficiente para que el Guernica fuera, en semejante situaci¨®n, trasladado era la de que volviese a sus leg¨ªtimos propietarios, el pueblo espa?ol.
Desde un punto de vista museol¨®gico, una obra como el Guernica no se presta nunca, aunque su estado de conservaci¨®n fuera aceptable. No se hace con las obras maestras que constituyen hitos en una colecci¨®n, porque mucha gente acude para contemplarlas donde est¨¢n, y m¨¢s a¨²n cuando poseen una significaci¨®n especial, sea hist¨®rica, simb¨®lica o social.
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