?Reconciliaci¨®n?
Impresiona una frase que, seg¨²n dicen, contiene el Plan de "Paz y Convivencia" con que el tripartito nos flagelar¨¢ tras la Semana Santa. Afirma que las v¨ªctimas deben escuchar "perd¨®n por los errores que todos hemos cometido". Esto de generalizar las responsabilidades es trampa. Cada bando que aguante su vela y a sus culpas se atenga, pero insinuar que "fue entre todos" escamotea la realidad. ?Ha habido "desafecci¨®n" (con respecto a quienes han sufrido la violencia) en toda la sociedad? Algo as¨ª ha pasado a lo largo de los a?os, pero con diferencia de grados y de intensidad. De nivel alto ha sido, y es, la desafecci¨®n en el nacionalismo vasco, tan alejado de las v¨ªctimas d¨¦cada tras d¨¦cada. No muy afecta ha sido la Iglesia vasca, para la que las persecuciones y humillaciones a los no nacionalistas resultaban de segundo orden, no comparables a los sufrimientos del Pueblo Vasco.
En estas cosas convendr¨ªa empezar atinando y evitar ese tono de telepredicadores provincianos convencidos de que las heridas que han causado -los terroristas, sus voceros, sus ac¨®litos; pero tambi¨¦n una comunidad nacionalista proclive a mirar hacia otro lado-, los destrozos personales y pol¨ªticos, se pueden cerrar con aluviones de buenas palabras, que parecen suponer que todos los vascos han contribuido -hemos- a hacerle la pascua a unos pocos. Pues no. Cada cual lleva lo suyo, pero "la distancia, el abandono y el desinter¨¦s" han venido sobre todo de la parte nacionalista de la sociedad vasca. Por eso sobra esa autoflagelaci¨®n general que se nos propone. Imaginemos que lo de la Paz y Convivencia va en serio y no es otra a?azaga para volver a enga?arnos y sacarnos al final el conejo de las autodeterminaciones y territorialidades (siempre hacen el mismo truco). El primer paso podr¨ªa consistir en que la principal representaci¨®n de la comunidad nacionalista, el tripartito, pidiese disculpas por sus ausencias mentales y su pasotismo ¨¦tico. Y asegurase el prop¨®sito de enmienda. En nombre del nacionalismo, no de "los vascos y las vascas". No ser¨ªa paso definitivo, pero s¨ª un paso, si quiere recuperar alguna vez la respetabilidad y la dimensi¨®n moral que se le reconoc¨ªa anta?o y que ha perdido a jirones durante estos a?os de soberbia pol¨ªtica e impunidades ideol¨®gicas.
Nada se har¨¢ en ese sentido, si todo sigue como siempre, habida cuenta del caracter¨ªstico inmovilismo nacionalista. As¨ª, la "educaci¨®n para la paz" que se propone, que parece tan necesaria para el nacionalismo, derivar¨¢ en un torrente de buenas intenciones dirigidas a todos. Como quiz¨¢s incorpore al discurso lo de los derechos de pueblo y la retah¨ªla habitual en la que, para m¨¢s inri, suelen desembocar estas cosas -poner en el mismo saco los derechos de las v¨ªctimas y los de quienes las han provocado- el asunto puede hartar a quienes han sufrido la violencia y el terror, para lavar las conciencias de quienes la han causado y la de quienes lo han visto con parsimonia y lejan¨ªa, como si no fuera con ellos.
S¨®lo con esquemas de este tenor, basados en la ley del embudo, cabe entender que, en medio de esta vor¨¢gine de angelicales prop¨®sitos, hayan querido introducir la idea de que es precisa la "reconciliaci¨®n" de los vascos. ?Pero esta gente en qu¨¦ mundo vive? Quiz¨¢s en alg¨²n imaginario para¨ªso de vascos incapaces de salir a la calle sin agradecer que les agredan, mientras sea por el Pueblo Vasco. Como el asunto no cuela, lo han dejado para otros tiempos, pero es retirada t¨¢ctica, no renuncia al desaguisado. Que tal idea est¨¦ en su cabeza se?ala el marasmo pol¨ªtico en que nos movemos, por no decir desfachatez.
?Reconciliaci¨®n? S¨®lo faltaba que ahora tuvi¨¦semos que llevarnos bien con los agresores y sus c¨®mplices. Convendr¨ªa que el Gobierno Nacionalista se dejara de reconciliaciones, que suenan a mojigater¨ªa conventual, y comprendiera que de lo que se trata es de que desaparezcan la violencia, el terror y las armas, as¨ª como los ventajismos pol¨ªticos. Los responsables de tanto fractura social y humana podr¨ªan pedir perd¨®n, resarcir a las v¨ªctimas y manifestar su voluntad de no reincidir. Si a cambio de esto hasta participan en la pol¨ªtica, incluso deber¨ªan agradecer alg¨²n olvido. Pero incluir reconciliaciones en esto suena a sarcasmo.
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